Mientras cueces las patatas has de tapar la olla para evitar que el calor se disipe.
La concentración también es esto. De ahí que mientras hagas la práctica de caminar o respirar de manera consciente para cuidar de tu ira, no debes hacer nada más. No escuches la radio, no mires la televisión ni leas un libro, tapa la olla y haz únicamente una cosa: haz la práctica de meditar andando y de respirar profunda y conscientemente, y pon el cien por cien de ti en abrazar la ira que sientes, exactamente igual que si cuidaras de un bebé.
Después de haber abrazado la ira y haberla observado profundamente durante un rato, empezarás a descubrir cosas y tu ira disminuirá. Te sentirás mucho mejor y desearás volver para ayudar a la otra persona. Cuando abras la olla, las patatas despedirán un delicioso aroma. Habrás transformado la ira que sentías en la energía del amor compasivo.