TRES TIPOS DE MENTES: RÍGIDA, LÍQUIDA Y FLEXIBLE
«La función del hombre sabio consiste, sobre todo, en deliberar rectamente... Y delibera rectamente, en el sentido más estricto de la palabra, quien apunta en sus cálculos hacia la más altas actividades abiertas del hombre.»
ARISTÓTELES
ÉTICA A NICÓMACO, VI, 7
Las personas tienen formas distintas de relacionarse con la información disponible en sus cerebros. Algunas se apegan a ella y otras son más arriesgadas a la hora de modificarla.
Hay quienes de manera testaruda insisten en que poseen la razón cuando objetivamente no es así, y hay quienes reconocen sus errores y simplemente tratan de sacarle provecho a las situaciones nuevas o desconocidas.
Existen mentes que parecen de piedra: inmóviles,monolíticas, duras, impenetrables y rígidas, donde la experiencia y el conocimiento se han solidificado de manera sustancial e irrevocable con el paso de los años. Estas mentes ya están determinadas definitivamente, ya no aprenden nada distinto a lo que saben porque su procesamiento obra por acumulación y no por selección.
Creen haber visto la luz, cuando en realidad andan a ciegas vagando por una oscuridad cada vez más alejada de la realidad. Un golpe certero las hace trizas o las resquebraja porque no están preparadas para enfrentarse a los dilemas y las contradicciones respecto a su fuero interno. La mente de piedra no se permite dudar y aborrece la autocrítica. Sus fundamentos son inmodificables e indiscutibles.
Por otro lado, y parafraseando al sociólogo Zygmunt Bauman,5 hay mentes que podríamos llamar «líquidas», que no se interesan por nada y se acomodan a las demandas de la vida sin fijar posiciones de ningún tipo. Mentes sin cuerpo propio, informes, incoloras, sin constancia ni sustancia, indolentes y lejanas a cualquier compromiso: cerebros sin memoria. Pero no se trata de la fluidez del sabio que ha comprendido el constante devenir y se deja llevar, sino que es la negación de la propia existencia. Una indolencia esencial en la que las luces se han apagado para dar paso a un relativismo de mala cepa: nada es verdadero o todo da igual. La mente líquida no tiene de qué dudar y desconoce la autocrítica, porque no tiene puntos de referencia ni fundamentos claros.