viernes, 16 de octubre de 2015

EMPIEZA POR TI


Sin enemigos

Empieza por ti

Sin comunicación no puede haber una verdadera comprensión. Pero asegúrate ante todo de poder comunicarte contigo mismo, ya que si no eres capaz de hacerlo, ¿cómo esperas comunicarte con otra persona? Con el amor ocurre lo mismo. Si no te amas a ti mismo, no podrás amar a otra persona. Si no puedes aceptarte ni tratarte con afecto, tampoco podrás hacerlo con otro.

Con gran frecuencia te comportas como tu padre, aunque no te des cuenta. Y a pesar de comportarte como él, sientes que sois totalmente distintos. No lo aceptas, lo odias. Cuando no aceptas a tu padre, no te estás aceptando a ti mismo. Tu padre está en ti; tú eres su continuación. Por eso, si puedes comunicarte contigo mismo, podrás comunicarte con tu padre.

El yo está formado de elementos no-yo, por tanto, el comprendernos a nosotros mismos constituye nuestra práctica. Nuestro padre es un elemento no-yo. Decimos que nuestro padre no es nosotros, pero sin él no podríamos existir. Él está totalmente presente en tu cuerpo y en tu mente. Está en ti. Por eso, si te comprendes a ti mismo, a todo tu yo, estás comprendiendo a tu padre, él no está fuera de ti.

Hay muchos otros elementos no-yo que puedes sentir y reconocer dentro de ti: tus antepasados, la tierra, el sol, el agua, el aire, toda la comida que consumes y muchas cosas más. Quizá te parezca que estas cosas están separadas de ti, pero sin ellas no podrías vivir.

Supón que dos bandos contendientes desean negociar y que ninguno se conoce suficientemente a sí mismo. Para conocer al otro partido, a la otra nación, al otro pueblo, has de conocerte de veras a ti mismo, a tu país, a tu partido y a tu situación. Uno mismo y los demás no son dos cosas distintas, porque el sufrimiento, la esperanza y la ira de ambos son muy similares.

DIALOGO INTERNO


jueves, 15 de octubre de 2015

LA FELICIDAD ES EL CAMINO


Nos convencemos de que la vida será mejor después de cumplir los 18 años, después de casarnos, después de conseguir un mejor empleo, después de tener un hijo, después de tener otro...

Entonces nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes, y pensamos que nos sentiremos felices cuando lo sean. Después nos lamentamos porque son adolescentes difíciles de tratar; ciertamente, nos sentiremos más felices cuando salgan de esa etapa.

Nos decimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro(a) esposo(a) le vaya mejor, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa, cuando podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados.

La verdad es que no hay mejor momento que este para ser felices. Si no es ahora, ¿cuándo?

Una de nuestras frases favoritas es de Alfred de Souza:

Por largo tiempo parecía para mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar; entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta de que estos obstáculos eran mi vida.

Esta perspectiva nos ha ayudado a ver que no hay camino a la felicidad: la felicidad es el camino. Debemos atesorar cada momento, mucho más cuando lo compartimos con alguien especial, y recordar que el tiempo no espera a nadie.

No espere hasta terminar la escuela, hasta volver a la escuela, hasta bajar diez libras, hasta tener hijos, hasta que los hijos vayan a la escuela, hasta que se case, hasta que se divorcie, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno, o hasta que muera, para aprender que no hay mejor momento que este para ser feliz. La felicidad es un trayecto, no un destino.

Trabaja como si no necesitaras dinero, ama como si nunca te hubieran herido y baila como si nadie te estuviera viendo.

Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet

LIBÉRATE DE...


martes, 13 de octubre de 2015

LOS TRES PILARES DE LAS BUENAS RELACIONES AFECTIVAS


Según la mayoría de los tratados sobre el amor conyugal, para tener una buena relación de pareja se necesitan un cúmulo de «virtudes» de las que no todos disponemos.

Algunas de estas cualidades, consideradas imprescindibles, son: compromiso, sensibilidad, generosidad, consideración, lealtad, responsabilidad, confiabilidad, cooperación, adaptación, reconocer errores, perdonar, solidaridad, altruismo, etcétera, etcétera.

¡Qué cantidad de cosas! Si alguien hubiera incorporado a su ser todos estos valores estaría próximo a la santidad y no necesitaría pareja. La realidad nos muestra que la gran mayoría de nosotros estamos muy lejos de ese nivel de excelencia y cuando iniciamos una relación afectiva lo hacemos con toda nuestra defectuosa humanidad a cuestas. No te enamoras de un «pedazo» de la persona, no puedes fragmentarla a tu gusto ni ignorar sus «vicios» y carencias, porque tarde o temprano harán su aparición: te relacionarás con todo lo que es el otro, con lo bueno, lo malo y lo feo. Está claro, entonces, que el conocimiento real de la pareja debería ser antes y no después del matrimonio.

PRISIONES CONFORTABLES


lunes, 12 de octubre de 2015

VACÍO-LLENO


Con una mano crea vacío, con la otra crea plenitud, para que cuando estes realmente vacío, tu plenitud pueda llenarlo.

A veces sucede que uno puede volverse adicto a un solo tipo de meditación. Eso provoca un cierto empobrecimiento. Se debería permitir que muchas dimensiones penetraran en el ser. Habría que permitir al menos dos meditaciones: una inactiva y una activa. Es un requisito básico; de lo contrario la personalidad se vuelve sesgada. 

Observar es un proceso pasivo. En realidad, no tienes que hacer nada. No es una acción; es una especie de no-acción. Es una meditación budista... muy buena, pero incompleta. De modo que los budistas se han vuelto muy sesgados. Se transformaron en seres muy serenos, pero han pasado por alto una cosa... lo que yo llamo felicidad. 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...