jueves, 24 de octubre de 2013

LA AUTORIDAD MORAL


Esta es una historia real, sucedida en una empresa, que conviene enseñar a otros. 

En el yacimiento de una de las empresas cementeras más importantes del país, los vehículos solo se podían surtir de gasolina entre la 1:00 y la 1:30 p.m., es decir, durante treinta minutos, debido a las reglamentaciones de la Superintendencia de la mina. Un empleado tenía la orden del jefe de almacén de sólo proveer el producto en esa hora y durante ese lapso de tiempo. Ese mismo empleado debía realizar otras tareas después de cumplir el oficio de proveedor de combustible. 

Todos los ingenieros, sin excepción, debían llenar el tanque a esa hora, o se quedaban sin gasolina. No obstante,

LA RELIGIÓN ÚNICA, DEBE SER...


miércoles, 23 de octubre de 2013

LA VIDA OBSERVADA


A veces nos sentimos mal, hechos un lío, no sabemos funcionar solos y nos vamos al psicólogo a que nos arregle. El psicólogo no puede hacer nada que tú no hagas. No puede conseguir nada que tú no estés dispuesto a hacer.

Puede escucharte y ayudar a que tú mismo vayas aclarándote mientras hablas.

En verdad, lo que haces allí es observarte, y eso es lo que has de hacer tú, pero de continuo. Yo soy psicólogo y puedo decirte que la terapia, la mayoría de las veces lo que hace es un intercambio de problemas: te quita uno, pero te mete otro.

La espiritualidad es la que intenta solucionarte a ti. Busca solucionar el problema del «yo», que es el que está generando los problemas que te llevan al psicólogo y al psiquiatra. La espiritualidad va directamente a la raíz, a rescatar tu yo, el auténtico, que está ahogado por barreras que no lo dejan ser libremente.

El hacer esfuerzos por cambiar es contraproducente, pues lo que te va a cambiar es la verdad: el observar la verdad y comprender que tu programación no te deja ser tú. El observar es lo que te va a cambiar. «La vida no observada, no examinada, no vale la pena vivirla, porque no es vida», decía Sócrates.

Es preciso darnos cuenta de todas las reacciones que surgen al mirar a una persona, a un paisaje o a ti mismo. Observar cómo suelo reaccionar frente a determinadas situaciones. Mirar con objetividad, como si no fueras tú, concienciándote de lo que pasa dentro y fuera de ti, estando atento (como cuando conduces). Hacerlo sin juicios valorativos, porque si le pongo etiquetas, ya no veo la cosa como es. Caer en la cuenta, sin prejuicios, sólo entendiéndolo.

Tenemos que darnos cuenta de que,

ALQUIMIA


La meditación es alquímica; transforma todo nuestro ser. Destruye todas las limitaciones, todas las estrecheces, y te hace amplio. 

La meditación te ayuda a deshacerte de los límites de la religión, de la nación, de la raza. La conciencia no solo te ayuda a desprenderte de todo tipo de confinamientos y encierros lógicos e ideológicos, sino que también te ayuda a trascender las limitaciones del cuerpo, de la mente. Te hace consciente de que eres pura conciencia y no otra cosa. 

El cuerpo únicamente es tu casa, no eres él. La mente solo

martes, 22 de octubre de 2013

CONOCERSE A FONDO


Para despertarse, el único camino es la observación. Es irse observando uno a sí mismo, sus reacciones, sus hábitos y la razón de por qué respondes así. Observarse sin críticas, sin justificaciones ni sentido de culpabilidad ni miedos a descubrirla verdad. Has de conocerte a fondo.

El indagar e investigar quién es Jesucristo o Budha o cualquier líder religioso es muy loable, pero ¿Para qué sirve?. ¿Te puede servir para algo si no te conoces a ti mismo?. ¿Te sirve para algo si estás controlado y manipulado sin saberlo?. 

La pregunta más importante del mundo, base de todo acto maduro es: 
¿Yo quién soy?. Porque, sin conocerte, no puedes conocer ni a Dios.

LA MEDITACIÓN ES ALQUÍMICA

lunes, 21 de octubre de 2013

EL MONJE TONTO


Frente al monasterio se instaló un mercader. Puso en una mesa un montón de cubos con patas, y un cartel: “¡Hoy, gran barata de gragrofos!” Con una bocina, clamó: “¡Compre un gragrofo ahora, rebajado a sólo cien pesos! ¡Sea previsor!” Un joven monje interrumpió su meditación junto al maestro y corrió para colocarse frente al vendedor, quien se apresuró a decirle: “¡Aproveche la rebaja!” Para hacerlo tonto, el monje le contestó que sólo tenía ochenta pesos. El mercachifle, con una sonrisa le respondió:

EL MONJE EGOISTA


Las plantas, resecas, clamaban por agua. Un monje que tenía un vaso del precioso líquido, oyendo el apremiante pedido de la yerta vegetación, respondió: “¡No! ¡El agua de este vaso es mía!” Su anciano maestro,que se acercaba cargando una garrafa de agua, le oyó: “¡Dame tu vaso!” El discípulo, a regañadientes, se desprendió de su tesoro. El viejo lo vació en la garrafa y se la puso enfrente. “¡Si me dices cuál agua de esta agua es la tuya, te la puedes llevar!” El monje se dio cuenta de su egoísmo y ayudó al maestro a regar el huerto.

COMENTARIO.- Si no usamos

ESQUIZOFRENIA


La culpabilidad siempre crea esquizofrenia. Y puede lograrlo; si es muy profunda, puede crear una verdadera escisión. 

No existe división entre el mundo y la espiritualidad. Pero debido al fenómeno de la culpabilidad esa división surge. De modo que hay que descartar la culpabilidad. No es que tengas que unir la espiritualidad y el mundo; están unidos. No hay modo de separarlos. Lo que debes hacer es entender tu culpabilidad y desprenderte de ella, de lo contrario siempre crea esquizofrenia. Y puede lograrlo; si es muy profunda, puede provocar una verdadera escisión. Una persona puede convertirse en dos, de tal manera que es capaz de no ser consciente de la otra. La división puede ser tan marcada que los dos aspectos no lleguen a conocerse jamás, que nunca se produzca dicho encuentro. 

domingo, 20 de octubre de 2013

¿NO TE SIENTES CON LOS MÉRITOS NECESARIOS PARA REALIZAR UNA GRAN OBRA?


Alejandro Jodorowsky: Hay quienes, no se sienten con los méritos necesarios para realizar una gran obra. Esta fábula puede serles útil:

Un tirano no había encontrado mejor solución, cuando escaseaban los alimentos, que masacrar poblaciones enteras. Los aldeanos que lograban escapar formaban grupos guerrilleros, dedicándose a practicar infatigablemente, junto a sus mujeres e hijos, las artes marciales. Entre ellos había un idiota que, incapaz de manejar un arma, se dedicaba a la cocina. Un día encontraron en una aldea devastada, como único sobreviviente, a un niño pequeño. Pensaron que sería una carga y que era mejor, ya que no tenía padres, dejarlo morir. Pero el idiota decidió adoptarlo. Ordeñó cabras, fabricó pañales con hojas, calmó la fiebre infantil con rocío. ¡El niño sobrevivió! Fue creciendo. El idiota le enseñó lo único que sabía: pelar papas. El muchacho, sentado junto al fogón, veía a los hijos de los otros manejar las armas con maestría
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