martes, 5 de junio de 2018
lunes, 4 de junio de 2018
LA INTELIGENCIA FINANCIERA
El código del dinero propone un análisis detallado de los ingresos y los gastos para entender la naturaleza del dinero que entra y el dinero que sale.
Los ingresos pueden ser:
- activos (necesitan tu presencia)
- pasivos (al principio necesitan tu presencia, pero luego no)
- por inversión (nunca requieren tu presencia)
Los gastos pueden ser:
- buenos: se pagan a sí mismos, los paga el negocio o el cliente, y son una inversión
- malos: los pagas tú y nunca los recuperarás (muchos de estos gastos son gastos emocionales, para compensar una insatisfacción)
Antes de llevar a cabo un gasto, Samsó recomienda pensar si nos hará más ricos o más pobres y si de verdad queremos comprarlo. Si vale más de 100 euros, vale la pena dejar pasar 48 horas antes de comprar.
Llegado el momento siempre es mejor pagar al contado, porque nos permite ver qué estamos gastando en realidad.
Cerraremos esta sección con las once claves para desatar la inteligencia financiera:
- Escribe tus creencias sobre el dinero y cuestiónatelas; si te hacen sentir mal o extraño, están obsoletas.
- Complementa tu nómina con otras fuentes de ingresos; al principio será una afición y después una afición retribuida.
- A primeros de mes retira un 10 por ciento de tu sueldo para tu negocio y después paga todo lo demás.
- Paga en efectivo y reduce cualquier deuda que puedas tener.
- Decide ingresar un 10 por ciento más cada año; como empleado no es posible, pero con otros ingresos sí, aunque tendrás que tomar acciones para ello.
- No vendas todo tu tiempo, invierte parte de él en ti mismo y trabaja para ti: crea un negocio.
domingo, 3 de junio de 2018
QUIEN NO MEDITA DUERME, SUEÑA
También hay personas que están entre medias, ni dormidas ni despiertas, que viven en un limbo, un poquito dormidas y un poquito despiertas. A veces se puede tener esa experiencia a primera hora de la mañana: todavía adormilado, pero sin que puedas decir que estás dormido porque oyes los ruidos de la casa, a tu pareja preparando el café, el ruido de la cafetera o de los niños preparándose para el colegio. Oyes todo eso, pero aún no estás despierto. Esos ruidos te llegan vagamente, débiles, como si hubiera una gran distancia entre tú y lo que ocurre a tu alrededor. Tienes la sensación de que forma parte de un sueño. No forma parte de un sueño, pero tú te encuentras en un estado intermedio.
Lo mismo ocurre cuando empiezas a meditar. Quien no medita duerme, sueña; quien medita empieza a alejarse del sueño y a dirigirse al despertar, en un estado transitorio. Entonces la felicidad tiene un sentido completamente distinto: tiene más de calidad y menos de cantidad; es algo más psicológico, menos fisiológico. Quien medita disfruta más de la música, disfruta más de la poesía, disfruta creando algo. Esas personas disfrutan de la naturaleza, de su belleza. Disfrutan del silencio, disfrutan de lo que nunca habían disfrutado antes, y eso es mucho más duradero. Incluso si se para la música, algo persiste.
Y no es un alivio. La diferencia entre el placer y esta clase de felicidad consiste en que no es un alivio, sino un enriquecimiento. Te sientes más pleno, empiezas a desbordarte. Al escuchar buena música, algo estalla en tu ser, surge una armonía en ti: te haces música. O, al bailar, de pronto te olvidas de tu cuerpo; tu cuerpo es ingrávido. La gravedad pierde su poder sobre ti. De repente te encuentras en otro espacio: el ego no es tan sólido, el bailarín se funde y se fusiona con la danza.
sábado, 2 de junio de 2018
HOMBRE DE CIENCIA
Un hombre de ciencia es un filósofo pobre.
(Albert Einstein)
Los filósofos de la Grecia clásica se ocupaban de todas las disciplinas del conocimiento, desde los entresijos del alma humana hasta los misterios del universo, mientras que la ciencia actual tiende a estrechar constantemente su campo de estudio. Como decía un sabio anónimo: «Cada vez sabemos más de menos, hasta que al final lo sabremos todo de nada».
