lunes, 3 de mayo de 2021

MIRADAS AL PASADO Y AL FUTURO


 

CUENTO ZEN "CRUZANDO EL RÍO"


Un anciano maestro zen y dos discípulos andaban en paz y silencio por un largo camino. Hacia el mediodía llegaron a un río y vieron a una chica muy guapa sentada tranquilamente con los pies puestos en el agua. La chica contemplaba receptiva y seductora a los tres caminantes.

Los dos discípulos empezaron a mostrarse nerviosos ante tanta belleza. Los dos quedaron embelesados por el atractivo radiante del cuerpo de la chica y por la brillantez de su mirada. Poco a poco se fueron acercando, dejando al maestro en un segundo plano.

Ella, con actitud seductora, les miró y les dijo:

-¿Quién de los dos podría ayudarme a cruzar el río?...

Los dos muchachos se miraron y dirigieron un gesto interrogando al maestro que observaba lo que estaba pasando. El maestro lanzó una mirada profunda a cada uno de ellos sin decir nada. Después de un largo y tenso minuto de dudas, uno de los discípulos avanzó, y cogiendo a la mujer en brazos, la ayudó a cruzar el río entre sonrisas, caricias y mucha complicidad.

Una vez llegaron al otro lado del río se dieron un beso tierno y se despidieron sin dejar de mirarse. El joven se dio media vuelta y continuó el camino con el otro discípulo y el maestro.

El discípulo que se había quedado junto al maestro no dejaba de lanzar interrogadoras miradas al silencioso e impasible anciano que solo observaba. Pasaban las horas mientras avanzaban silenciosos por las montañas y valles. El discípulo que no había cruzado el río junto a la muchacha, realmente lo estaba pasando muy mal. Pero no decía nada.

Por la noche, cuando llegaron a casa, sus movimientos delataban su estado interno: se quemaba con el fuego que encendía, se le caía el vaso de agua que sostenía entre sus manos, tropezaba con la raíz de un árbol del jardín... Su mirada siempre encontraba el rostro impasible y ecuánime del anciano, que lo observaba sin emitir juicio ni palabra.

Tres días después, la tensión llegó a ser tan dura, que el chico se dirigió hacia el maestro y le dijo con rabia:

-¿Por qué no le has dicho nada a mi hermano, que rompiendo las reglas de la sobriedad ha encendido el fuego del erotismo con aquella chica del río? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no le has dicho nada?! ¡¡Y no me digas que la respuesta está en mi interior porque ya no puedo escuchar ni ver nada con claridad!! ¡Necesito entender! Dame una respuesta, por favor.

El anciano, dedicándole una mirada integral de rigor y benevolencia, le respondió con serenidad y contundencia:

-Tu hermano ha tomada la mano de aquella mujer a un lado del río, y la ha soltado cuando ha llegado al otro lado. Tú has tomado la mano de aquella mujer a un lado del río, y aún no la has soltado.



Tomado de:
Sabiduría de los Maestros Orientales
“Cuentos, Frases y Pensamientos"
Janc Reiki Ho Ryu
Fotografía tomada de internet

sábado, 1 de mayo de 2021

DE LA VIDA NO QUIERO MUCHO


 

LA TENDENCIA HABITUAL DE INTENTAR CONSEGUIR ALGO


 

¿QUÉ ES IMPORTANTE?


Un monje de gran devoción e instruido, cruzaba una vez un río en barca cuando al pasar 
al lado de un pequeño islote, oyó una voz de un hombre que muy torpemente intentaba elevar unas plegarias. En su interior no pudo por menos que entristecerse. ¿Cómo era posible que alguien fuera capaz de entonar tan mal aquellos mantras? Tal vez aquel pobre hombre ignoraba que los mantras debían recitarse con la entonación adecuada, el ritmo y la musicalidad precisas, con la pronunciación perfecta. Decidió entonces ser generoso y desviándose de su rumbo se acercó al islote para instruir a aquel desdichado sobre la importancia de la correcta ejecución de los mantras. No en vano, se consideraba un gran especialista y aquellos mantras no tenían para él ningún secreto. Cuando arribó, pudo ver a un pobre andrajoso de aspecto sosegado cantando unos mantras con poco acierto. El monje, con serena paciencia, dedicó algunas horas a instruir minuciosamente a aquel individuo que a cada momento mostraba efusivas muestras de agradecimiento a su improvisado benefactor. Cuando entendió que por fin aquel sujeto sería capaz de recitar los mantras con cierta solvencia se despidió de él, no sin antes advertirle:

-Y recuerda, mi buen amigo, es talla potencia de estos mantras, que su correcta pronunciación permite que un hombre sea capaz de andar sobre las aguas.

Pero apenas había recorrido unos metros con la barca, cuando oyó la voz de aquel hombre recitar los mantras aún peor que antes.

-Qué desdicha -se dijo a sí mismo-, hay personas incapaces de aprender nada de nada.

-Eh, monje -escuchó decir a su espalda muy cerca de él.

Al volverse vio al pobre andrajoso que, caminado sobre las aguas, se acercaba a su barca y le preguntaba:

-Noble monje, he olvidado ya tus instrucciones sobre el modo correcto de recitar los mantras. ¿Serías tan amable de repetírmelo de nuevo?




