domingo, 20 de septiembre de 2020

EL REINO DE DIOS


 

TOLERANCIA


El aliento ártico enrosca las montañas,
Haciendo castañetear los huesos del bosque.
Las gotas se aferran de las ramas:
Adornos enjoyados arrojados a la tierra.

Los árboles pierden sus hojas en invierno. Algunos árboles pueden incluso caer durante las tormentas, pero la mayoría resiste pacientemente y aguanta su suerte.

Soportan la lluvia, la nieve, el viento y el frío. Resisten sin preocuparse el adorno de gotas de lluvia como glicerina, trémulos carámbanos de hielo, o coronas de nieve. No les importa cuando tal lustroso esplendor es estrellado contra el suelo. Resisten y esperan, el poder de su crecimiento aparentemente dormido. Pero por dentro, un florecimiento se construye imperceptiblemente.

Suya es la tolerancia de ser fieles a su naturaleza interna. Es con ese poder que resisten tanto las vicisitudes como los adornos de la vida, porque ni la mala fortuna ni la buena suerte alterarán lo que son. Nosotros deberíamos ser del mismo modo. Puede que tengamos una gran fortuna o mala suerte, pero deberíamos cargar con ambas pacientemente. Sin importar qué suceda, siempre debemos ser fieles a nuestro yo interior.


Extracto del libro:
365 Meditaciones Tao
Fotografía tomada de internet

sábado, 19 de septiembre de 2020

PREPARÁNDONOS PARA VIVIR

 


TODO LO QUE HEMOS BUSCADO


 

EL ESCOZOR DEL DERVICHE.


Estaba pacíficamente sentado un derviche a la orilla de un río cuando un transeúnte que pasó por allí, al ver la parte posterior de su cuello desnudo, no pudo resistir la tentación de darle un sonoro golpe. Y quedó encantado del sonido que su golpe había producido en el cuello del derviche, pero éste se dolía del escozor y se levantó para devolverle el golpe. 

«Espera un momento», dijo el agresor. «Puedes devolverme el golpe si quieres, pero responde primero a la pregunta que quiero hacerte: ¿Qué es lo que ha producido el ruido: mi mano o tu cuello? 

Y replicó el derviche: «Respóndete tú mismo. A mí, el dolor no me permite teorizar. Tú puedes hacerlo porque no sientes lo mismo que yo». 

Cuando se experimenta lo divino, se reducen considerablemente las ganas de teorizar. 




Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
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