Einstein admiraba a los viejos filósofos por su capacidad de abordar múltiples cuestiones y problemas. Tal vez por eso Lou Marinoff, autor de Más Platón y menos Prozac, fundó hace un par de décadas el asesoramiento filosófico como terapia para analizar y superar las dificultades a partir de fragmentos filosóficos.
Marinoff, como ya hicieron Platón y Sócrates en su día, utiliza el diálogo como terapia, realizando un intercambio de ideas para llegar al centro de la cuestión, y aprovecha a los grandes pensadores de la historia para dar orientación a sus pacientes.
Pero más allá del asesoramiento está la acción. Si estás molesto porque tienes una piedra en el zapato, el asesoramiento te ayudará a lidiar con ese sentimiento y a entenderlo, pero no a quitarte la piedra del zapato; eso lo tendrás que hacer tu mismo.
El autor también comenta que el asesoramiento filosófico es complementario. Si el paciente sufre algún trastorno psíquico importante es recomendable que visite a un psicólogo.
viernes, 1 de junio de 2018
PARA LA CÁTEDRA DE HISTORIA DE ARTE
En las profundidades de una cueva del río Pinturas, un cazador estampó en la piedra su mano roja de sangre. El dejó su mano allí, en alguna tregua entre la urgencia de matar y el pánico de morir. Y algún tiempo después, otro cazador imprimió, junto a esa mano, su propia mano negra de tizne. Y luego otros cazadores fueron dejando en la piedra huellas de sus manos empapadas en colores que venían de la sangre y de las cenizas, de la tierra y de las flores.
Trece mil años después, cerquita del río Pinturas, en la ciudad de Perito Moreno, alguien escribe en la pared: Yo estuve aquí.
jueves, 31 de mayo de 2018
UN SANTUARIO MUY ESPECIAL
En la India es bien conocida esta historia protagonizada por Nasrudín y que a continuación relatamos.
El padre de Nasrudín era el cuidador de un santuario muy célebre y visitado por una extraordinaria cantidad de fieles. Acudían a él toda suerte de devotos para rendir culto. Se había hecho muy famoso. A lo largo de los años, tanto había escuchado Nasrudín hablar sobre las verdades espirituales, que él mismo se propuso viajar y adquirir así un conocimiento directo sobre las mismas. Se despidió de su padre, quien, como regalo de despedida, le obsequió con un burro.
Satisfecho, Nasrudín emprendió su viaje en busca de realidades supremas. Nasrudín viajó incansablemente, siempre contando con la fidelidad de su pollino. Pero cierto día, el burro, que ya no era joven, se desplomó y murió. Su cansado corazón le había fallado. Nasrudín se sentó al lado de su amado burro muerto y comenzó a gemir dolorosamente. Los transeúntes se apiadaban de él y le hacían compañía por un rato. Algunos empezaron a poner ramas y hojas sobre el cadáver del burro, que, poco a poco, fue de esta manera ocultado. Otros echaron piedras y barro sobre las ramas y, así, después de un tiempo, se había formado un santuario sobre el burro muerto. Nasrudín seguía entristecido, y día tras día continuaba haciendo compañía al burro. Los peregrinos que acertaban a pasar por aquel lugar, al ver a un hombre sentado junto a un santuario, pensaron que debía tratarse del santuario de un gran maestro espiritual, por lo que también muchos de ellos pasaban una temporada junto al santuario. Ofrendaban frutas y dejaban buenas sumas de dinero. La noticia se iba propagando y empezaron a peregrinar al santuario fieles de las aldeas y pueblos de alrededor. Ya se aseguraba que era el santuario de un gran iluminado. Tanto dinero aportaron los fieles que, finalmente, Nasrudín hizo construir una enorme mezquita junto al santuario, visitada por millares de devotos de todas las latitudes. Acudían peregrinos, fieles e incluso maestros espirituales. Nasrudín se hizo rico y célebre. Tanto creció la fama de su santuario que las noticias llegaron a oídos de su padre. Éste tomó la decisión de visitar a su hijo. Se encontraron después de años, y ambos sintieron una profunda alegría.
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