martes, 19 de enero de 2021

22.LA REPUTACIÓN.


La gente depende de la opinión de los demás, de la apreciación de su imagen, 
de su fama buena o mala, de su prestigio en la escala social.

Este prejuicio y sus abundantes sinónimos y equivalencias alcanzan al honor y al valor.

En la antigua Grecia se ignoraba a los cobardes. En Esparta un juicio negativo podía condenar al ostracismo, a ser ignorados, a no hablarle. Se significaban porque tenían que dejarse la barba larga y toda su familia se avergonzaba. Las hijas no encontraban marido y hasta se les podía pegar. Muchos se suicidaban.

En cuanto a los soldados, las mujeres decían que habrían de volver de la guerra o con el escudo, como vencedores o sobre él como muertos. Esta idea del honor hidalgo, se ha desarrollado en las épocas feudales donde todos los parientes conformaban un solo clan del que dependía la supervivencia del grupo y cualquier traición o cobardía podía traer consecuencias para la vida y el honor de todos. Así el deshonor en el Japón hasta mediados del siglo veinte en que el Emperador lo prohibió tras perder la guerra, sólo podía salvarse por el SEPUKU, el suicidio ritual.

Muchos países africanos y asiáticos conservan este tipo de creencias mágicas sobre el castigo por la ruptura de reglas intocables, tabú, que se pagan con la muerte por autosugestión VUDÚ. Saben que tienen que morir y mueren sin que nadie conozca su falta. En nuestras sociedades occidentales ha cumplido esa función represora el miedo a la condenación eterna de carácter igualmente mágico y medieval.



Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet

lunes, 18 de enero de 2021

EL BAILE DE LA VIDA


 

NADA FRACASA TANTO COMO EL ÉXITO


Se dice de Alejandro Magno que el día que se convirtió en conquistador del mundo cerró las puertas de su habitación y se puso a sollozar. 

Sus generales estaban muy molestos. ¿Qué había sucedido? Nunca habían visto a Alejandro llorar. No era esa clase de hombre, era un gran guerrero. Lo habían visto en tremendas dificultades, en situaciones en que su vida corría grave peligro, en que la muerte era inminente, y no habían visto salir de sus ojos ni una sola lágrima. Nunca lo habían visto en un momento de desesperanza. ¿Qué le estaba ocurriendo ahora, ahora que tenía éxito, ahora que era el conquistador del mundo? 

Golpearon a su puerta, entraron y le preguntaron: ¿Qué le sucede? ¿Por qué llora como un niño? Y él respondió: Ahora que he tenido éxito, sé que todo ha sido un fracaso. Ahora sé que estoy parado exactamente en el mismo lugar donde estaba antes de comenzar con estas tonterías de conquistar el mundo. Y esto me ha quedado claro ahora que no hay otro mundo que conquistar. Ya no hay ningún otro mundo que conquistar, no hay nada más que hacer, y de repente me siento abandonado a mi suerte. 



FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 173

domingo, 17 de enero de 2021

ABRIR O CERRAR


 

OPOSICIÓN


A un individuo dotado de auténtico espíritu emprendedor, pero al que desalentaban las 
frecuentes críticas que se le hacían, le dijo el Maestro: Escucha las palabras del crítico, que te revelarán lo que tus amigos tratan de ocultarte. Y añadió: Pero no te dejes abrumar por lo que el crítico diga. Nunca se ha erigido una estatua en homenaje a un crítico. Las estatuas son para los criticados.



Anthony de Mello 
Fotografía tomada del internet

sábado, 16 de enero de 2021

COMUNICACIÓN DIGITAL


 

LAS MISERIAS DEL HOMBRE


 

HACIA UN ORDEN DE REALIDAD DIFERENTE


No estoy de acuerdo en que el cuerpo tiene que morir. Estoy convencido de que podemos lograr la inmortalidad física. Creemos en la muerte y por eso el cuerpo muere. 

Eckhart Tolle:
El cuerpo no muere porque usted cree en la muerte. El cuerpo existe, o parece existir, porque usted cree en la muerte. El cuerpo y la muerte son parte de la misma ilusión, creada por el modo de conciencia egotista, que no tiene conciencia de la Fuente de la vida y se ve a sí mismo como separado y bajo una constante amenaza. Así pues, crea la ilusión de que usted es un cuerpo, un denso vehículo físico que está constantemente bajo amenaza. 

Percibirse a sí mismo como un cuerpo vulnerable que nació y un poco más tarde muere, es una ilusión. Cuerpo y muerte: una ilusión. Usted no puede tener uno sin la otra. Usted quiere conservar una cara de la ilusión y librarse de la otra, pero eso es imposible. O lo conserva todo o renuncia a todo. 

Sin embargo, no puede escapar del cuerpo, ni tiene que hacerlo. El cuerpo es una increíble percepción falsa de su verdadera naturaleza. Pero su verdadera naturaleza está escondida en alguna parte dentro de esa ilusión, no fuera de ella, así que el cuerpo es todavía el único punto de acceso a ella. 

