sábado, 18 de enero de 2020

LA VIRTUD BASE DE LA CARIDAD


La atención y el esfuerzo correcto no tienen que ver con lo que se hace externamente, sino con la percepción interna constante y la atemperación. Así, la caridad, si se realiza con buena intención, puede traer felicidad a uno mismo y a los demás. Pero, para ser pura, la virtud debe ser la base de esta caridad.



Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet

miércoles, 15 de enero de 2020

LA NO-MENTE ES CONCIENCIA SIN PENSAMIENTO


LOS GRANDES PRINCIPIOS DE LA VIDA


CAPITULO 9
LOS GRANDES PRINCIPIOS DE LA VIDA

La capacidad de crear tu realidad es una expresión de la Divinidad. Por eso funciona siempre. Es imposible que no funcione, es un principio fundamental del universo. Es la naturaleza de las cosas.

Acabo de decir que la «atracción» es una herramienta cuya eficacia es máxima cuando se emplea para el propósito para el que fue concebida. Es decir, suele producir los resultados deseados cuando se le da el uso para el que fue diseñada. Pero siempre está produciendo algún resultado, pues siempre se está usando, de manera consciente o inconsciente por parte de los que la usan.
Éste es el gran don de Dios: energía continua, encendida continuamente.

Aquí estamos hablando de un proceso sistemático de causas y efectos que no se apaga nunca.

Dios es ese proceso. Dios es ese sistema. Esto es lo que quiere decir Dios cuando nos dice: «Yo estaré siempre con vosotros, hasta el fin de los tiempos».

Es una faceta de Dios que en general no se entiende y que rara vez se explica. Casi nunca se explica en relación con el tema de la Creación Personal.

Debemos poner ahora en su contexto esta cuestión de la «atracción».
La Energía de Atracción forma parte de un sistema más amplio de causas y efectos del universo.

Hablar de la «atracción» como si fuera una ley por sí misma sería un poco como hablar de la gravedad sin debatir los efectos físicos de la gravedad y sus causas. Vale, las cosas se caen, ¿y qué?

Vamos a estudiar, pues, y a fondo, los grandes principios de la vida.

La vida se expresa por medio de:
  1. La Energía de Atracción, que te otorga poder.
  2. La Ley de los Opuestos, que te otorga oportunidades.
  3. El Don de la Sabiduría, que te otorga discernimiento.
  4. La Alegría de la Maravilla, que te otorga imaginación.
  5. La Presencia de los Ciclos, que te otorga eternidad.

Este sistema más amplio regula el Proceso de la Creación Personal. Hasta podrías dar a este sistema, y a este proceso, el nombre de «Dios».

Esta idea es nueva para muchas personas. Invítate a ti mismo a explorar esta idea de momento. ¿Es posible que «Dios», a fin de cuentas, sea en realidad un proceso? ¿Y es posible que este proceso sea la experiencia llamada Vida? ¿Es que el Proceso de la Creación Personal no es más que el devenir de la vida según se expresa de manera natural?

He llegado a entender que la Vida es Dios. Es Dios siendo Dios y convirtiéndose en lo que va a ser Dios a continuación. Se trata de un sistema complejo y extraordinario que incluye un proceso que produce una expresión llamada vida.

Este sistema es un círculo. Represéntate mentalmente este círculo. En el círculo, el proceso de la vida produce la expresión de la vida; la expresión de la vida crea la vivencia de la vida, y la vivencia de la vida crea el proceso de la vida.

Una cosa conduce a otra, la otra a otra más, y se cierra un círculo que no termina nunca. Todo es Uno.

La vida, al ser creada, es el proceso; la vida, al aparecer, es la expresión, y la vida, al afectarnos, es la vivencia. El modo en que nos afecta viene determinado por nosotros; y esto es una cosa que no entiende la mayoría de la gente.

El ciclo eterno del proceso/expresión/vivencia es la Divinidad Misma. Es Dios, diosando.

Esta es la manifestación de la Presencia de los Ciclos. Todas las cosas responden a esta presencia. Todas las cosas existen en ciclos. Todas las cosas tienen su ser dentro del sistema, y fuera de este sistema no hay nada.

La atracción forma parte de este sistema, así como los otros grandes Principios de la Vida. El empleo consciente de los Principios que constituyen la base del Proceso de la Creación Personal produce una Expresión de la vida que conduce a la Vivencia de la Divinidad.

¿Me sigues hasta aquí? No me pierdas de vista. No dejes de seguirme.
Vuelve a releer un poco si quieres. No dejes de seguirme.

Ahora bien... del mismo modo que la física explica y controla los aspectos físicos de nuestras vidas, también la metafísica explica y controla los aspectos y los elementos de nuestras vidas que son superiores a lo físico.

La atracción forma parte de esta metafísica. Es un imán de energía. Atrae hacia sí todo lo semejante a sí mismo. Sigue por completo el principio que dice que lo semejante atrae a lo semejante.

Este imán de energía, este poder que procede de Dios, lo estamos utilizando nosotros en el Proceso de la Creación Personal; y lo estamos utilizando constantemente, seamos conscientes de ello o no, lo reconozcamos o no.

De manera que, cuando debatamos nuestro propio poder de producir nuestra propia realidad, ya no tendremos que preguntarnos: «¿Dónde interviene Dios en todo esto?».

Ahora ya lo sabemos.




Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet

martes, 14 de enero de 2020

LA CONCIENCIA EN UN CUERPO FÍSICO


LA CONCIENCIA, EL ÚNICO "CAPITAL"


2. La conciencia, el único "capital".

Maharaj expresa a menudo la idea de que la conciencia es el único "capital" con que nace un ser sensible.

