martes, 15 de septiembre de 2020
TOMÁS DE AQUINO DEJA DE ESCRIBIR
Cuentan las crónicas que Tomás de Aquino, uno de los teólogos más portentosos de la historia, hacia el final de su vida dejó de Pronto de escribir. Cuando su secretario se le quejaba de que su obra estaba sin concluir, Tomás le replicó: «Hermano Reginaldo, hace unos meses, celebrando la liturgia, experimenté algo de lo Divino. Aquel día perdí todas las ganas que tenía de escribir. En realidad, todo lo que he escrito acerca de Dios me parece ahora como si no fuera más que paja».
¿Cómo puede ser de otra manera cuando el intelectual se hace místico?
Cuando el místico bajó de la montaña se le acercó. el ateo, el cual le dijo con aire sarcástico:
«¿Qué nos has traído del jardín de las delicias en el que has estado?».
Y el místico 'le respondió: «En realidad tuve intención de llenar mi faldón de flores para, a mi regreso, regalar algunas de ellas a mis amigos. Pero estando allí, de tal forma me embriagó la fragancia del jardín que hasta me olvidé del faldón».
Los Maestros de Zen lo expresan más concisamente: «El que sabe no habla. El que habla no sabe».
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
lunes, 14 de septiembre de 2020
¿TODAVÍA TIENES ESO EN MENTE?
Una mañana, una monja budista acudió a visitar al Maestro chan Chao Chou y le preguntó cuál era el significado del «misterio más profundo de todos los misterios». Chao Chou le dio un pellizco como respuesta, la monja se indignó mucho ante este descarado comportamiento.
-¿Todavía tienes eso en mente?-exclamó.
-No -clamó el Maestro-. ¡Eres tú quien todavía tienes eso en mente!
Comentario: «El misterio más profundo de todos los misterios» constituye el principio más importante y elevado de todas las enseñanzas. Es la esencia del logro de la naturaleza del verdadero yo. A través de su pellizco, Chao Chou impulsó a la monja a comprender el hecho de que el misterio más profundo para ella era su propia naturaleza, su cuerpo, su ser. Al decir «todavía tienes eso en mente», demostró su error de dividir a las personas en hombres y mujeres, así como otras cosas en dos mitades opuestas. Alguien que hubiera alcanzado la plena realización no podría haber tenido ningún concepto opuesto de dualidad en su mente. Así pues, la mente iluminada no hace ninguna discriminación entre hombre y mujer. Chao Chou demostró la imposibilidad de alcanzar el misterio cuando se mantienen en la mente dos partes opuestas de la dualidad. Los maestros chan del pasado eran aficionados a decir: «Una mente pura producirá una tierra pura.»
Quienes buscan desde dentro alcanzan instantáneamente la compresión del «misterio más profundo de todos los misterios».
Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet
domingo, 13 de septiembre de 2020
¿POR QUÉ ESTOY SIEMPRE FANTASEANDO SOBRE EL FUTURO?
Pregunta 15:
¿Por qué estoy siempre fantaseando sobre el futuro?
Osho:
Todo el mundo lo hace. La mente humana como tal es una facultad para la fantasía. A menos que llegues más allá de la mente, seguirás fantaseando. La mente no puede existir en el presente; sólo puede existir en el pasado o en el futuro. No puede existir en el presente. Estar en el presente significa estar sin mente.
Inténtalo. Si se da un momento de silencio en el que no cruza ningún pensamiento por tu ser, por tu consciencia —cuando la pantalla de la consciencia está completamente nítida—, de repente estás en el presente. Ése es el momento, el momento real, el momento de la realidad, de la verdad. Entonces no hay ni pasado ni futuro.
El tiempo se suele dividir en estos tres tiempos verbales: pasado, presente y futuro. Esta división es errónea, carece de base científica, porque el presente no forma parte del tiempo. Sólo forman parte del tiempo el pasado y el futuro. El presente va más allá del tiempo; es la eternidad.
El pasado y el futuro sí forman parte del tiempo. El pasado es lo que ya no es, y el futuro lo que aún no es. Los dos son no existenciales. El presente es aquello que es. Lo existencial no puede formar parte de lo no existencial. Nunca coinciden, nunca se entrecruzan.
Y el tiempo es la mente; el pasado acumulado: en eso consiste tu mente.