Si usted viera un ángel, pero lo confundiera con una estatua de piedra, todo lo que tendría que hacer sería ajustar su visión y mirar más de cerca la "estatua de piedra", no empezar a mirar a otra parte. Entonces descubriría que nunca hubo una estatua de piedra.



Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet

viernes, 15 de enero de 2021

HUIR DEL PRESENTE

 


LA VIDA ES UNA BÚSQUEDA CONSTANTE


La vida es una búsqueda, una búsqueda constante, una búsqueda desesperada y desesperanzada... una búsqueda de algo que no sabemos qué es. Hay un deseo profundo de buscar pero uno no sabe qué busca. 

Y hay un estado mental en que nada que obtengas te aportará satisfacción. La frustración parece ser el destino de la humanidad, pues todo lo que obtienes pierde sentido en el momento mismo en que lo obtienes. Entonces comienzas a buscar otra vez. 

La búsqueda sigue, ya sea que obtengas algo o no. Parece no importar lo que obtengas o no obtengas, la búsqueda sigue de todas maneras. Los pobres están buscando, los ricos están buscando, los enfermos están buscando, los sanos están buscando, los poderosos están buscando, los indefensos están buscando, los estúpidos están buscando, los sabios están buscando, y nadie sabe exactamente qué. 

Hay que entender esta búsqueda, qué es y por qué ocurre. Parece haber una brecha en el ser humano, en la mente humana, en la estructura misma de la conciencia humana parece haber un hueco, un hueco negro. Sigues arrojando cosas al hueco y siguen desapareciendo. Nada parece llenarlo, nada parece contribuir a la satisfacción. Es una búsqueda afiebrada. Lo buscas en este mundo, lo buscas en el otro mundo; a veces lo buscas en el dinero, en el poder, en el prestigio y a veces lo buscas en Dios, en la dicha, en el amor, en la meditación, en la oración, pero la búsqueda continúa. El ser humano parece haber contraído la enfermedad de la búsqueda. 

La búsqueda no te permite estar aquí y ahora porque siempre te conduce a otro lugar. La búsqueda es una proyección, es un deseo: que lo que necesitas está en otro lugar; que existe, pero existe en otra parte y no donde tú estás. Ciertamente existe, pero no en este momento en el tiempo; no ahora, sino en otro lugar. Existe allá y, entonces, nunca aquí ni ahora. Sigue importunándote, sigue arrastrándote, empujándote, sigue arrojándote a una locura cada vez mayor. Te vuelve loco y nunca se satisface. 

Alguna vez has intentado averiguar qué es lo que estás buscando?. No lo has definido. Hay algo que sí sabes: que tienes que buscar. Es una necesidad profunda pero no sabes lo que estás buscando. 

Pero, a menos que sepas lo que buscas, ¿cómo puedes encontrarlo? Es algo difuso, crees que es el dinero, el poder, el prestigio, la respetabilidad. Pero cuando ves personas respetables, personas poderosas, ellas también están buscando y cuando ves personas enormemente ricas, ellas también están buscando. Buscan hasta el final de la vida. El dinero no ayuda, el poder no ayuda. La búsqueda continúa a pesar de lo que tienes. 

La búsqueda tiene que ser por otra cosa. Esos nombres, esas etiquetas -dinero, poder, prestigio- sólo sirven para satisfacer tu mente. Sirven sólo para darte la sensación de que estás buscando algo. Ese algo es indefinido, es una sensación muy difusa. 

La primera cosa que debe hacer el que realmente busca, aquél que se ha vuelto un poco más alerta, más consciente, es definir la búsqueda, formular un concepto claro de lo que es. Inmediatamente comienza a producirse una transformación. Si comienzas a definir tu búsqueda, comienzas a perder tu interés en la búsqueda. Mientras más definida, menos presente. Una vez que se sabe claramente qué es, de repente desaparece. Existe sólo cuando no estás alerta. La búsqueda existe sólo cuando estás adormecido. la búsqueda existe sólo cuando no estás consciente; la búsqueda existe sólo en tu ausencia de conciencia. La ausencia de conciencia genera la búsqueda. 

Todos nuestros sentidos son extravertidos. Los ojos se abren hacia afuera, la manos se mueven y se extienden hacia afuera, las piernas se mueven para afuera, los oídos escuchan los ruidos y sonidos de. afuera. Todo lo que tienes a tu disposición se abre hacia afuera; todos los cinco sentidos se mueven de manera extravertida. Comienzas a buscar allí donde ves, sientes, tocas, la luz de los sentidos se irradia afuera ¡y el que busca está adentro! 

Hay que comprender esta dicotomía. El que busca está adentro; pero, puesto que la luz está afuera, el que busca avanza con un propósito, intentando encontrar algo satisfactorio afuera. Eso no va a ocurrir nunca. No ha ocurrido nunca. A menos que llegues a conocer quién eres, toda tu búsqueda es infructuosa porque no conoces al que busca. 

Lo que estabas buscando en algún lugar exterior siempre ha estado en ti, en tu interior. Estabas buscando en la dirección errada, es todo. 




FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 168
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