martes, 19 de diciembre de 2017

DAR GRACIAS


EL MEJOR OBSEQUIO


A un amigo mío llamado David su hermano le dio un automóvil como regalo de Navidad. Cuando David salió de su oficina vio que un niño estaba al lado del brillante auto nuevo admirándolo.

-¿Este es su auto, señor? --preguntó.

David afirmó con la cabeza y dijo:

--Mi hermano me lo dio de Navidad.

El niño estaba asombrado.

-¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada? Vaya, como me gustaría...

Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir: que le gustaría tener un hermano así. Pero lo que dijo estremeció a. David de pies a cabeza.

-Me gustaría poder ser un hermano así.

David miró al niño con asombro e impulsivamente añadió:

--Te gustaría dar una vuelta en mi auto?

-¡Oh, si, eso me encantaría!

Después de un corto paseo, el niño preguntó con los ojos chispeantes:

-Señor, ¿no le importaría que pasáramos frente a mi casa?

David sonrió. Creía saber lo que el muchacho quería: enseñar a sus vecinos que podía llegar a casa en un gran automóvil. Pero, de nuevo, estaba equivocado.

-¿Se puede detener donde están esos dos escalones? -pidió el niño.

DEPENDENCIA ADICTIVA


lunes, 18 de diciembre de 2017

TAO TE KING: PRINCIPIO 35


El mundo se acerca
 a quien es fiel al gran modelo original.

Tranquilo, homogéneo y sereno,
se acerca y no se le hiere.

La música y los manjares
hacen que el caminante detenga sus pasos.

Pero el SENTIDO deja la boca
suave y sin sabor.

Lo observas y no ves nada en particular.

Lo escuchas y no oyes nada extraordinario.

Actúas conforme a él, y no hallas el fin.

LA PUERTA DE LO DIVINO


domingo, 17 de diciembre de 2017

LA ADICCIÓN Y LA BÚSQUEDA DE LA PLENITUD


¿Por qué nos volveríamos adictos a otra persona?

La razón por la que la relación de amor romántico es una experiencia tan intensa y universalmente perseguida es que parece ofrecer la liberación de un estado profundamente arraigado de miedo, necesidad, carencia y falta de plenitud que es parte de la condición humana en su estado no redimido o iluminado. Hay una dimensión física y otra psicológica en este estado.

En el nivel físico, usted obviamente no está completo, ni lo estará nunca: es un hombre o una mujer, es decir, la mitad del todo. En este nivel, la añoranza de la plenitud -el retorno a la unidad- se manifiesta como una atracción entre el macho y la hembra, la necesidad del hombre de una mujer, la necesidad de la mujer de un hombre. Es un impulso casi irresistible de unión con la polaridad de energía contraria. La raíz de este impulso es espiritual: la añoranza del fin de la dualidad, un retorno al estado de plenitud. La unión sexual es lo más cerca que usted puede estar de este estado en el plano físico. Por eso es la experiencia más profundamente satisfactoria que puede ofrecer el reino físico. Pero la unión sexual no es más que un atisbo fugaz de la plenitud, un instante de bienaventuranza. Mientras se busque inconscientemente como un medio de salvación, usted está buscando el fin de la dualidad en el nivel de la forma, donde no puede encontrarse. Usted recibe un atisbo tantálico del cielo, pero no se le permite habitar allí y se encuentra a sí mismo de nuevo en un cuerpo separado. 

En el nivel psicológico, la sensación de carencia y de falta de plenitud es, acaso, aún mayor que en el nivel físico. Mientras esté identificado con la mente, usted tiene un sentido de sí mismo derivado del exterior. Es decir, usted obtiene el sentido de quién es de cosas que en últimas no tienen nada que ver con quién es usted: su papel social, las posesiones, la apariencia externa, los éxitos y fracasos, los sistemas de creencias, etcétera. Este ser falso, elaborado por la mente, el ego, se siente vulnerable, inseguro y siempre está buscando cosas nuevas con las cuales identificarse para que le den una sensación de que existe. Pero nunca nada es suficiente para darle una realización duradera. Su miedo y su sentido de carencia y necesidad permanecen.

TRANSFORMANDO EL DOLOR


sábado, 16 de diciembre de 2017

DE INSTANTE EN INSTANTE


Era un yogui muy anciano. Ni siquiera él mismo recordaba sus años, pero había mantenido la consciencia clara como un diamante, aunque su rostro estaba apergaminado y su cuerpo se había tornado frágil como el de un pajarillo. Al despuntar el día se hallaba efectuando sus abluciones en las frescas aguas del río. Entonces llegaron hasta él algunos aspirantes espirituales y le preguntaron qué debían hacer para adiestrarse en la verdad. El anciano los miró con infinito amor y, tras unos segundos de silencio pleno, dijo:

--Yo me aplico del siguiente modo: Cuando como, como; cuando duermo, duermo; cuando hago mis abluciones, hago mis abluciones, y cuando muero, muero.

Y al concluir sus palabras, se murió, abandonando junto a la orilla del río su decrépito cuerpo.

***

MARAVILLAS INTERNAS Y EXTERNAS


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