Esto, dice, es así sólo en apariencia. La situación real, empero, es que lo que nace es la conciencia, la cual necesita de un organismo para manifestarse, y ese organismo es el cuerpo físico.

¿Qué es lo que da sensibilidad a un ser sensible, es decir, lo que le permite tener sensaciones, responder a estímulos? ¿Qué es lo que distingue a una persona viva de una muerta? Es, claro está, el sentido de ser, el conocimiento de estar presente, la conciencia, el espíritu vitalizante que anima la estructura física que es el cuerpo.

En verdad es la conciencia lo que se manifiesta en formas particulares y da a éstas una existencia aparente. De dicha manifestación surge en los seres humanos la idea de un "yo" separado. En cada individuo el Absoluto se halla reflejado como conciencia y, por lo tanto, la Conciencia en sí pura se convierte en autoconciencia, o conciencia.

El universo objetivo está en continuo flujo, constantemente se crean y se disuelven un sinnúmero de formas. Siempre que se crea una forma y se infunde vida (Prana) en ella, aparece la conciencia (Chetana) de manera simultánea y automática, como reflejo del Absoluto en la superficie de la materia, lo cual produce un sentido de dualidad. En tanto algo distinto de la materia, la Conciencia en sí pura, el estado Absoluto, no tiene principio ni fin, no necesita ningún soporte a no ser ella misma. La Conciencia en sí se vuelve conciencia únicamente cuando tiene un objeto en el cual reflejarse. Entre la Conciencia en sí pura y la Conciencia en sí reflejada como conciencia, dice Maharaj, hay un abismo que la mente no puede traspasar. ¡El reflejo del sol en la gota de rocío no es el sol!

La conciencia manifestada está atada al tiempo, ya que desaparece tan pronto como llega a su fin la estructura física que habita. No obstante según Maharaj, es el único "capital" con que nace un ser sensible.

Y dado que la conciencia manifestada es su único vínculo con el Absoluto, se convierte en el único medio por el cual el ser sensible puede esperar conseguir una liberación ilusoria del "individuo" que cree ser.

Siendo uno con su conciencia y tomándola como su Atma, su Dios, el ser sensible puede confiar en alcanzar lo que considera inalcanzable.

¿Cuál es la sustancia real de esta conciencia animante? Debe ser, claro está, un material físico, pues no puede sobrevivir en ausencia de una forma de este tipo. La conciencia manifestada puede existir sólo mientras su morada, el cuerpo, se conserve sana y habitable. Aunque la conciencia es un reflejo del Absoluto, está atada al tiempo y requiere para su sostén del alimento material, compuesto por los cinco elementos, que forman el cuerpo físico.
Maharaj dice a menudo que podemos observar la naturaleza y función de la conciencia en nuestros estados cotidianos de sueño profundo, sueño y vigilia. En el sueño profundo, la conciencia se recoge, por así decirlo, en un estado de reposo. Cuando se encuentra ausente la conciencia, no hay sentido de la existencia o presencia de uno mismo, mucho menos de la existencia del mundo y sus habitantes, ni idea alguna de liberación y esclavitud. Esto sucede porque el concepto mismo de "yo" se halla ausente. En el estado de sueño, comienza a moverse una chispa de conciencia -uno no está del todo despierto aún- y entonces, en una fracción de segundo, se crea en esa chispa de conciencia un mundo entero de montañas, valles, ríos, lagos, ciudades y pueblos con construcciones y gente de edades diversas, Un mundo en que aparece la persona misma que sueña. Y, lo que es más importante, ¡el que sueña no tiene control sobre lo que hacen las imágenes que ve en su sueño! En otras palabras, en una fracción de segundo se crea un nuevo mundo viviente producto tan sólo de la memoria y la imaginación con un solo movimiento de esa chispa de conciencia. Imagínense, dice Maharaj, por lo tanto, el extraordinario poder que tiene esta conciencia, una sola chispa de la cual puede contener y proyectar un universo entero. Cuando despierta el que sueña, desaparecen el mundo y los personajes soñados.

¿Qué sucede cuando terminan tanto el estado de sueño como el de sueño profundo y reaparece la conciencia? La sensación inmediata es entonces la de existencia y presencia, pero no de "mi" presencia sino de la presencia como tal. Empero, en seguida se hace cargo la mente y crea el "yo", concepto que da lugar a la conciencia del cuerpo.

Maharaj dice con frecuencia que estamos tan acostumbrados a concebirnos como cuerpos con conciencia que nos resulta muy difícil aceptar, o al menos entender, la condición real. En realidad, es la conciencia la que se manifiesta en un sinfín de cuerpos. Por consiguiente, es esencial percatarse de que nacimiento y muerte no son sino el principio y el fin de una serie de movimientos de la conciencia, los cuales se interpretan como sucesos en el tiempo y el espacio. Si podemos darnos cuenta de esto, podremos darnos cuenta también de que somos Ser, Conciencia y Bienaventuranza puros en nuestro estado original, y cuando estamos en contacto con la conciencia, sólo somos testigos, completamente separados, de los diversos cambios que en ella se operan. Este es un hecho indiscutible, pues es obvio que no podemos ser lo que percibimos; el que percibe tiene que ser distinto de lo que percibe.



Tomado del libro:
El buscador es lo buscado
Puntos clave de la enseñanza de Nisargadatta Maharaj
Ramesh Balsekar
Imágenes de Internet

ADICCIÓN PSICOLÓGICA LLAMADA A VECES AMOR


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