Del libro:
Los 120 mejores cuentos
de las tradiciones espirituales de oriente
Recopilación de Ramiro Calle y Sebastián Vázquez
Fotografía tomada de internet

viernes, 30 de abril de 2021

TENER OJOS Y NO TENER MIEDO


 

NO ES DEMASIADO TARDE


Recuerdo aquella hermosa historia del pescador que salió temprano, por la mañana, 
para pescar, cuando aún estaba oscuro. Su pie tropezó con algo que parecía una bolsa, que probablemente había llegado arrastrada por la marea desde algún barco naufragado.

La recogió, la abrió y se dio cuenta de que contenía pequeñas piedras; las agarró y se entretuvo hasta el amanecer, arrojándolas lejos, en el mar, para ver si podía calcular, por el ruido que producían la distancia, a que había lanzado cada una. Pues bien, cuando comenzó a amanecer, miró dentro de la bolsa y vio allí tres piedras preciosas.

¡Dios!, había estado llena de piedras preciosas y él no se había dado cuenta. ¡Demasiado tarde!, demasiado tarde . . . ¡No era demasiado tarde! ¡Quedaban tres piedras todavía!

No era demasiado tarde, no era demasiado tarde..

Supongamos que a aquellos nativos "sentados" sobre aquellas minas de diamantes, muertos de hambre, con sus chicos desnutridos, dedicados a buscar comida, a mendigar, alguien les dijera:

-¡No vendan esa propiedad, hay en ella minas de diamantes! ¿Ven esto? ¡Es un diamante! Pueden venderlo, pueden obtener 100.000 dólares por esto...

Ellos dirían, seguramente:

- Eso no ser diamante; eso ser piedra.

En su mente eso es una piedra; se niegan a escuchar.

-¡No!, eso es una piedra.

Ésa es la actitud de las personas en todas partes: no quieren oír, no quieren escuchar. Tú les dices:

- La vida es extraordinaria, la vida es maravillosa; tú podrías disfrutarla; no tendrías ni un minuto de tensión, ni uno, ninguna presión, ninguna ansiedad. ¿Lo deseas?

-¡ No es posible! ¡ Nunca se ha logrado!

¡No puede lograrse! - será tu respuesta.

No hay ningún espíritu de búsqueda, de investigación, como ser:

-¡Tratemos de averiguar! Tratemos...

¡No, no, no! Esto no es lo que sucede.

En cambio, dices:

- No puede lograrse.

- No quiero oírte.

- Un sacerdote me ha dicho que no puede lograrse; mi psicólogo me dice que no puede lograrse.. ¡Usted viene a decir que puede lograrse! ¡Fuera!

-¡Mala suerte!

Pues bien, entonces, lo que ahora te planteo es si estás preparado para admitir que tu vida es un enredo. Luego - y esto es un poco más duro - sostengo que tú no quieres salir del enredo. Habla con cualquiera que merezca el nombre de "psicólogo" y lo confirmará: la última cosa que quiere un paciente es la cura; no quiere curarse, busca alivio. Eric Berne, uno de los grandes psiquiatras norteamericanos, lo expresa muy gráficamente. Imagina tú un paciente que está metido hasta sus narices en una letrina y pide ayuda. ¿Sabes lo que dice? :

-¿Podrían ayudarme a que la gente no haga olas?

-¿No quiere salir?

-¡Oh, no! ¡No, no! ¿Salir? ¡Por Dios! ¡No! ¡Sólo ayúdenme a que no hagan olas!

Eso es lo que él quiere. No quiere salir.

¿Quieres hacer una prueba contigo mismo? Te daré un par de minutos; podrás hacerla ahora mismo. Bien, aquí va:

- Supónte que pudieras ser inmensamente feliz, pero renunciando a obtener tu título profesional. ¿Estás preparado para cambiar ese título por felicidad? No conseguirás esa novia (o ese novio, según sea el caso). ¿Estás preparado para cambiarla (o cambiarlo) por felicidad? ¿,Sabes algo?: no alcanzarás el éxito. Fracasarás, y todos dirán: "¡Es un vagabundo!" Pero serás feliz , serás inmensamente feliz. ¿Estás preparado para cambiar la "buena opinión" de la gente con ese fin?

-¡Oh, no!

- Te daré tiempo para pensar en eso más adelante.



Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet

jueves, 29 de abril de 2021

SIEMPRE RÍE


Ocurrió que el Mulla Nasruddin estaba escuchando con mucha atención a un extraño que contaba una larga historia en un café. Pero el hombre hablaba de una manera tan confusa y enredó tanto el final, que el cuento ya no era chistoso y nadie se rió, excepto el Mulla. Pero el Mulla se rió con gran entusiasmo.

-Por qué te reíste, Nasruddin? -le pregunté más tarde cuando el forastero se había ido-.

-Siempre lo hago -me contestó Nasruddin-. Si no te ríes, corres el peligro de que te cuenten el mismo cuento otra vez.



FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 297

PARA LLEGAR A LA VERDAD ABSOLUTA


 

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