El crecimiento intelectual debería empezar al nacer y terminar en el momento de la muerte.
(Albert Einstein)
Según un estudio realizado por la Escuela de Medicina Mount Sinai, el estrés es el causante de que las neuronas, en la parte del cerebro encargada del aprendizaje, encojan y pierdan la capacidad para formar sinapsis o conexiones entre ellas.
Ello significa que la pérdida de capacidad de aprender con la edad está directamente relacionada con el estrés. Por esa razón hay personas de más de sesenta años capaces de aprender y de cursar estudios universitarios mientras que otras a los cincuenta sufren demencia senil.
«Suponíamos que estas neuronas se alterarían con la edad, pero la pérdida de plasticidad sináptica en el contexto de la experiencia vital tiene implicaciones profundas para el deterioro cognitivo relacionado con la edad [...] Una de las grandes cosas de la edad es que no pierdes experiencia, pues son conexiones muy estables.»
Es decir, que nuestro cerebro siempre está trabajando, enviando la nueva información recibida, pero nuestra vida y cómo la vivimos es la que determina si esa información nueva se traducirá en nuevas sinapsis.
Estos descubrimientos señalan nuevas vías de estudio para encontrar tratamientos que permitan proteger nuestro cerebro del deterioro y de enfermedades como el Alzheimer.
Por otro lado, en la Universidad de Haifa se han llevado a cabo investigaciones que han concluido que —rompiendo un prejuicio— un adulto es perfectamente capaz de aprender nuevos idiomas, puesto que puede comprender las reglas que rigen el lenguaje, pero que nuestra escasa capacidad para aceptar la crítica y la corrección de errores, la cual crece con la edad, es lo que nos impide aprenderlos con la rapidez con la que lo hacen los niños.
Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet
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