Todo lo que cada uno se quiere a si mismo es poco. Con seguridad, a todos todavía nos falta querernos mas.
Ocurre que cuando al individuo se le prohibe ser egoísta, para encontrar un lugar donde querer es, cuidarse, y atenderse, se vuelve mezquino, ruin, codicioso, canalla y jodido. El individuo se vuelve despreciable porque cree que tiene que elegir entre el y el otro, y cuando se elige a si mismo cree que lo hace en contra de su moral. La idea que anima a concebir el egoísmo como un desmedro de los otros es plantearse la vida como una batalla mortal. Pero eso no siempre es cierto. Habrá habido, y seguramente seguirá habiendo, batallas a muerte, pero analizar el mundo de este modo en todo momento es una visión limitada con la cual no comulgo.