lunes, 22 de junio de 2015
domingo, 21 de junio de 2015
LA CARTA DEL VIEJO
Amada hija: El día que este viejo ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme.
Cuando derrame comida sobre mi camisa y cuando olvide cómo atarme mis zapatos, tenme paciencia: recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.
Si cuando conversas conmigo repito y repito las mismas palabras y sabes de sobra cómo terminan... no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeña para que te durmieras, tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.
Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y comprende que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa cuántas veces cuando niña te ayudé y estuve pacientemente a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.
No me reproches porque no quiera bañarme; no me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que te inventaba para hacerte más agradable tu aseo.
Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona. Acuérdate que fui yo quien te enseñó tantas cosas. Comer, vestirte y cómo enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia.
Cuando en algún momento, mientras conversamos, me llegue a olvidar de qué estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo... no te impacientes; tal vez no era importante lo que hablaba y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas en ese momento.
Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Sé cuánto puedo y cuándo no debo. También comprende que, con el tiempo, he perdido los dientes y el gusto para sentir.
Cuando mis piernas fallen por estar cansadas para andar... dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernitas.
Por último, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir... no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuánto te ame. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir.
Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer.
Piensa entonces que con este paso que me adelanto a dar, estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo... pero siempre contigo.
No te sientas triste, enojada o impotente por verme así. Dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice cuando empezaste a vivir.
De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío.
Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti. Te quiere, Tu viejo.
Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal
MOMENTOS PROPICIOS
Cuando te sientes feliz, cariñoso, como si flotaras... esos son los momentos propicios en que la puerta se encuentra muy cerca. Una simple llamada será suficiente.
Casi siempre que las personas se sienten desdichadas, ansiosas, tensas, nerviosas, prueban la meditación... pero entonces cuesta entrar.
Cuando te sientas dolido, enfadado, triste, entonces piensas en la meditación, pero eso es como ir contra la corriente y será muy difícil. Cuando te sientes feliz, cariñoso, como si flotaras... esos son los momentos propicios en que la puerta se encuentra muy cerca. Una simple llamada será suficiente.
sábado, 20 de junio de 2015
LA PRESENCIA-CONSCIENTE ("awareness") Y LA CONSCIENCIA
Interlocutor: ¿Qué hace usted cuando está dormido?
Maharaj: Estoy consciente (aware) del hecho de estar soñando.
Int: ¿No es el sueño profundo un estado de inconsciencia?
Mah: Sí, yo soy consciente del hecho de estar inconsciente.
Int: ¿Y cuando está despierto, o soñando?
Mah: Soy consciente del hecho de estar despierto, o soñando.
Int: No le entiendo a usted. ¿Qué quiere decir usted exactamente? Permítame aclarar mis términos: por estar dormido quiero decir inconsciente, por estar despierto quiero decir consciente, por soñar quiero decir consciente de la mente de uno mismo, pero no de lo que me rodea.
Mah: Bien, es poco más o menos lo mismo para mí. Sin embargo, parece haber una diferencia.
En cada estado usted olvida los otros dos, mientras que para mí no hay más que un sólo estado de ser, que incluye y transciende los tres estados mentales de vigilia, soñar y dormir.
Int: ¿Ve usted en el mundo una dirección y un propósito?
Mah: El mundo no es más que un reflejo de mi imaginación. Todo lo que quiero ver, puedo verlo.
viernes, 19 de junio de 2015
LA CULPA ES DE LA VACA*
Este texto, cuyo resumen fue publicado originalmente por el profesor Fernando Cepeda en su columna habitual de El Tiempo, es una excelente demostración de una conducta muy nuestra relacionada con la ramificación de la culpa.
Se estaba promoviendo la exportación de artículos colombianos de cuero a Estados Unidos, y un investigador de la firma Monitor decidió entrevistar a los representantes de dos mil almacenes en Colombia. La conclusión de la encuesta fue determinante: los precios de tales productos son altos, y la calidad muy baja.
El investigador se dirigió entonces a los fabricantes para preguntarles sobre esta conclusión. Recibió esta respuesta: no es culpa nuestra; las curtiembres tienen una tarifa arancelaria de protección de quince por ciento para impedir la entrada de cueros argentinos.
jueves, 18 de junio de 2015
KLESHA NIARA (LAS EMOCIONES FUERTES)
TERCER MARA
El klesha niara está caracterizado por las emociones fuertes. Surge una simple emoción, y en lugar de dejarla estar, sentimos pánico. Empezamos a enlazar nuestros pensamientos creando una línea argumental que da lugar a emociones aún mayores. En lugar de sentarnos abiertamente con nuestra incómoda emoción, nos liamos a gritos y le damos alas. La mantenemos inflamada y caliente con nuestros pensamientos y sentimientos; no la dejamos ir.
Cuando todo se cae a pedazos y sentimos incertidumbre, decepción, conmoción o vergüenza, lo que queda es una mente clara, fresca y sin prejuicios. Pero no solemos verlo así. Por el contrario, sentimos la incomodidad y la incertidumbre de estar en tierra de nadie, e hinchamos ese sentimiento desfilando por la calle con banderas que proclaman lo mal que está todo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)