jueves, 2 de julio de 2020

LA UNIDAD DEL MOVIMIENTO Y DE LA INMOVILIDAD


Siendo todavía joven, el Maestro chan Yin Feng estaba muy versado en muchas de las grandes enseñanzas budistas, ya que su instructor había sido el famoso Maestro Ma Tsu. 

Un día, cuando empujaba el carro, Yin Feng fue obligado a detenerse por su Maestro, que estaba sentado en el camino atravesándolo con la pierna estirada. Yin Feng le pidió que retirase la pierna para que pudiera pasar el carro. En lugar de hacerlo, Ma Tsu estiró todo su cuerpo a lo largo del camino diciendo:

-Sólo puedo estirarme, nunca encogerme. 

Yin Feng tampoco quería dar su brazo a torcer, así que dijo: 

-En lo que a mí respecta, sólo puedo avanzar pero nunca retroceder. 

Diciendo esto, empujó su carro por encima de la barrera que formaba Ma Tsu y le hirió gravemente el pie. 

En cuanto el Maestro herido alcanzó el monasterio, tomó un hacha y gritó: 

-¿Quién ha sido el idiota que me ha herido en el camino? ¡Que salga! 

Yin Feng apareció ante el Maestro y puso su cuello bajo el hacha. El resultado fue que Ma Tsu bajó el hacha. 

Comentario: Cuando en la vida cotidiana la gente dice que cierto objeto está en movimiento y otro está inmovil, se debe a la acción de su propia mente. En realidad, todos los fenómenos son creados por nuestra mente, pero los fenómenos en sí no distinguen entre estar en movimiento o estar inmóviles. El chan enseña a las personas a limpiar de su mente cualquier concepto opuesto para obtener la armonía perfecta y la Iluminación. El dicho «sólo puedo estirarme, nunca encogerme» significa «siempre estoy inmóvil y nunca en movimiento». 

Para equilibrar esto, Yin Feng expresó su concepción opuesta: «Estoy en movimiento y nunca inmóvil.» A primera vista las cosas son así. Pero en realidad el Maestro, a costa de su propio pie, probó a su discípulo para ver si era capaz de saltar por encima de la doctrina del movimiento y de la inmovilidad, actuando espontáneamente por sí mismo. Éste necesitó pasar y lo hizo sin respetar al célebre Maestro. Quienes buscan la Verdad con su mente no necesitan modelos ni ídolos. 


Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

miércoles, 1 de julio de 2020

NO ESPERES QUE NADIE LLAME A TU PUERTA



SUBSISTENCIA


Un hombre piadoso había oído a alguien referir estas palabras del profeta: 

«La subsistencia del alma viene a vosotros de parte de Dios. Lo queráis o no, acaba por encontraros, pues está enamorada de vosotros». 

Decidido a experimentar la cosa, nuestro hombre trepó a las montañas y, allí, se dijo: 

«Veamos si mi subsistencia viene a buscarme aquí, a este lugar aislado». 

Y, con esto, se durmió. Pues bien, una caravana que se había extraviado, vino a pasar por aquel lugar. Al ver a un hombre dormido así en pleno desierto, los viajeros se dijeron: 

«¿Qué hace este hombre en plena montaña, lejos de la ciudad y fuera de cualquier camino? ¿Está muerto o vivo? ¿No tiene nada que temer de los animales salvajes?». 

Se pusieron a sacudirlo, pero él, deseoso de llevar la experiencia hasta su término, nada decía. Permanecía como inerte, con los ojos cerrados. Los viajeros se dijeron: 

«¡Pobre hombre! ¡Está casi muerto de hambre!». 

Y trajeron pan y alimento. Preocupado por su experiencia, el hombre se mantuvo quieto y no separó los dientes. La gente, entonces, redobló su piedad por él: 

«¡Dios mío! ¡Va a morir, eso es seguro! Vamos a buscar un cuchillo». 

Le introdujeron un cuchillo entre los dientes y consiguieron así separar sus mandíbulas. Le hicieron tragar de este modo un tazón de sopa y unos trozos de pan. 

El hombre se dijo entonces: 

«¡Ya está! ¡Has comprendido el secreto!». 

Y su corazón se decía: 

«Es Dios quien procura la subsistencia del cuerpo y del alma. Que esto te sirva de prueba. Esta subsistencia viene al encuentro de los que pacientemente la esperan». 




150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

martes, 30 de junio de 2020

RESPETADOS COMO REYES


LA CAUSA DEL SUFRIMIENTO


Estar vivo en forma humana muchas veces es considerado una experiencia difícil. Luchamos y sufrimos y rara vez nos sentimos bien con el mundo y con nosotros mismos. ¿Qué es esta sensación de dificultad? ¿Qué causa esta sensación de dificultad y dolor? ¿Cuál es la fuente de nuestro sufrimiento? ¿Qué significa sufrir?

