lunes, 8 de febrero de 2021

SI LA AUSENCIA TE HACE PERDER LA FELICIDAD


 

GRITAR PARA QUEDAR A SALVO... E INCÓLUME


Una vez llegó un profeta a una ciudad con el fin de convertir a sus habitantes. Al principio la gente le escuchaba cuando hablaba, pero poco a poco se fueron apartando, hasta que no hubo nadie que escuchara, las palabras del profeta.

Cierto día, un viajante le dijo al profeta: «¿Por qué sigues predicando? ¿No ves que tu misión es imposible?».

Y el profeta le respondió:

«Al principio tenía la esperanza de poder cambiarlos. Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 6 de febrero de 2021

CUESTIONA LA QUE ESTÁS CREYENDO


 

LA PERLA DEL SULTÁN


Un día estaba el sultán en su gabinete, rodeado de su corte. Sacó de un cofrecillo una perla preciosa y la puso en la mano de su visir preguntándole:

«¿Cuál es su valor?

—¡Cien bolsas de oro! respondió el visir.

—¡Aplástala! ordenó el sultán.

—¿Cómo me atrevería? dijo el visir. ¡Esta perla es el florón de tu tesoro!

—¡Me alegra tu respuesta!» dijo el sultán. Y le ofreció regalos y honores.

Un poco después, cuando se agotaron otros temas de conversación, el sultán dio esta misma perla a su chambelán diciéndole:

«¿Cuál es su valor a los ojos de aquéllos en los que habita el deseo?

—Esta perla vale la mitad de tu reino, dijo el chambelán. ¡Dios la proteja de todo peligro!

—¡Aplástala! ordenó el sultán.

—¡Oh, sultán! respondió el chambelán, eso sería una lástima.

Mira esta luz y esta belleza. ¡Aplastarla sería atentar contra el tesoro de mi sultán!».

El sultán quedó satisfecho de esta respuesta y lo colmó de regalos elogiando su sabiduría.

Después, varios beyes o emires sufrieron la misma prueba y, por imitación, todos dieron la misma respuesta para obtener el favor del sultán. Finalmente el sultán hizo la misma pregunta a Eyaz:

«¿Qué vale esta perla?

—¡Ciertamente, vale más de lo que se dice! respondió Eyaz.

—¡Aplástala!» ordenó el sultán.

Ahora bien, Eyaz, prevenido en sueños de esto, tenía dos piedras en el bolsillo. Tomó una y aplastó la perla sin vacilar.

El que pone su esperanza en la unión con el Amado no teme ser aplastado. El hombre piadoso vive en el temor por su suerte en el día del juicio. Pero el sabio no se inquieta. Sabe lo que ha sembrado y, por tanto, lo que va a cosechar.

Cuando Eyaz hubo aplastado la perla, los cortesanos dijeron:

«¡El que ha aplastado una perla tan luminosa sólo puede ser un blasfemo!

—¿Qué es más precioso, preguntó Eyaz, la orden del sultán o la perla? A vosotros os interesa la perla y no el sultán. A mí no me atraen las piedras, como sucede a los infieles. Sólo el sultán me preocupa. ¡El alma que está prisionera de una piedra coloreada ignora la orden del sultán!».

A estas palabras, los beyes, los emires, el chambelán y el visir inclinaron la cabeza lamentándose. El sultán hizo una seña al verdugo.

«¡Véngame de estos miserables! dijo, puesto que han preferido una piedra a mis órdenes.

—¡Oh, sultán! Tú eres aquél ante quien encuentran los generosos la fuente de su generosidad. Los más generosos se avergüenzan ante la munificencia de tus favores. La insolencia y la ignorancia de los blasfemos proviene de la abundancia inagotable de tu clemencia. En el momento del saqueo el pueblo vela para proteger sus bienes. Si el temor de perder sus bienes le impide dormir ¿cómo podría dormir sin el temor de perder la vida? El olvido nace de la inadvertencia y de la relajación. Déjales la vida pues han visto tu rostro y no soportarán ser apartados de él. Aunque la muerte es amarga no puede serlo tanto como la separación. Es agradable morir con la esperanza de reunirse contigo, pero es amargo vivir en los tormentos de la separación. En el infierno, los infieles se dicen: “¡No estaríamos tan tristes si él nos hubiese honrado con una sola mirada!”. Para que los envilecidos por la insolencia puedan ser lavados por el Éufrates de tu misericordia, ¡deja correr el río de tu perdón!».




150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

viernes, 5 de febrero de 2021

LO QUE PENSAMOS SOBRE LA REALIDAD


 

LA IMPERMANENCIA DE LOS CONSTRUCTOS MENTALES


SABEMOS QUE LOS PENSAMIENTOS pueden dictar la cualidad de tu 
experiencia. Cuando estamos enamorados, el mundo nos parece amistoso, brillante y maravilloso. Cuando tenemos el corazón partido, el mundo nos parece un lugar oscuro, frío y amenazante. En la mayoría de la gente, el sentido de la autoestima fluctúa entre los extremos positivo y negativo. La búsqueda de experiencias más positivas y la evitación de las negativas forma parte de la estrategia cotidiana de la mayoría de las vidas. Por desgracia, si nos aferramos a la visión positiva y huimos de la negativa, la atadura de la identificación errónea continúa, y la experiencia de la vida sigue estando limitada.

