domingo, 17 de noviembre de 2019
sábado, 16 de noviembre de 2019
SER Y LLEGAR A SER
¿QUÉ ES EL ÉXTASIS? ¿Algo que hay que alcanzar? No. ¿Algo que tienes que ganar? No. ¿Algo que tienes que llegar a ser? No. El éxtasis es ser y llegar a ser, es el sufrimiento. Si quieres llegar a ser algo, serás desdichado. Llegar a ser es la raíz misma de la desdicha. Si quieres ser extático, tiene que ocurrir ahora, en este mismo momento. En este mismo momento puedes ser feliz; nadie te lo impide. La felicidad es tan evidente, tan fácil... Es tu carácter mismo. La llevas en ti. Dale la oportunidad de salir a la superficie, de florecer.
Y recuerda que el éxtasis no es un asunto de la cabeza, sino del corazón. El éxtasis no es una cuestión de pensamientos, sino de sentimientos. Y a ti te han privado de los sentimientos, te han aislado de los sentimientos. No sabes lo que es el sentimiento. Incluso si dices «Siento», sólo piensas que sientes. Cuando dices «Me siento feliz», obsérvalo, analízalo, y descubrirás que, en realidad, crees ser feliz.
Incluso los sentimientos tienen que pasar por el pensamiento, por la censura del pensamiento. Sólo se permiten cuando los aprueba el pensamiento. Si el pensamiento no los aprueba, se arrinconan en el inconsciente, en el sótano de tu ser, y se olvidan.
Sé más corazón y menos cabeza. La cabeza es solamente una parte de ti; el corazón, en el sentido que yo le doy a la palabra, es todo tu ser.
El corazón es tu totalidad, de modo que cuando funcionas en tu totalidad funcionas con el sentimiento. Cuando funcionas parcialmente, lo haces con la cabeza.
Observa a un pintor pintando; ésa es la diferencia entre un verdadero artista y un técnico. Si el pintor es un simple técnico que conoce la técnica de la pintura, que sabe cómo hacer las cosas, que sabe de colores, pinceles, lienzos y que ha realizado el aprendizaje, funcionará con la cabeza. Será un técnico. Pintará, pero sin poner todo de sí en la pintura. Observa a un verdadero artista que no es un técnico. Se ensimismará en la pintura, como borracho. No sólo pintará con la mano, ni sólo con la cabeza. Pintará con todo su ser, con las entrañas, participarán sus pies, su sangre, sus huesos, su médula, todo en él participará. Puedes observarlo, verlo, sentirlo, que está plenamente en su tarea, perdido. No existe nada más. Está borracho. En ese momento, deja de ser. No es un hacedor. La cabeza es hacedora. En ese momento de ensimismamiento absoluto, no es hacedor; es un conducto, como si el todo pintara a través de él.
Cuando te encuentras con un bailarín, un verdadero bailarín, no un simple intérprete, verás que no baila. En él baila algo del más allá. Está completamente metido en ello.
Cuando estás completamente metido en algo, vives el éxtasis.
Cuando te metas parcialmente, seguirás siendo desdichado, porque una parte de ti se moverá al margen del todo. Se producirá una división, una escisión, una tensión, una angustia.
Si amas con la cabeza, tu amor no te proporcionará una experiencia extática. Si meditas con la cabeza.
Bibliografía:
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
viernes, 15 de noviembre de 2019
ALGUNAS PERSONAS QUIEREN ATAJOS
Cuide su virtud como el jardinero cuida a sus plantas. No se apegue a grande o pequeño, importante o insignificante. Algunas personas quieren atajos. Dicen: "Olvídense de la concentración, iremos directamente a la percepción de la naturaleza interior de las cosas; olvídense de la virtud, comenzaremos con la concentración." Tenemos muchas excusas para nuestros apegos...
Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet
jueves, 14 de noviembre de 2019
EL ANDANTE
En la frontera, en Rivera, lo conocí. El estaba llegando o estaba yéndose, que eso nunca se sabía.
Tampoco se sabía la edad. Mientras nos bajábamos una botella de vino tinto, me confesó noventa años. Algún añito se sacaba, puede ser. Félix Peyrallo Carbajal no tenía documentos: Nunca tuve. Por no perderlos me dijo, mientras encendía un cigarrillo y echaba unos aritos de humo.
Sin documentos, y sin más ropa que la que llevaba puesta, había andado de país en país, de pueblo en pueblo, todo a lo largo del siglo y todo a lo ancho del mundo. Don Félix iba dejando, a su paso, relojes de sol. Este raro uruguayo que no era jubilado ni quería serlo, vivía de eso: hacía cuadrantes, relojes sin máquinas, y los ofrecía a las plazas de los pueblos. No por medir el tiempo, costumbre que le parecía un agravio, sino por el puro gusto de revelar los movimientos de la tierra, que se menea como mujer, y por las ganas de adivinar los secretos del cielo.
Allí, en Rivera, don Félix se estaba sintiendo muy bien, y eso lo tenía preocupado. Ya la tentación de quedarse le estaba dando la orden de irse: Lo nuevo, lo nuevo, lo nuevo! chilló, golpeteando la mesa con sus manos de niño.
En esa ciudad, él estaba de paso. En todas partes estaba de paso. Don Félix siempre llegaba para partir. Venía de cien países y de doscientos relojes de sol, y se iba cuando se enamoraba, fugitivo del peligro de echar raíz en una mujer, en una casa o en una mesa de café.
Para irse, prefería el amanecer. Cuando el sol estaba llegando, él se iba. No bien se abrían las puertas de la estación de autobuses o de trenes, don Félix echaba al mostrador los pocos billetes que había juntado, y mandaba: Hasta donde llegue.
Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet
miércoles, 13 de noviembre de 2019
CRECIMIENTO INTELECTUAL
El crecimiento intelectual debería empezar al nacer y terminar en el momento de la muerte.
(Albert Einstein)
Según un estudio realizado por la Escuela de Medicina Mount Sinai, el estrés es el causante de que las neuronas, en la parte del cerebro encargada del aprendizaje, encojan y pierdan la capacidad para formar sinapsis o conexiones entre ellas.
Ello significa que la pérdida de capacidad de aprender con la edad está directamente relacionada con el estrés. Por esa razón hay personas de más de sesenta años capaces de aprender y de cursar estudios universitarios mientras que otras a los cincuenta sufren demencia senil.
«Suponíamos que estas neuronas se alterarían con la edad, pero la pérdida de plasticidad sináptica en el contexto de la experiencia vital tiene implicaciones profundas para el deterioro cognitivo relacionado con la edad [...] Una de las grandes cosas de la edad es que no pierdes experiencia, pues son conexiones muy estables.»
Es decir, que nuestro cerebro siempre está trabajando, enviando la nueva información recibida, pero nuestra vida y cómo la vivimos es la que determina si esa información nueva se traducirá en nuevas sinapsis.
Estos descubrimientos señalan nuevas vías de estudio para encontrar tratamientos que permitan proteger nuestro cerebro del deterioro y de enfermedades como el Alzheimer.
Por otro lado, en la Universidad de Haifa se han llevado a cabo investigaciones que han concluido que —rompiendo un prejuicio— un adulto es perfectamente capaz de aprender nuevos idiomas, puesto que puede comprender las reglas que rigen el lenguaje, pero que nuestra escasa capacidad para aceptar la crítica y la corrección de errores, la cual crece con la edad, es lo que nos impide aprenderlos con la rapidez con la que lo hacen los niños.
Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet
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