miércoles, 27 de enero de 2016

INCONSCIENCIA ORDINARIA E INCONSCIENCIA PROFUNDA


¿Qué quiere decir con distintos niveles de inconsciencia? 

Como probablemente sabe, mientras duerme usted se mueve constantemente entre las fases del dormir sin sueños y el estado de soñar. De forma similar, en el estado de vigilia la mayoría de las personas sólo cambia entre inconsciencia ordinaria e inconsciencia profunda. Lo que yo llamo inconsciencia ordinaria significa estar identificado con sus procesos de pensamiento y con sus emociones, sus reacciones, deseos y aversiones. Es el estado normal de la mayoría de las personas. En ese estado usted está gobernado por la mente egotista, y es inconsciente del Ser. Es un estado no de dolor o infelicidad agudos, sino de un nivel bajo de incomodidad, descontento, aburrimiento o nerviosismo casi continuos, una especie de estática de fondo. Puede ser que usted no se dé cuenta de esto porque es parte frecuente de la vida "normal", del mismo modo que no se hace consciente de un ruido continuo de fondo bajo, como el zumbido de un aire acondicionado, hasta que se detiene. Cuando se detiene de repente, hay una sensación de alivio. Muchas personas usan el alcohol, las drogas, el sexo, la comida, el trabajo, la televisión o incluso el ir de compras como anestésicos, en un intento inconsciente por suprimir la incomodidad básica. Cuando esto ocurre, una actividad que podría ser muy agradable, si se usa con moderación, se convierte en una actividad compulsiva o adictiva, y todo lo que se logra a través de ella es un brevísimo alivio de síntomas. 

La incomodidad de la inconsciencia ordinaria se convierte en el dolor de la inconsciencia profunda -­un estado de sufrimiento o infelicidad más agudo y más obvio- cuando las cosas "van mal", cuando el ego está amenazado o en su situación vital hay un reto, una amenaza o una pérdida importante, reales o imaginarias; o cuando hay conflicto en una relación. Es una versión intensificada de la inconsciencia ordinaria, diferente de ella no en el tipo sino en el grado.

martes, 26 de enero de 2016

UN CUENCO SOBRE EL VACÍO


He aquí una famosa historia concerniente al maestro rinzai Ikkyu, que vivió hace alrededor de tres o cuatro siglos. Ikkyu era entonces un joven monje en un templo zen en el que vivía también su hermano; un día, este último dejó caer un cuenco utilizado en la ceremonia del té, y se rompió; este cuenco era tanto más precioso cuanto que había sido ofrecido por el emperador. 

El superior del templo le riñó severamente, lo cual hizo llorar al pequeño monje. Pero Ikkyu le dijo que no se inquietara: Tengo sabiduría. Puedo encontrar una solución. Reunió los trozos de cerámica, los puso en las mangas de su kolomo y se fue a descansar al jardín del templo, esperando tranquilamente a que el maestro volviera. 

En el momento en el que le vio, fue a su encuentro y le propuso un mondo: 

—Maestro, los hombres nacidos en este mundo ¿mueren o no mueren? 
—Sin lugar a dudas mueren —respondió el maestro—. El mismo Buda murió.

CULPABILIDAD


El sentimiento de culpabilidad forma parte de la mente egoísta; no es nada espiritual. Las religiones han estado explotándolo, pero no tiene nada que ver con la espiritualidad. Simplemente dice que podrías haber hecho otra cosa. Es un sentimiento del ego; como si no fueras seres impotentes, como si estuviera en tus manos. 

Nada está en tus manos. Ni tú mismo. Las cosas suceden; nada se hace. En cuanto entiendas esto, la culpa desaparecerá. A veces puedes llorar por algo, pero en lo más hondo sabes que tenía que suceder porque estas impotente, formas parte de una totalidad muy grande, en la que no eres más que un elemento diminuto. Es como cuando hay una hoja y un árbol y aparece un viento fuerte que separa la hoja del árbol. La hoja piensa mil y una cosas... que podría haber sido de esa manera y no de esta, que la separación se podría haber evitado. ¿Qué puede hacer? El viento era demasiado fuerte.

