miércoles, 1 de julio de 2020

SUBSISTENCIA


Un hombre piadoso había oído a alguien referir estas palabras del profeta: 

«La subsistencia del alma viene a vosotros de parte de Dios. Lo queráis o no, acaba por encontraros, pues está enamorada de vosotros». 

Decidido a experimentar la cosa, nuestro hombre trepó a las montañas y, allí, se dijo: 

«Veamos si mi subsistencia viene a buscarme aquí, a este lugar aislado». 

Y, con esto, se durmió. Pues bien, una caravana que se había extraviado, vino a pasar por aquel lugar. Al ver a un hombre dormido así en pleno desierto, los viajeros se dijeron: 

«¿Qué hace este hombre en plena montaña, lejos de la ciudad y fuera de cualquier camino? ¿Está muerto o vivo? ¿No tiene nada que temer de los animales salvajes?». 

Se pusieron a sacudirlo, pero él, deseoso de llevar la experiencia hasta su término, nada decía. Permanecía como inerte, con los ojos cerrados. Los viajeros se dijeron: 

«¡Pobre hombre! ¡Está casi muerto de hambre!». 

Y trajeron pan y alimento. Preocupado por su experiencia, el hombre se mantuvo quieto y no separó los dientes. La gente, entonces, redobló su piedad por él: 

«¡Dios mío! ¡Va a morir, eso es seguro! Vamos a buscar un cuchillo». 

Le introdujeron un cuchillo entre los dientes y consiguieron así separar sus mandíbulas. Le hicieron tragar de este modo un tazón de sopa y unos trozos de pan. 

El hombre se dijo entonces: 

«¡Ya está! ¡Has comprendido el secreto!». 

Y su corazón se decía: 

«Es Dios quien procura la subsistencia del cuerpo y del alma. Que esto te sirva de prueba. Esta subsistencia viene al encuentro de los que pacientemente la esperan». 




150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

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