martes, 2 de junio de 2020

IDEAS E HISTORIAS SOBRE UN PROBLEMA



ACTO FALLIDO


Un hombre piadoso tenía una mujer muy celosa. Poseía una sirvienta tan hermosa como las huríes. Su mujer, para protegerlo de la tentación, se las arreglaba para no dejarlo nunca solo con ella. Ejercía un control permanente, tanto que estos dos enamorados nunca encontraban un instante propicio para su unión. 

Pero, cuando la voluntad de Dios se manifiesta, las murallas de la razón se derrumban bajo los golpes de la inadvertencia. Cuando la orden de Dios aparece, ¡qué importa la razón! ¡Incluso la luna desaparece! 

Un día, la mujer partió para el baño, acompañada de su sirvienta. Pero, en el camino, se acordó de pronto que había olvidado traer su barreño. Dijo a su sirvienta: 

«¡Corre! ¡Ve como un pájaro a la casa y tráeme mi barreño de plata!». 

La sirvienta se llenó de alegría al ver realizarse su esperanza. Se decía: 

«El amo debe de estar en casa en este momento. Así que podré unirme a él». 

Corrió, pues, hacia la morada de su amo, con la cabeza llena de estos agradables pensamientos. Desde hacía seis años, en efecto, llevaba en su interior este deseo. Vivía con la esperanza de pasar un rato con su amo. Así que no corrió hacia la casa. No, más bien voló hacia ella. Encontró allí a su amo solo. El deseo entre estos dos enamorados era tan intenso que no pensaron siquiera en cerrar la puerta con llave. Se sumergieron así en la embriaguez y mezclaron sus dos almas. 

La mujer, que seguía esperando en el camino del baño, se dio cuenta repentinamente de la situación. 

«¿Cómo he podido enviar a esta sirvienta a la casa? ¿No es esto acercar el fuego a la estopa? ¿O el carnero a la oveja?». 

Corrió hacia su casa. La sirvienta corría bajo el imperio del amor, pero ella corría bajo el imperio del temor. Y es grande la diferencia entre el amor y el temor. En cada aliento el sabio se acerca al trono del sha, pero el hombre piadoso hace en un mes el trayecto de un día. 

La mujer llegó finalmente a la casa y abrió la puerta. El chirrido de los goznes puso término a la felicidad de los enamorados. La sirvienta se levantó de un salto, mientras que el hombre, prosternado, se puso a rezar. Viendo a su sirvienta descompuesta y a su marido en oración, la mujer fue presa de sospechas. Levantó la túnica de su marido y comprobó que su miembro estaba manchado, igual que sus muslos y sus piernas. Se golpeó la cabeza con las manos. 

«¡Oh, imprudente! ¡Así es como rezas! ¡Es digna del estado de oración y de evocación esta suciedad sobre tu cuerpo!». 

Si preguntas a un infiel quién ha creado el universo, te responderá: «¡Dios! Él es quien lo ha creado, como atestigua toda la creación». Pero las obras de los infieles, que sólo son blasfemias y malos pensamientos, no corresponden apenas a esta afirmación, como sucede con el hombre de nuestra historia. 




150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

lunes, 1 de junio de 2020

¿EN REALIDAD ES TAN MALO ESTE MOMENTO?


EL CANTO DEL PÁJARO



Los discípulos tenían multitud de preguntas que hacer acerca de Dios. 

Les dijo el Maestro: «Dios es el Desconocido y el Incognoscible. Cualquier afirmación acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas, no será más que una distorsión de la Verdad». 

Los discípulos quedaron perplejos: «Entonces, ¿por qué hablas sobre Él?». 

«¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro. 

El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar. 

Las palabras del alumno tienen que ser entendidas. Las del Maes­tro no tienen que serlo. Tan sólo tienen que ser escuchadas, del mismo modo que uno escucha el viento en los árboles y el rumor del río y el canto del pájaro, que despiertan en quien lo escucha algo que está más allá de todo conocimiento. 



Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 31 de mayo de 2020

COMPETICIONES


LA DEMOSTRACIÓN DEL NOVICIO ENCARGADO


En cierta ocasión, cuando el novicio Yang Shan visitó al Maestro chan Wei Shan, la primera pregunta que el famoso Maestro le hizo fue: 

-¡Eres ya un novicio encargado o todavía no lo eres? 

-Tenéis razón, Maestro -fue la respuesta.- Soy un novicio encargado. 

-¡En qué lugar se encuentra tu cargo? 

Al oír esto, Yang Shan dio varios pasos de oeste a este y se quedó inmóvil. Ante esta demostración, Wei Shan quedó muy complacido. 

Comentario: «Encargado» se refiere a la naturaleza del verdadero yo, y el auténtico significado de la primera pregunta del Maestro fue: «¡Has alcanzado la realización de la naturaleza del verdadero yo o no?» «Lugarx significa Vacío, la naturaleza vacía de todos los dharmas. Así pues, Yang Shan corría el riesgo de perder pie si hubiera intentado responder con palabras. Una vez que se ha pronunciado algo, «se pierde la pista». La lección que aquí se da consiste en que la naturaleza del yo verdadero no es algo de lo que se pueda hablar. Está por todas partes y no puede diferenciarse del movimiento o de la inmovilidad. 

El poeta de la dinastía Tang, Wei mo Chieh, dijo en cierta ocasión: 
Parece estar aquí aunque no ha venido. 
Parece estar allí aunque no se ha ido. 
Me pregunto qué es. Y me respondo a mí mismo: 
Está aquí sólo porque nunca pretende venir; 

Está allí sólo porque nunca pretende irse. 
Es lo más invisible porque todo el mundo puede verlo. 
Quizás sea ésta la definición humanamente más clara posible de la naturaleza del ser. 



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

sábado, 30 de mayo de 2020

PERSONAS FELICES



MORIR DE NOSTALGIA POR ALGO QUE NUNCA VIVIRÁS


EL FUEGO DE LA NOSTALGIA


Mediún, separado de su amada, había caído enfermo y el fuego de la nostalgia hacía hervir su sangre. Vino un médico para cuidarlo, pero, cuando puso el dedo en el lugar de su dolor, el enamorado lanzó un grito: 

«¡Déjame! ¡Si tengo que morir, tanto peor!». 

El médico replicó, asombrado: 

«¡Tú que no temes al león y que estás cada noche rodeado de animales salvajes, dominándolos con sólo la fuerza de tu amor! ¿Qué significa este miedo repentino?». 

Mediún respondió: 

«No tengo miedo de la enfermedad, pues soy más paciente que la montaña. Mi cuerpo está contento con la enfermedad. El pesar es mi patrimonio y mi corazón está lleno de Leila. ¡Por eso temo que, al hacerme una sangría, puedas herir a mi amada!».



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
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