viernes, 28 de diciembre de 2018
jueves, 27 de diciembre de 2018
CONTEMPLAR EL FUTURO SIN MIEDO
También podemos prepararnos para el futuro sin vernos atrapados por nuestros planes. A menudo ni siquiera planificamos o, temiendo el futuro y la incertidumbre, nos quedamos atrapados en la planificación obsesiva.
Necesitamos aprender a estar en el presente. Cuando realmente estás anclado en el presente, planificas mucho mejor el futuro. Vivir atentamente en el presente no excluye la posibilidad de planificación. Lo único que tienes que saber es no perderte en preocupaciones y miedos relativos al futuro. Si estás arraigado en el presente, podrás traer el futuro al presente y verlo profundamente, sin sumirte en la ansiedad y la incertidumbre. Si de verdad estás en el presente y cuidas de él, estarás asentando los cimientos de un futuro mejor. Y lo mismo podríamos decir con respecto al pasado. La enseñanza y la práctica de la plena conciencia no excluyen la posibilidad de observar profundamente el pasado. Pero si nos dejamos atrapar por los remordimientos y sufrimientos pasados, nuestra atención es inadecuada. Si estamos bien asentados en el presente, podremos traer el pasado al presente y contemplarlo con detenimiento. Desde el presente, podemos contemplar tanto el pasado como el futuro.
El mejor modo, pues, de aprender del pasado y de planificar el futuro consiste en hacerlo firmemente anclados en el presente. Si tienes un amigo que sufre puedes ayudarle. «Querido amigo, estás en un terreno seguro. Todo está ahora bien. ¿Por qué sigues sufriendo? No vuelvas al pasado. El pasado es un fantasma. Es irreal». Y cuando reconoces que no hay, en él, realidad alguna, sino tan solo imágenes y películas, te liberas. Esa es la esencia de la práctica de la plena conciencia.
Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet
miércoles, 26 de diciembre de 2018
¿HASTA CUÁNDO DORMIDO?
Era un pueblo de la India cerca de una ruta principal de comerciantes y viajeros. Acertaba a pasar mucha gente por la localidad. Pero el pueblo se había hecho célebre por un suceso insólito: había un hombre que llevaba ininterrumpidamente dormido más de un cuarto de siglo. Nadie conocía la razón. ¡Qué extraño suceso! La gente que pasaba por el pueblo siempre se detenía a contemplar al durmiente.
¿Pero a qué se debe este fenómeno?
-se preguntaban los visitantes-. En las cercanías de la localidad vivía un eremita. Era un hombre huraño, que pasaba el día en profunda contemplación y no quería ser molestado. Pero había adquirido fama de saber leer los pensamientos ajenos. El alcalde mismo fue a visitarlo y le rogó que fuera a ver al durmiente por si lograba saber la causa de tan largo y profundo sueño. El eremita era muy noble y, a pesar de su aparente adustez, se prestó a tratar de colaborar en el esclarecimiento del hecho. Fue al pueblo y se sentó junto al durmiente. Se concentró profundamente y empezó a conducir su mente hacia las regiones clarividentes de la consciencia. Introdujo su energía mental en el cerebro del durmiente y se conectó con él. Minutos después, el eremita volvía a su estado ordinario de consciencia. Todo el pueblo se había reunido para escucharlo. Con voz pausada, explicó:
--Amigos. He llegado, sí, hasta la concavidad central del cerebro de este hombre que lleva más de un cuarto de siglo durmiendo. También he penetrado en el tabernáculo de su corazón. He buscado la causa. Y, para vuestra satisfacción, debo deciros que la he hallado. Este hombre sueña de continuo que está despierto y, por tanto, no se propone despertar.
***
El Maestro dice: No seas como este hombre, dormido espiritualmente en tanto crees que estás despierto.
Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
Recopilación de Ramiro Calle
Fotografía de Internet
martes, 25 de diciembre de 2018
lunes, 24 de diciembre de 2018
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