domingo, 21 de mayo de 2017

EL MIEDO


Una mañana nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula.

Volví a casa al anochecer y lo encontré tal como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.

DESPRENDERSE


sábado, 20 de mayo de 2017

POR UNOS SEGUNDOS DUDA DE LA SOLIDEZ Y VERDAD DE TUS OPINIONES


Tener aunque sólo sea unos segundos de duda respecto a la solidez y la verdad absoluta de nuestras opiniones, incluso el simple hecho de tomar conciencia de que tenemos opiniones, nos introduce a la posibilidad de la ausencia de ego. No tenemos que hacer desaparecer nuestras opiniones y no tenemos que criticarnos por tenerlas. Simplemente hemos de ser conscientes de lo que nos decimos a nosotros mismos y ver cuánto de ello no es más que nuestra percepción personal de la realidad, que puede ser compartida o no por los demás.

Dejamos ir estas opiniones y volvemos a la inmediatez de nuestra experiencia. Volvemos a ver el rostro de alguien que está inmediatamente frente a nosotros, volvemos a saborear nuestro café, a cepillarnos los dientes, a hacer lo que estemos haciendo. Si podemos ver nuestras opiniones como opiniones y dejarlas pasar aunque sólo sea por un momento, para volver a la inmediatez de la experiencia, quizá descubramos que estamos en un mundo muy nuevo, que tenemos nuevos ojos y nuevos oídos. 

Cuando hablo de percibir las opiniones, me refiero a ello como la forma más simple de comenzar a prestar atención a lo que hacemos y pensamos, y a toda la energía que dichas funciones implican. A continuación, podemos empezar a darnos cuenta de lo sólidas que hacemos las cosas y de lo fácil que nos resulta entrar en una guerra en la que nuestras opiniones tienen que prevalecer sobre las de los demás; esto es particularmente tentador cuando estamos implicados en una acción social. 

LA PRÁCTICA DE LA COMPASIÓN


viernes, 19 de mayo de 2017

CONOCE TU SER


Meditación 
Iluminación 
Trascendencia 
Mente

La meditación no puede ser una parte. O bien es todo, o no es. Es una ocupación de veinticuatro horas. No puedes hacerla y de­jarla. No es un fragmento, como ir a la iglesia o al templo, meditar algunos minutos y después terminar con eso. No es un acto que puedas ejecutar y luego dejarlo. No es un acto; eres tú. ¿Cómo puedes hacerlo y terminar? Es por vein­ticuatro horas. La meditación es un modo de vi­da. No es una actividad; es tu ser mismo. Tiene que ser constante, tiene que ser continua; tiene que serlo. Mientras estás caminando, comiendo, o incluso cuando estás durmiendo, tiene que estar allí. Debe transformarse en una continui­dad cristalizada. Sólo entonces se produce la iluminación; nunca antes.

Un meditador real se vuelve auténticamente un forastero. Se queda fuera. Se queda a una distancia tan grande que puede observarse a sí mismo como si estuviera observando a otra per­sona. Las preocupaciones estarán allí, igual que las olas están en la superficie del océano, pero en las capas más profundas del océano no hay olas. Si te identificas con las olas, habrá proble­mas. Esta identificación es la causa radical de toda desdicha. Cuanto más te alejas, más se di­suelve la identificación: se quiebra, cae. De re­pente, estás en el mundo pero no eres parte del mundo. De repente, has trascendido.

PALABRAS


jueves, 18 de mayo de 2017

LA MENTE

LA «PERRA» DEL RUISEÑOR


Esta historia es ahora cosa del pasado. Érase una vez un muchacho que vivía con su madre en una pobre cabaña. Decidió ir a buscar trabajo a la gran ciudad. Por el camino, mientras subía a la cima de una montaña, le sorprendió una tormenta. Caía la noche. A lo lejos divisó una luz y se dirigió hacia ella. Calado hasta los huesos, llamó a la puerta. Una mujer joven sonriente y muy bella le recibió. Su voz era melodiosa, una especie de crescendo líquido, claro y fluido que hacía bailar cada una de sus frases: «Huic, ti-u, ti-u, ti-u ... » Le ofreció comida. Mientras comía, la mujer le hizo preguntas. 

-Veo -dijo después de haberle escuchado-- que esperas encontrar trabajo en Edo, en la gran ciudad. Pero yo vivo sola aquí, ¿quieres trabajar para mí? 

***

El joven aceptó. 

El muchacho cortaba leña, realizaba las tareas cotidianas, araba el campo. Era animoso y honrado, y la mujer le apreciaba. Un día, ésta dijo: 

-Tengo que ausentarme por un tiempo. Sabes que detrás de la casa hay tres reservados. Te pido expresamente que nunca entres, y ni siquiera mires, en el interior del tercero. 

El muchacho obedeció escrupulosamente. Nunca entró en el tercer reservado, y ni siquiera le lanzó una mirada furtiva. Así pasó un año. Una mañana de otoño dijo: 

-Quisiera volver a ver a mi madre, ¿podrías darme permiso? 

CONCEPTO VS REALIDAD


miércoles, 17 de mayo de 2017

LA FUENTE DEL CHI


¿Lo No Manifestado es lo que en Oriente se llama chi, una especie de energía vital universal?

Eckhart Tolle:
No. Lo No Manifestado es la fuente del chi. El chi es el campo de energía interior de su cuerpo. Es el puente entre su yo exterior y la Fuente. Está a mitad de camino entre lo manifestado, el mundo de la forma y lo No Manifestado. El chi puede compararse a un río o a una corriente de energía. Si usted enfoca su conciencia profundamente en el cuerpo interior, usted está siguiendo el curso de este río hacia su Fuente. Chi es movimiento, lo No Manifestado es quietud. Cuando usted alcanza un punto de absoluta quietud, que sin embargo está vibrante de vida, usted ha ido más allá del cuerpo interior y más allá del chi hasta alcanzar la Fuente misma: lo No Manifestado. Chi es el vínculo entre lo No Manifestado y el universo físico. 

Así pues, si usted lleva su atención profundamente al cuerpo interior, puede alcanzar este punto, esta singularidad en la que el mundo se disuelve en lo No Manifestado y lo No Manifestado toma forma como la corriente de energía del chi, que entonces se convierte en el mundo. Este es el punto del nacimiento y la muerte. Cuando su conciencia está dirigida al exterior, surgen la mente y el mundo. Cuando está dirigida al interior, comprende o realiza su propia Fuente y retorna a casa, a lo No Manifestado. Entonces, cuando su conciencia vuelve al mundo manifestado, usted reasume la identidad de la forma que temporalmente abandonó. Usted tiene un nombre, un pasado, una situación vital, un futuro. Pero en un sentido esencial usted no es la misma persona que era antes: usted habrá visto una realidad dentro de sí mismo que no es "de este mundo", aunque no está separada de él, como no está separada de usted.
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