Cada momento está lleno de una sinfonía de sensaciones, pensamientos y sentimientos. Tome un momento y note todo lo que sucede ahora mismo: sonidos, sensaciones visuales, táctiles, olores, sensaciones internas, pensamientos, sentimientos, presión, deseos y añoranzas. Es imposible reunir una lista de todo lo que experimenta en cada momento porque son tantas cosas. Y todo ello cambia constantemente, convirtiéndose en una nueva serie de sensaciones, pensamientos y sentimientos.

Las emociones crudas y pensamientos que surgen al azar en cada instante, frecuentemente están acompañadas por una reacción interna ante lo vivido. La mayor parte del tiempo, estamos ocupados internamente intentando rechazar o controlar la experiencia del momento.

Esta actividad interna requiere mucho esfuerzo e involucra una lucha contra algo que experimentamos, ya sea de modo externo o interno.

Este esfuerzo interno es la fuente verdadera de todo nuestro dolor y sufrimiento.

Esta es una buena noticia, ya que significa que ninguna experiencia o sensación por sí sola puede causarnos sufrimiento. Tenemos que resistirla o luchar contra ella para que se torne dolorosa. Si simplemente nos permitimos estar realmente conscientes de la experiencia o de la sensación que experimentamos sin luchar contra ella, el sufrimiento y dolor desaparecen.




Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet

lunes, 29 de junio de 2020

CICLOS DE ÉXITO Y DE FRACASO


¿ES QUE NO HA NADA MÁS?


Pregunta 11:
¿Es que no hay nada más?
La vida me parece vacía, sin sentido. No dejo de pensar que tiene que haber algo más. Quiero que haya algo más.

Hay mucho más, infinitamente más, pero tu deseo erige una barrera para que no lo consigas. El deseo es como un muro que te rodea; la ausencia de deseo te abre una puerta.

Ésta es una de las leyes más paradójicas de la vida, pero también una de las más fundamentales: desea algo y lo perderás; no lo desees y lo obtendrás.

Dice Jesucristo: «Busca y hallarás», Buda dice: «No busques, porque no encontrarás». Dice Jesucristo: «Pide y se te concederá». Dice Buda: «No pidas, porque así no te será concedido». Jesucristo dice: «Llama a las puertas, y se te abrirán». Buda dice: «Espera… observa…». Las puertas no están cerradas. Si llamas, el hecho mismo de llamar demuestra que estás llamando a otro sitio —a una pared—, porque las puertas están siempre abiertas.

Jesucristo fue un iluminado, como Buda, ni más ni menos iluminado. Entonces ¿por qué esa diferencia? La diferencia se centra en las personas a las que se dirigía Jesucristo. Se dirigía a personas que no estaban iniciadas, que no estaban iniciadas en los misterios de la vida. Buda se dirige a un grupo de personas completamente distintas, los iniciados, los expertos, quienes pueden comprender lo paradójico. Lo paradójico significa lo misterioso.

Dices: «Mi vida parece vacía, sin sentido…». Te parece tan vacía y absurda porque siempre ansias más y más. Olvídate de esas ansias, y sufrirás una transformación radical. En cuanto dejas de pedir más, desaparece ese vacío. El vacío es un derivado de pedir más y más, una sombra que persigue al deseo de querer más. Deja que desaparezca el deseo y mira hacia atrás: la sombra ya no está ahí.

En eso consiste la mente, en un continuo pedir más y más. No importa que tengas esto o lo otro; la mente pedirá más. Y porque no para de pedir más te sientes vacío, como si estuvieras perdiéndote muchas cosas. Y debes comprender lo siguiente: que el vacío surge porque pides más y más. El vacío no existe, es mentira, pero te parecerá muy real cuando te quedes atrapado en la red del deseo.

Has de comprender que el deseo es la causa de tu vacío. Observa esos deseos, y al observarlos desaparecerán, y el vacío con ello. Entonces te invadirá una profunda satisfacción. Te sientes tan pleno que te desbordas. Tienes tanto que empiezas a compartir, empiezas a dar, a dar por el puro placer de dar, sin ninguna otra razón. Te conviertes en una especie de nube henchida de lluvia: el agua tiene que caer en alguna parte. Caerá incluso sobre las piedras en las que no puede crecer nada; caerá aquí y allá. La nube no va a preguntar si tiene que caer en este sitio o en el otro. Estará tan cargada de lluvia que descargará el agua donde sea.

Cuando desaparece el deseo, tu dicha es tan plena, te sientes tan contento, tan pleno de plenitud, que empiezas a compartir. Sucede porque sí. Y entonces la vida empieza a tener sentido, empieza a tener significado. Entonces surgen la poesía, la belleza, la gracia. Entonces surgen la música, la armonía… Tu vida se convierte en una danza.

Como el vacío y el sinsentido es algo que tú has hecho por ti mismo, también puedes deshacerlo. Dices: «No dejo de pensar que tiene que haber algo más». Eso es lo que crea el problema. Y yo no digo que no haya nada más; desde luego que lo hay, mucho más de lo que te imaginas. Yo lo he visto, lo he oído, lo he experimentado… ¡Hay mucho más, infinitamente mucho más! Pero nunca te pondrás en contacto con ello si tu deseo continúa. El deseo es un muro; el no deseo es un puente. La dicha es un estado de no deseo; el sufrimiento es un estado de deseo.

