Regresemos a esa maravillosa frase del Evangelio de perdernos para encontrarnos. Se encuentra en la mayoría de la literatura religiosa y en toda la literatura espiritual y mística.
¿Cómo hace uno para perderse? ¿Alguna vez trató usted de perder algo? Correcto, cuanto más esfuerzo se haga, más difícil es. Las cosas se pierden cuando no se hace esfuerzo. Usted pierde algo cuando no está consciente. Bien, ¿cómo hace uno para morirse? Estamos hablando de la muerte, no del suicidio. No nos dice que nos matemos, nos dice que muramos. Causarnos dolor, causarnos sufrimiento sería contraproducente. Uno nunca está tan lleno de sí mismo como cuando tiene dolor. Nunca está tan centrado en sí mismo como cuando está deprimido. Nunca está tan dispuesto a olvidarse de sí mismo como cuando está feliz. La felicidad lo libera de sí mismo.
Son el sufrimiento y el dolor y la tristeza y la depresión lo que lo ata a uno a sí mismo. Observe cuán consciente está usted de su muela cuando le duele. Cuando no tiene dolor de muela, ni siquiera se da cuenta que tiene muelas, ni de que tiene cabeza, cuando no le duele la cabeza. Pero es muy diferente cuando tiene un terrible dolor de cabeza.