¿Qué es tu mente? Analízala, indaga en ella. ¿Qué es? Simplemente la acumulación de tus experiencias pasadas. Tu mente es como un manto, como un paraguas que protege tu pasado, nada más. Si poco a poco vas sacando tu pasado de ese envoltorio, el envoltorio desaparecerá.
Si el pasado es la única realidad para la mente, ¿qué puede hacer esa mente? Una posibilidad consiste en darle vueltas y más vueltas al pasado. Eso es lo que llamamos recuerdos, nostalgia. Retrocedes sin cesar, una y otra vez, a los momentos pasados, a los momentos bonitos, felices. Son muy escasos, pero te aferras a ellos. Evitas los momentos feos, tristes.
Pero no lo puedes hacer continuamente, porque es inútil; esa actividad no parece tener sentido. Por eso la mente crea una actividad «significativa»; en eso consiste fantasear sobre el futuro.
La mente te dice: «Sí, el pasado era bueno, pero se acabó; ya no puedes hacer nada. Pero sí puedes hacer algo con el futuro porque aún no ha llegado». Por eso eliges de tus experiencias pasadas las que te gustaría repetir, y te olvidas de las tristes, las dolorosas, las que no quieres repetir en el futuro. Fantasear con el futuro no es sino modificar el pasado, un pasado más adornado, más agradable, menos doloroso, más placentero. Así funciona tu mente, y así te pierdes la realidad.
La meditación sencillamente supone unos momentos en los que no funcionas con la mente, unos momentos en los que te escapas de esa mente. Te introduces en la realidad, en lo que es. Esos momentos existenciales producen tal éxtasis que en cuanto los pruebas dejas de fantasear.
Seguirás fantaseando a menos que empieces a probar la meditación. A menos que te alimentes de la meditación, seguirás pasando hambre y anhelando la comida del futuro. Y sabes que el futuro no te va a traer ese alimento, porque hoy era el futuro hace un día. Ayer, hoy era el futuro, y estabas fantaseando sobre él. Ahora está aquí. ¿Qué ocurre? ¿Eres feliz? Ayer también era el futuro en cierto momento. El pasado era un cierto momento parte del futuro, y se ha ido, como también se irá el futuro. Te estás engañando con tanto fantasear.
Intenta ser más consciente y llevar tu consciencia a los hechos de la existencia. Mira esa flor concreta, no pienses en ella. Escucha esta palabra que estoy pronunciando ahora, no la palabra que voy a pronunciar. Fíjate en el aquí y el ahora. Si lo aplazas incluso un segundo, te lo perderás todo, y entonces se convertirá en una costumbre, en un hábito arraigado. Mañana también te lo perderás, y pasado mañana, porque tú seguirás igual. No sólo eso; la costumbre de fantasear se fortalecerá.
Bibliografía:
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
sábado, 12 de septiembre de 2020
RESTABLECER LA COMUNICACIÓN
El objetivo de la escucha profunda y de las palabras amables consiste en restablecer la comunicación porque, una vez que esta se ha visto recompuesta, todo es posible, incluida la paz y la reconciliación.
He visto a muchas parejas servirse provechosamente de la escucha profunda y las palabras amables para solucionar sus problemas o sanar una relación rota. Gracias a esta práctica, han sido muchos los padres e hijos, las madres e hijas y las esposas y esposos que han podido restaurar la paz y la felicidad de sus familias. La escucha profunda y compasiva y las palabras amables posibilitan la reconciliación, algo de lo que también pueden aprovecharse los líderes de los países.
Todos podemos reconocer que, cuando aparece una situación problemática, no somos los únicos que sufrimos. La otra persona que se halla en la misma situación que nosotros también sufre y somos parcialmente responsables de su sufrimiento. Cuando entendemos esto, podemos mirar al otro con los ojos de la compasión y permitir que aflore la comprensión cuya llegada cambia la situación y posibilita la comunicación.
Todo proceso real de paz debe comenzar en nuestro interior, en el seno de nuestro grupo o con nuestra propia gente. No debemos seguir culpando a los demás por no practicar la paz. Nosotros somos quienes tenemos que empezar practicando la paz para ayudar a que la otra parte haga también lo mismo.
Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet
viernes, 11 de septiembre de 2020
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