miércoles, 14 de octubre de 2015
martes, 13 de octubre de 2015
LOS TRES PILARES DE LAS BUENAS RELACIONES AFECTIVAS
Según la mayoría de los tratados sobre el amor conyugal, para tener una buena relación de pareja se necesitan un cúmulo de «virtudes» de las que no todos disponemos.
Algunas de estas cualidades, consideradas imprescindibles, son: compromiso, sensibilidad, generosidad, consideración, lealtad, responsabilidad, confiabilidad, cooperación, adaptación, reconocer errores, perdonar, solidaridad, altruismo, etcétera, etcétera.
¡Qué cantidad de cosas! Si alguien hubiera incorporado a su ser todos estos valores estaría próximo a la santidad y no necesitaría pareja. La realidad nos muestra que la gran mayoría de nosotros estamos muy lejos de ese nivel de excelencia y cuando iniciamos una relación afectiva lo hacemos con toda nuestra defectuosa humanidad a cuestas. No te enamoras de un «pedazo» de la persona, no puedes fragmentarla a tu gusto ni ignorar sus «vicios» y carencias, porque tarde o temprano harán su aparición: te relacionarás con todo lo que es el otro, con lo bueno, lo malo y lo feo. Está claro, entonces, que el conocimiento real de la pareja debería ser antes y no después del matrimonio.
lunes, 12 de octubre de 2015
VACÍO-LLENO
Con una mano crea vacío, con la otra crea plenitud, para que cuando estes realmente vacío, tu plenitud pueda llenarlo.
A veces sucede que uno puede volverse adicto a un solo tipo de meditación. Eso provoca un cierto empobrecimiento. Se debería permitir que muchas dimensiones penetraran en el ser. Habría que permitir al menos dos meditaciones: una inactiva y una activa. Es un requisito básico; de lo contrario la personalidad se vuelve sesgada.
Observar es un proceso pasivo. En realidad, no tienes que hacer nada. No es una acción; es una especie de no-acción. Es una meditación budista... muy buena, pero incompleta. De modo que los budistas se han vuelto muy sesgados. Se transformaron en seres muy serenos, pero han pasado por alto una cosa... lo que yo llamo felicidad.
domingo, 11 de octubre de 2015
CARTA DE UN ABUELO ANTES DE MORIR
La carta de este abuelo antes de morir define a la perfección lo que necesitamos saber en la vida.
Son consejos invaluables que todos deberían escuchar
La gente mayor tiene mucho que enseñarnos. Ellos han adquirido la experiencia de los años y saben cosas valiosas que los jóvenes deberían escuchar. Un anciano de Nueva Jersey llamado James K. Flanagan sabía que tenía algo importante que transmitir, por eso, antes de morir de un ataque al corazón, escribió una carta para sus nietos contándoles algunas cosas sobre la vida:
Queridos Ryan, Conor , Brendan , Charlie y Mary Catherine,
Mi sabia y reflexiva hija Rachel me instó a escribir algunos consejos para vosotros con las cosas importantes que he aprendido acerca de la vida. Estoy empezando este el 8 de abril de 2012, en la víspera de mi 72 cumpleaños.
1 . Cada uno de ustedes es un regalo maravilloso tanto para su familia como para todo el mundo. Recuérdenlo siempre, especialmente cuando los vientos fríos de la duda y el desánimo caigan sobre sus vidas.
2 . No tengan miedo… de nadie ni de nada cuando se trate de vivir sus vidas más plenamente. Persigan sus esperanzas y sueños, no importa cuán difícil sean ni lo que otros piensen. Muchas personas no hacen lo que quieren por lo que otros puedan pensar o decir. Eviten a los pesimistas y sus pensamientos “Sí, pero ¿qué pasaría si … ”. Al diablo con “qué pasaría si … ” ¡Hazlo! Lo peor de todo en la vida es mirar hacia atrás y decir: ” Yo tendría , podía haber tenido, debería haberlo hecho” . Asuman riesgos , cometan errores.
sábado, 10 de octubre de 2015
PASIÓN Y VOCACIÓN
Carta 18
Pasión y vocación
«La jubilación es para la gente que se ha pasado toda una vida odiando lo que hacía. Mi sueño más salvaje es tener noventa años y poder continuar así, haciendo una película al año, durante muchos años más.»
Woody Allen
«Tu trabajo es descubrir tu trabajo y luego entregarte a él con todo tu corazón.»
Rabindranath Tagore
Querido amigo, querida amiga:
Decía Sóren Kierkegaard que «la decepción más común es no escoger o no poder ser uno mismo, pero la forma más profunda de decepción es escoger ser otro antes que uno mismo».
Cuando logramos aceptarnos como somos y decidimos mostrarnos, todo empieza a funcionar.
Y no te quepa duda: la idea que tenemos de nosotros mismos acostumbra a ser más pobre de lo que realmente somos.
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