Esto puede ser difícil de aceptar, porque tendemos a aferrarnos a nuestros estados mentales positivos, a las sensaciones felices y a los momentos maravillosos. Si pudiéramos aferramos a ellos con éxito, ¿habría algo de malo en ello? Pero todos los estados mentales son intrínsecamente impermanentes, de modo que no podemos conseguir fijarlos. Todos los estados mentales y los sentimientos surgen, se despliegan y después desaparecen. La mayoría de la gente se pasa la mayor parte del día evitando esta verdad mediante alguna actividad mental. Esa actividad mental está fundamentalmente motivada por el deseo de recuperar sentimientos maravillosos del pasado, y por liberarse de los sentimientos desagradables que puedan surgir en el presente Cuando vemos claramente la verdad incesante y despiadada de la impermanencia de los cuerpos, las emociones, los pensamientos, los estados y las imágenes, tenemos la opción de aceptar que lo impermanente es impermanente. ¡Qué elección tan fácil! Ya es impermanente. De hecho, finalmente, reconocemos que toda la actividad para aferramos a lo que es intrínsecamente impermanente es fútil. Gracias a esta disposición de aceptar la verdad de la impermanencia, que comprende todas las ideas sobre quién eres, se produce en ti una profunda relajación.

Tu idea de quién eres a los cinco años es diferente de tu idea de quién eres a los quince, a los cincuenta o a los noventa. Una idea, por su propia naturaleza, es impermanente. Reconoce que cualquier idea de quién eres es impermanente. Cualquier cosa impermanente no tiene realidad intrínseca.

En este reconocimiento completo, toda actividad mental se detiene.

La actividad mental se alimenta a sí misma hasta crear una enorme complejidad de sufrimiento. En el núcleo de toda actividad mental está la búsqueda de una autodefinición, pero la mente busca en los lugares equivocados. Busca en los pensamientos. Busca en los objetos: adquirir un coche nuevo, conseguir un nuevo amante, un trabajo mejor, una casa más grande. Incluso busca en la espiritualidad, en la búsqueda del «yo» iluminado.

La actividad mental siempre se basa en rechazar algo o en aferrarse a algo.

Cualquier cosa que la mente desee o rechace es impermanente. Cuando la mente se rinde a la verdad de la impermanencia, esta actividad no tiene adonde ir, y la mente se aquieta. En ese punto la mente alcanza el océano de conciencia, y percibe que nunca estuvo separada de él. Reconoces que la permanencia de tu verdadera naturaleza implica la presencia continua de una conciencia que es exactamente igual cuando tienes cinco, quince, cincuenta o noventa años. La conciencia sutil e irradiadora es tu verdadera identidad. Cuando te das cuenta de quién eres, y sabes que todos tus intentos de conseguir algo mejor para poder ser alguien mejor son absurdos, sueltas una carcajada. Esta risa es una gran liberación. Proviene de tu actitud de esconderte de la verdad de ti mismo durante millones de eones. En ese instante se produce la maravillosa liberación, en la que te rindes finalmente a la verdad del ser.



Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

miércoles, 3 de febrero de 2021

REACCIONAS AL CONTENIDO PROYECTADO


 

LOS PENSAMIENTOS NO SON MUY REALES


Nuestras creencias, historias, ideas, miedos, esperanzas, deseos, proyecciones 
y heridas son solo pensamientos. Los pensamientos existen y por tanto tienen algo de realidad y algún efecto en la realidad, sin embargo no tienen en sí mucha realidad. Cuando nos limitamos, es porque estamos envueltos en nuestra historia mental. Interesantemente, de igual modo podemos limitarnos cuando nos sumergimos en una historia positiva, tal como, "Ganaré la lotería, encontraré un amante perfecto, viviré en una gran mansión y encontrare la luz." Si observa cuando surgen estas historias, notará que su consciencia y autoestima en ese momento en efecto se achican, usted se vuelve muy contraído y pequeño, lo cual refleja la poca verdad de sus pensamientos.

La contracción no es mala, solo es diferente a lo bueno, y no tan placentera. Las cosas imaginarias como sus miedos, proyecciones, deseos y sueños solo pueden presentarse cuando su consciencia se contrae.

Nuestra consciencia debe contraerse para tener cabida en esa pequeña realidad de nuestra experiencia imaginaria. El antídoto no es eliminar los pensamientos y fantasías (no podemos), sino verlos por lo que son en realidad: pequeñas verdades. Una pequeña verdad no es mala ni peor que una gran verdad, igual que una caja de zapatos no es peor que un garaje—solo más pequeña. Lo bueno es poder diferenciar entre una y otra, ¡para no intentar guardar un carro en una caja de zapatos ni construir un garaje para almacenar un par de zapatos! Al discriminar el tamaño, usted reconoce de modo natural el uso apropiado. Los pensamientos son útiles cuando se refieren a algo real, pero por sí solos, los pensamientos—en especial los miedos—tienen poca utilidad. Un enfoque exclusivo en sus miedos y deseos usualmente no cumple un propósito en realidad.

En cada momento, más que nuestros pensamientos sobre el futuro o el pasado, nuestros miedos, dudas, creencias, sueños, deseos, juicios y opiniones, suceden otras cosas. La verdad mayor es que aquí y ahora, en su verdadera naturaleza puede encontrar la experiencia de amor, alegría y paz. ¿Por qué dejar a un lado lo real y verdadero? No tiene que deshacerse de sus miedos, deseos, juicios u otros pensamientos, pero ¿por qué darles más importancia de la que tienen en realidad? ¿Qué tal si en realidad son muy pequeños, y su fortaleza, sabiduría, alegría, amor y consciencia carecen de límites? Cuando pone en perspectiva sus miedos y demás pensamientos, pierden la capacidad de hacerle sufrir, aun si vuelven a surgir en su mente.



Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet
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