miércoles, 22 de marzo de 2017

CONFORT

Algunos de ustedes han recorrido miles de millas, desde Europa y América y desde otros lugares distantes para escuchar el Dhamma aquí, en el monasterio de Nong Pah Pong. Pensar que ustedes han venido desde tan lejos y han pasado por muchos problemas para llegar hasta aquí. Luego tenemos a estas personas que viven aquí nomás afuera de los muros del monasterio pero que aún no pasaron por el portón. Eso hace que aprecien más su buen kamma, ¿no es así?



Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet

¿ALGUNA VEZ TRATÓ DE PERDER ALGO?


martes, 21 de marzo de 2017

PREJUICIOS: PARA SER FLEXIBLE


Para ser flexible

• La mejor forma de atacar un prejuicio es contrastar el estereotipo (la creencia) con la realidad. Te sorprenderás al ver que no todos son como te imaginas y que, por el contrario, la gran mayoría de las personas no reúnen los requisitos para ser considerados «enemigos». La clave: «Voy a darme la oportunidad de conocer seriamente a las personas a las que acuso o estigmatizo». 

• Ser flexible es no dejarse llevar sólo por las impresiones o por una educación excluyente y enfermiza. Consigue la Declaración Universal de los Derechos Humanos, léela, estúdiala y trata de ponerla en práctica. Que sea una de tus lecturas de cabecera. 

• La mente flexible no etiqueta ni categoriza a las personas; siempre deja un espacio para que la información correcta pueda entrar en el sistema. Pregúntate: ¿estoy libre de prejuicios? Si la respuesta es afirmativa, intenta identificarlos.

PIÉRDETE, ¡NO ERES EL DANZARÍN!


lunes, 20 de marzo de 2017

PERDER LA CARRERA


Regresemos a esa maravillosa frase del Evangelio de perdernos para encontrarnos. Se encuentra en la mayoría de la literatura religiosa y en toda la literatura espiritual y mística.

¿Cómo hace uno para perderse? ¿Alguna vez trató usted de perder algo? Correcto, cuanto más esfuerzo se haga, más difícil es. Las cosas se pierden cuando no se hace esfuerzo. Usted pierde algo cuando no está consciente. Bien, ¿cómo hace uno para morirse? Estamos hablando de la muerte, no del suicidio. No nos dice que nos matemos, nos dice que muramos. Causarnos dolor, causarnos sufrimiento sería contraproducente. Uno nunca está tan lleno de sí mismo como cuando tiene dolor. Nunca está tan centrado en sí mismo como cuando está deprimido. Nunca está tan dispuesto a olvidarse de sí mismo como cuando está feliz. La felicidad lo libera de sí mismo. 

Son el sufrimiento y el dolor y la tristeza y la depresión lo que lo ata a uno a sí mismo. Observe cuán consciente está usted de su muela cuando le duele. Cuando no tiene dolor de muela, ni siquiera se da cuenta que tiene muelas, ni de que tiene cabeza, cuando no le duele la cabeza. Pero es muy diferente cuando tiene un terrible dolor de cabeza. 

MENOS ENFOQUE A LOS PENSAMIENTOS


domingo, 19 de marzo de 2017

EL PREJUICIO: UN MONSTRUO DE TRES CABEZAS


Supongamos que un estudiante universitario muestra una evidente hostilidad contra los jóvenes de la subcultura gótica (aclaro que no tengo nada contra ellos y que sólo es un ejemplo). No los quiere, le molesta profundamente verlos o encontrárselos en la calle y además piensa que son peligrosos, agresivos y unos degenerados (rechaza su vestimenta negra, su palidez, su música «oscura», su gusto por la literatura y el cine de terror y su jerga). También, aunque no lo dice, está convencido de que deberían vivir en guetos o en áreas suburbanas delimitadas por muros y alambradas. Las instrucciones familiares que orientaban su educación eran: «No te juntes con ellos», «cuidado que son peligrosos», «son gente muy rara», «son viciosos», «practican magia negra», «son satánicos» y cosas por el estilo. Con el tiempo, nuestro personaje ha creado tres estructuras mentales o esquemas interactuantes que conforman su prejuicio:

1. Un estereotipo infundado: «Los góticos son potencialmente peligrosos; todos son drogadictos y altamente violentos.» Una creencia irracional que no tiene más fundamento que las habladurías. Vale la pena destacar que no todos los estereotipos son simplificaciones arbitrarias; algunos son válidos y nos sirven para agilizar la toma de decisión (por ejemplo, los japoneses son ceremoniales, los intelectuales son buenos lectores, los introvertidos evitan la estimulación intensa). El problema ocurre cuando se nos va la mano y extendemos más allá de lo razonable algunos rasgos y sobregeneralizamos (por ejemplo, los viejos son débiles, los jóvenes son irresponsables, los negros son violentos, las mujeres no saben conducir). Existe toda una batería de argumentos discriminatorios creada por la cultura, y que trasmitimos en los procesos educativos. 

EN VIDA



Tomado del libro:
El Librito Que Fortalece
Proverbios reconfortantes y máximas motivadora
Lucia Canovi
Fotografía extraída de internet

sábado, 18 de marzo de 2017

ESTAR VIVO

Bienestar 
Vida 
Dicha

Una vez un maestro estaba muriendo. Era muy viejo: tenía casi cien años. Los dis­cípulos estaban allí y no podían llorar, porque él se estaba riendo. No podían llorar, porque parecía realmente absurdo. El hombre estaba tan feliz, disfrutando su alegría como un niño, gozando de su último aliento. Sólo podrían llo­rar una vez que hubiera muerto.

Y alguien preguntó:

-Mientras estaba vivo, ¿por qué no lloraban? Respondieron:

-Parecería tan absurdo. Mirándole la cara, mirándolo a los ojos, parecía que se estaba yen­do a un reino superior del ser, como si la muer­te no fuera más que una puerta hacia lo divino, como si no fuera a morir, sino a renacer. Y no era un hombre viejo: si lo mirabas a los ojos, era un niño. Sólo su cuerpo era viejo.

Es posible llevar el bienestar con uno. Aun cuando estés gravemente enfermo, puedes con­servar el bienestar en tu interior. Conoces lo opuesto: aun cuando estés perfectamente salu­dable, conservas tu malestar. Conoces esto; por lo tanto, lo otro es posible: totalmente sano y te sientes desdichado; completamente joven y vi­vo, y te sientes como si estuvieras en tu lecho de muerte, a veces llevando todo el peso de la vida como una carga, un peso muerto sobre el corazón. Es­tás vivo porque no puedes hacer otra cosa. ¿Qué puedes ha­cer? Estás vivo, te has encontrado a ti mismo vivo; así que cargas con esto. Pero la vida no es un fenómeno que te pro­duzca éxtasis: no te brinda placer, no la celebras.

ALIMENTANDO LA DEPRESIÓN


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