jueves, 5 de septiembre de 2013

ELIMINAR TODA FORMA DE AUTOCASTIGO


Cuando una relación anda mal, nunca hay un solo responsable. La hecatombe afectiva siempre es función de dos, quizá no en las mismas proporciones, pero cada cual aporta su cuota: unos por defecto y otros por exceso.

En el caso del apego afectivo, cuando el vínculo se rompe el apegado suele activar su más dura autocrítica. De manera inclemente, como si le gustara sufrir, agrega más dolor al sufrimiento. Durante treinta años de matrimonio, una mujer mayor había atendido a su marido a la vieja usanza. Entre sus obligaciones estaban quitarle los zapatos cuando llegara de trabajar, escogerle la ropa por la mañana, cortarle las uñas de los pies y de las manos, teñirle el bigote, enjabonarle la espalda, cortarle el pelo, darle masajes y atenderlo en lo que fuera necesario: una moderna geisha, a la antigua. El problema era que el señor se había conseguido una amiguita y había desplazado a su devota esposa a un frío y distante segundo lugar. Lo que más le dolía a la señora era la forma en que lo había hecho: “No me importa tanto que sea infiel, sino el desprecio… (llanto) … El está totalmente indiferente conmigo, casi no me habla y se fue para otra alcoba… (llanto)… No sé por qué me rechaza… Yo he sido muy buena esposa…” Cuando le pregunté si no sentía indignación, rabia o ganas de estrangularlo, me contestó que su sentimiento no era de ira, sino de pesar y culpa: “Ayer me enteré que pidió cita para cortarse el cabello… No sé, me siento culpable de que tenga que ir a donde el peluquero… Llevo muchos años cortándole el pelo… ¿No cree que debería seguir motilándolo pese a todo?...” Sentirse culpable de no seguir siendo sumisa es una culpa al cuadrado. Un récord y un excelente ejemplo de cómo no se debe actuar para mantener el autorrespeto a flote. La pobre mujer estaba tan acostumbrada a ceder, que cuando la traicionaron se sintió traidora.

Otro de mis pacientes, al enterarse que su mujer ya no le quería, comenzó a autocastigarse verbalmente. Sus registros mostraban infinidad de autoverbalizaciones negativas: “Soy un idiota”, “A mi nadie me puede querer”, “Si hubiese sido más cariñoso, no me habrían dejado de querer”, “Soy torpe en el amor”, en fin, cientos de inculpaciones diarias, en voz baja, reciclables y altamente dañinas. El resultado fue inevitable: depresión mayor y clínica de reposo.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿CUÁL ES LA VIDA ETERNA?


LA VIDA YA ES PERFECTA


TÉCNICA DE MANEJO DEL ESTRÉS EN LA OFICINA


UN JUEGO


Vive tu papel, disfrútalo  es divertido. Pero tómalo con ligereza, con relajación. No vale la pena que te preocupes.

Sin importar el papel que tengas que interpretar en determinadas circunstancias, interprétalo al máximo de tu habilidad, totalmente. Pero una vez que se haya terminado, Es irrelevante si has tenido éxito o fracasado. No mires atrás, sigue adelante. Hay otras obras que tienes que interpretar. El éxito o el fracaso no son importantes. Lo que importa es la percepción de que todo es un juego. 

Cuando toda tu vida se llena con esta conciencia, te ves liberado, ya nada te ata. Dejas de estar encadenados a algo. Tus manos están libres. Nada te aprisiona. Utilizas máscaras, pero sabes que no son tu rostro original. Y te la puedes quitar porque ahora sabes que se trata de una máscara. Es de quita y pon. Y entonces además puedes conocer tu rostro original. Aquel que es consciente de que la vida es un juego llega a conocer su rostro original. Y conocer tu rostro original es conocer todo lo que merece la pena conocerse.

Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 173

JAMÁS HUMILLARSE VII (Compartir la Persona Amada con Otra)


Séptima Categoría de Humillación:

Por último, existe una forma truculenta de mantener indignamente a la pareja: compartir la persona amada con otra. La canción de Pablo Milanés, “El breve espacio en que no estás”, muestra esta faceta del apego en plena efervescencia: “La prefiero compartida, antes que vaciar mi vida”. Desastroso y lamentable. La mayoría de los adictos afectivos cuya pareja es infiel, terminan por aceptar resignadamente el hecho. Conozco a un hombre con un desorden de la personalidad por dependencia, que lleva tres años esperando a que su mujer deje al amante. Ella lo tiene al tanto de todo y él agradece la honestidad.

Recientemente se fueron los tres a una finca a pasar el fin de semana. Cuando el señor me preguntó qué hacer, me vi tentado de ofrecerle la típica solución siciliana (morderse la falange del dedo índice, levantarla del trasero y sacarla por la ventana), pero opté por un consejo más profesional: “Usted no se está respetando a usted mismo… Si a su mujer le interesa realmente su bienestar, no lo sometería a esta tortura… Ella ya hubiese tomada una decisión… Sin darse cuenta, usted se ha vuelto cómplice porque está renunciando a sus principios y a su honra… ¿Tiene sentido todo este dolor y esta angustia?... Mientras no pierda el miedo a la soledad, siempre será una prolongación de su mujer… Déjela, aléjese… Venza su adicción y será un hombre libre…” Después de unos meses logró escabullirse del calvario, pero con la dependencia a cuestas. Una ex novia, recién separada, más pudorosa y querida, hizo su aparición y lo rescató. Un clavo sacó a otro.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

martes, 3 de septiembre de 2013

INTERPRETAR


Uno debería ser capaz de interpretar papeles y entonces quedaría libre de dichos papeles.

¿Qué dificultad hay en interpretar un papel? La dificultad surge cuando estas anclado en otro papel y piensas que es tu personalidad. Has estado interpretando un papel, y te has identificado tanto con el que desarrollar uno diferente parece algo imposible. Tendrás que relajarte del pasado y pasar a un papel nuevo. Pero eso es bueno. Y piensa que no es más que un papel, un juego que juegas. 

Tu esencia carece de personalidad, de papeles. Puede interpretarlos todos, pero no tiene personaje. Por eso la libertad interior es hermosa. Así que se actor. En una película, un actor trabaja en un papel y en otra adopta otro. Quizá por la mañana está en un papel y por la noche en otro. Sencillamente pasa de un papel a otro, y no hay problema porque sabe que se trata únicamente de una interpretación. 

La totalidad de la vida debería ser así. Uno debería ser tan capaz de entrar y salir que nada pudiera contenerlo. Empezarás a sentir una libertad que surge en ti y comenzarás a sentir tu esencia real. De lo contrario, siempre está confinada en un determinado papel.

Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 172

HUMILLACIÓN VI (No Expresar los Gustos o Necesidades)


Sexta Categoría de Humillación:

La sexta forma de sumisión es la más sutil y utilizada. Consiste simplemente en no expresar los gustos o necesidades. Un silencio zalamero y disimulado, que agrada y halaga a la otra parte y, de paso, la retiene. La humillación no se nota y la manipulación es encubierta: “Si me dejo llevar, nunca me dejará”. A los ojos de cualquier observador desprevenido, la pareja es modelo de perfección. Las coincidencias sorprenden y la congruencia es increíble. Pero en realidad el adicto se somete a los gustos del otro: “Lo que tu quieras, mi amor” o “Lo que te parezca a ti está bien”. El amor en pasta y bien administrado. Un sometimiento sagaz, que garantiza la permanencia del dador afectivo y sus respectivos beneficios.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

EL MILAGRO DE LA VIDA SE DESARROLLA A TU ALREDEDOR


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