En el instante que Angelina salió del cuadro y se convirtió en una persona real, dirigió a David una sonrisa celestial. Miró el bol de fideos y dijo: «¿Cómo puedes comer esa basura? Espera una momento», y desapareció. Y después, en un abrir y cerrar de ojos, volvió a aparecer con una cesta de verduras y le preparó a David un delicioso bol de fideos muy distinto de los fideos instantáneos que solía comer.
Angelina tenía talento, sabía cómo hacerte feliz, pero tú no se lo agradeciste ni comprendiste nada. No fuiste capaz de conservarla, por eso te dejó. O puede que tú seas Angelina y, como David era tan difícil, lo dejaste. Aunque hiciste todo lo posible por ayudarle, te fue imposible vivir con él. Fue incapaz de reconocer que tú eras su Angelina. Su energía habitual le empujó a seguir viviendo y consumiendo de un modo que le envenenaba el cuerpo y la mente. Quizá iba al bar cada noche y se emborrachaba.