domingo, 3 de enero de 2016
¿MALA SUERTE? ¿BUENA SUERTE? ¡QUIÉN SABE!
Carta 20
¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!
«El 90 por ciento del éxito simplemente se basa en insistir.»
Woody Allen
Apreciado amigo, apreciada amiga:
Lo que a veces puede parecer algo negativo, un obstáculo, un freno, un revés a lo que consideras tu propósito, una experiencia vivida como fruto de la mala suerte, quizá sea en realidad lo mejor que te podía ocurrir...
En relación con ello, quiero contarte uno de mis cuentos favoritos. Lo encontré en el libro Ligero de equipaje, de Carlos G. Vallés, S. J. Dice así:
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos.
Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para condolerse con él y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!».
Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Éste les respondió: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!».
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró aquello como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!».
sábado, 2 de enero de 2016
viernes, 1 de enero de 2016
LA PÉRDIDA DEL AHORA: EL ENGAÑO FUNDAMENTAL
Incluso si acepto completamente que en últimas el tiempo es una ilusión ¿qué diferencia va a causar esto en mi vida? Aún tengo que vivir en un mundo que está completamente dominado por el tiempo.
Eckhart Tolle:
La aceptación intelectual es simplemente otra creencia y no cambiará mucho su vida. Para realizar esta verdad, usted tiene que vivirla. Cuando cada célula de su cuerpo esté tan presente que se sienta vibrar con la vida, y cuando usted pueda sentir en cada momento de la vida la alegría de Ser, entonces puede decirse que usted está libre del tiempo.
Pero todavía tengo que pagar las cuentas mañana, y me volveré viejo y moriré como los demás. Cómo puedo decir que estoy libre del tiempo?
Eckhart Tolle:
Las cuentas de mañana no son el problema. La disolución del cuerpo físico no es un problema. El problema es la pérdida del Ahora, o más bien: el engaño central que convierte una mera situación, evento o emoción en un problema personal y en sufrimiento. La pérdida del Ahora es la pérdida del Ser.
Ser libre del tiempo es ser libre de la necesidad psicológica del pasado para su identidad y del futuro para su realización. Representa la transformación más profunda de la conciencia que usted pueda imaginar. En algunos casos raros, este cambio en la conciencia ocurre dramática y radicalmente, de una vez por todas. Cuando ocurre, generalmente viene por medio de una rendición total en medio de sufrimiento intenso. La mayor parte de las personas, sin embargo, tiene que trabajar en ello.
jueves, 31 de diciembre de 2015
SOBRE EL DESPERTAR
Espiritualidad significa despertar. La mayoría de las personas están dormidas, pero no lo saben. Nacen dormidas, viven dormidas, se casan dormidas, tienen hijos dormidas, mueren dormidas sin despertarse nunca. Nunca comprenden el encanto y la belleza de esto que llamamos la existencia humana. Todos los místicos - católicos, cristianos, no cristianos, cualquiera que sea su teología, independientemente de su religión - afirman una cosa unánime: todo está bien. Aunque todo está hecho un desastre, todo está bien. Esto es sin duda, una extraña paradoja, pero lo trágico es que la mayoría de las personas nunca llegan a darse cuenta que todo está bien, porque están dormidas. Tienen una pesadilla.
El año pasado oí en la televisión española una historia sobre un caballero que llama a la puerta de la alcoba de su hijo y dice:
- Jaime, ¡Despierta!
Jaime responde:
- No quiero levantarme, papá.
El padre grita:
Levántate, tienes que ir a la escuela.
- No quiero ir a la escuela. -
¿Por qué no?
- Por tres motivos: el primero, porque es aburridor; el segundo, porque los niños se burlan de mí; y el tercero, porque odio la escuela.
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