La culpabilidad no deja de brindarte la idea equivocada de que eres poderoso, capaz de hacer algo. La culpabilidad es la sombra del ego: no puedes cambiarlo y ahora te sientes culpable. Si lo analizas profundamente, verás que estabas impotente y que toda la experiencia te ayudará a ser menos egoístas.

lunes, 25 de enero de 2016

EL SABOR DEL ZEN


Minagawa Shunzaemon, un célebre poeta muy apegado a la rima y adepto del Zen, oyó hablar de un célebre maestro zen, Ikkyu, jefe del Templo de Daitoku-ji, situado en la región de los campos violetas. Quiso ser su discípulo y le hizo una visita. En la entrada del templo entablaron el diálogo.

Ikkyu preguntó:

—¿Quién es usted?

—Un budista —respondió Minagawa.

—¿De dónde viene?

—De su provincia...

—¡Ah...! ¿Y qué ha sucedido por allí en estos últimos días?

—Los cuervos graznan, los gorriones gorjean.

¿Y dónde cree usted que está ahora?

—En los campos violetas.

AYUDAR A QUE EL AMOR VUELVA A APARECER


En Plum Village hay una hermana aún muy joven, sólo tiene veintidós años, que ayudó a su madre y a su hermana a reconciliarse después de que hubiesen prometido no verse nunca más. En tres horas fue capaz de ayudarlas a resolver el conflicto. Al final, ambas practicaron la meditación del abrazo. Se abrazaron con dulzura e inspiraron y espiraron conscientemente varias veces. Hicieron la práctica de: «Inspirando, soy consciente de que estoy viva; espirando, soy consciente de que mi ser amado sigue con vida, entre mis brazos». Practicaron ser conscientes del regalo que suponía para cada una la presencia de la otra y mantuvieron un profundo contacto con el momento presente, poniendo el cien por cien de sí mismas en el acto de abrazar a la otra persona. Fue muy curativo para ellas. A través de la práctica descubrieron que se querían muchísimo, pero que no lo sabían porque no habían sido hábiles en la relación que habían mantenido, en su forma de hablarse ni de escucharse.

Sólo porque la ira o el odio estén presentes, no significa que la capacidad de amar y de aceptar no esté ahí.

domingo, 24 de enero de 2016

OBSERVAR... NO LUCHAR



Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones (Compilado y Editado por 
 Dhamma Garde)
Fotografía de Internet

LA RENUNCIACION TAMPOCO ES LA SOLUCION


Siempre que usted practique la renunciación, se engaña. ¡Qué tal eso!. Se engaña. ¿A qué renuncia? Siempre que renuncie a algo, queda atado para siempre a aquello a lo cual renuncia. Hay un gurú en la India que dice: "Siempre que viene a verme una prostituta, no habla sino de Dios. Dice que está cansada de la vida que lleva. Que quiere a Dios. Y siempre que viene a verme un sacerdote, no habla sino de sexo". Muy bien, cuando usted renuncia a algo, queda atado a esa cosa para siempre. Cuando lucha contra alguna cosa, queda atado a ella para siempre. Mientras luche contra ella, le está dando poder. Le da tanto como el que usa para luchar contra él.

Esto incluye el comunismo y todo lo demás. de manera que debe "recibir" a sus demonios porque cuando lucha contra ellos les da poder. ¿Nadie le ha dicho esto? Cuando renuncia a una cosa, queda atado a ella. La única manera de salir de ello es mirar a través de la cosa. No renuncie a ella, mire a través de ella.

sábado, 23 de enero de 2016

CONSEJOS


Los hombres valiosos llegan a la fama por sus obras. Los necios se hacen famosos por la propaganda.

Nuestra sociedad de consumo también “fabrica” ídolos famosos, porque necesita venderlos.

Si el sabio te censura, piénsalo. Si el estúpido te alaba, ¡laméntalo!

El que se sabe merecedor de la aprobación y del aplauso, no hace nada para conseguirlos.

El árbol que sobresale muy pronto con sus ramas, suele ser el que primero cae por falta de raíces.

El hombre seguro de sí mismo goza cuando es apreciado y se duele ante el menosprecio, pero no malgasta su tiempo para cambiar la opinión ajena.

La propaganda es muchas veces como el agua: deja en el fondo el oro y saca a flote el leño seco.

SIN EL AMADO LA VIDA IGUAL CONTINÚA, AUNQUE NO CONTINÚE IGUAL


viernes, 22 de enero de 2016

LOS PÁJAROS


Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.

Didasko Pérez, maestro de escuela, torturado y preso "por tener ideas ideólogicas", recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.

Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didasko le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los arboles, muchos pequeños círculos entre las ramas.
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