Dices: «Quiero que haya algo más». Cuanto más quieras más perderás. Tú puedes elegir. Si quieres seguir sufriendo, desea más y más y te perderás más y más. Recuerda que lo eliges tú, que tú eres el responsable. Nadie te obliga. Si realmente quieres ver lo que es, no te preocupes por el futuro, no ansíes algo más. Fíjate únicamente en lo que es.

La mente pide, desea, exige constantemente y crea frustraciones porque vive de expectativas. El mundo entero padece una sensación de sinsentido, por la razón de que el ser humano pide más de lo que ha pedido nunca. Por primera vez el ser humano desea más de lo que ha deseado jamás. La ciencia le ha dado tanta esperanza, lo ha apoyado tanto para que deseara más… A principios del siglo XX reinaba un gran optimismo porque la ciencia estaba abriendo nuevas puertas y todos pensaban: «Ha llegado la era dorada; está a la vuelta de la esquina. Lo hemos conseguido. Nuestros ojos verán el paraíso sobre la tierra». Y naturalmente todo el mundo empezó a desear más y más.

El paraíso no ha descendido a la tierra. Por el contrario, la tierra se ha convertido en un infierno. La ciencia desató vuestros deseos, fomentó vuestros deseos. Fomentó las esperanzas de cumplir esos deseos, con el resultado de que el mundo entero vive sumido en el sufrimiento. Nunca había ocurrido esto. Es muy extraño, porque por primera vez el hombre posee más cosas que nunca. Tiene más seguridad, más tecnología científica, más comodidades que nunca, pero también todo tiene menos sentido. El hombre jamás ha estado tan desesperado, jamás se ha esforzado tan desesperadamente por conseguir más.

La ciencia te da deseos; la meditación te proporciona una compresión del deseo. Esa comprensión te ayuda a dejar de desear. Y de repente algo que hasta ahora estaba oculto se desvela, se manifiesta. Algo brota en tu ser, y se cumple todo lo que habías deseado, y más. Dispones de más de lo que podrías haberte imaginado, de lo que nadie había imaginado. Sobre ti desciende una dicha increíble. Pero prepara el terreno, prepara la tierra adecuada. El no desear es el terreno adecuado.

Mantente en un estado receptivo. Eres agresivo; quieres más, y eso es una agresión sutil. Sé receptivo, abierto, accesible… y tendrás derecho a todos los milagros posibles.




Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

domingo, 28 de junio de 2020

CICLOS DE GANANCIA Y PÉRDIDA DE LA VIDA


IGNORANCIA PREPOTENTE


EL ASNO LASTIMADO


Había un aguador que poseía un asno de carácter desabrido y cansado de la existencia. Los fardos habían lastimado su lomo y éste inconsolable no esperaba ya más que la muerte. La falta de alimento lo hacía sufrir cruelmente y soñaba continuamente con un pienso de paja. El acicate había dejado, además, en sus costados unas llagas dolorosas. 

Ahora bien, el palafrenero jefe del palacio del sultán conocía al propietario de este asno. Un día se cruzó con él en su camino. Lo saludó y, viendo el estado de su asno, se compadeció de él. 

«¿Por qué está este asno tan demacrado? preguntó. 

—La causa es mi pobreza, respondió el hombre. También yo estoy necesitado y mi asno tiene que prescindir de todo alimento». 

El palafrenero le dijo: 

«Confíamelo unos días para que aproveche un poco las ventajas de la cuadra del sultán». 

El hombre le confió, pues, su asno y éste fue instalado en las cuadras del palacio. Allí vio unos caballos árabes, fogosos y lustrosos, provistos de un buen lecho de paja y de abundante alimento. El suelo estaba limpio y aseado. Nunca llegaba a faltar nada. Y viendo que a cada momento los almohazaban, el asno elevó los ojos al cielo y dijo: 

«¡Oh, Dios mío! Aunque sólo sea un asno, soy, de todos modos, una de tus criaturas. ¿Por qué, entonces, tengo que soportar esta miseria y estos tormentos? Paso las noches llamando a la muerte con mi deseo a causa de mi lomo baldado y mi vientre vacío. En comparación, la suerte de estos caballos me parece particularmente envidiable. ¿Es que, por casualidad, me están reservadas estas pruebas a mí solo?». 

Ahora bien, un día estalló la guerra. Los caballos fueron ensillados y partieron al combate. Cuando volvieron a la cuadra, estaban ensangrentados, heridos por todas partes por innumerables lanzazos o flechazos. Los hicieron entrar en la cuadra y los trabaron para que el herrador, provisto de su lanceta, pudiese actuar. Y éste empezó a cortar en las heridas para retirar las puntas de las flechas. Al ver todo esto, el asno se dijo: 

«¡Oh, Dios mío! A fin de cuentas, estoy satisfecho con mi estado de pobreza. Esta abundancia se vuelve pronto muy amarga. ¡Muy poco para mí! Quien busca la salvación no se aficiona a este mundo de aquí abajo. ¡Mi salvación es la pobreza!». 



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...