viernes, 30 de agosto de 2013
NO SOMOS OMNIPOTENTES
Aquí estamos enredados en esta trama tejida por los que nos precedieron pensando este tema (la libertad).
Hemos llegado al lugar deseado del comienzo del saber, hemos llegado a la confusión.
Me parece que para eso escribo, para confundir a todos, para transitar acompañado mis propias confusiones, para ver si de esa manera podemos llegar a algún lugar que nos sirva.
Creo firmemente que la única manera de hablar sobre temas filosóficos, y la libertad es un asunto filosófico, no psicológico, es confundiéndose.
Porque si tenés claro un concepto, y esa claridad depende de que nunca lo revisás, lo mejor que te puede pasar es que te lo empieces a cuestionar. Uno de nuestros recursos más importantes es la capacidad de entrar en confusión. Es lo único que puede dar lugar a nuevas verdades. Si uno no puede entrar en confusión respecto de los viejos sistemas de creencias, no puede descubrir nuevas cosas.
Descubrir nuevas cosas tiene que ver con explorar.
Explorar tiene que ver con sorprenderse.
Y sorprenderse implica confundirse.
Así que lo maravilloso de lo que nos pasa cuando pensamos: “¿Cómo puede ser, si yo pensaba esto y ahora no?”, es que entramos en confusión.
Esta confusión sucede porque estamos en una APORÍA, como me enseña Alejandro, en un punto sin salida.
Otra vez Landrú acude en mi ayuda:
Cuando esté en un callejón sin salida, salga por donde entró.
Y todo el razonamiento que hicimos para sostener esta libertad, desde la partida, es en sí un razonamiento falso. Porque nuestra ardua tarea partió de una idea falsa, aunque en el medio hayamos pasado por conclusiones verdaderas.
El desvío proviene de confundir libertad con omnipotencia.
Porque la definición de la cual partimos (“la libertad es hacer lo que uno quiere”) es la definición de
omnipotencia, no de libertad.
Y no somos omnipotentes.
Nadie puede hacer todo lo que quiere.
Por mucho que yo quiera, aunque desee fervientemente que sin teñirme el pelo me crezca rubio, no
sucede. ¿Por qué? Porque no está dentro de mis posibilidades. Pero no dejo de ser libre por eso. Del mismo
modo, no puedo volar, no puedo evitar morir algún día, no puedo detener el tiempo, no puedo cientos de miles
de cosas, y no dejo de ser libre por eso.
Además de las limitaciones que pueda tener nuestra cultura, instalar nuestra educación y determinar
nuestra moral y nuestra ética, hay limitaciones físicas para poder hacer lo que uno desea.
Así, la libertad se define por la capacidad de elegir, pero las limitaciones que se debe imponer a esa
capacidad no son aquellas condicionadas por los derechos del otro, sino por los hechos posibles.
¿Qué pasará con nosotros, cultura de humanos, sociedad del tercer milenio, que nos empeñamos en
creer que ser libres es ser omnipotentes?
Poco más o poco menos, todos tenemos esta idea de libertad y entonces desde nuestra soberbia nos
preguntamos: ¿Por qué no puedo hacer lo que yo quiero si soy libre?
Y cuando no podemos hacer todo lo que queremos... preferimos creer que no somos libres antes de
aceptar que la definición es errónea, antes de aceptar que no somos omnipotentes.
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
jueves, 29 de agosto de 2013
LAS CUATRO ESTACIONES
Había un hombre que tenía cuatro hijos. Como parte de su educación, él quería que ellos aprendieran a no juzgar a las personas y las cosas tan rápidamente como suele hacerse. Entonces los envió a cada uno, por turnos, a ver un árbol de peras que estaba a gran distancia de su casa.
En su país había estaciones, así que el primer hijo fue en invierno; el segundo en primavera; el tercero en verano y el cuarto en otoño. Cuando todos habían ido y regresado, el padre los llamó y les pidió que describieran lo que habían visto.
El primer hijo dijo que el árbol era horrible, giboso y retorcido, parecía seco y sin vida. El segundo dijo que no, que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y lleno de retoños que prometían flores. El tercer hijo no estuvo de acuerdo: él dijo que estaba cargado de flores, que emanaba un aroma muy dulce y se veía hermoso; era el árbol más lleno de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos tampoco estuvo de acuerdo con ninguno de ellos. Dijo que el árbol estaba cargado de peras maduras, lleno de savia y bienestar. Como los pájaros acudían al peral para comer de los frutos que se estaban marchitando, todo a su alrededor se llenaba de un exquisito aroma.
Entonces el padre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Y añadió que por eso no se podía juzgar a una persona por sólo ver una de sus temporadas: “La esencia de lo que son los hombres, el placer, la tristeza, el regocijo y el amor que vienen con la vida sólo pueden ser medidas al final, cuando todas las estaciones hayan pasado”.
¿No será por esta razón que nos quedamos con una idea prefijada de una determinada “estación” de una persona, a partir de la cual la juzgamos el resto del tiempo?. ¿No será que debemos entender a las personas como móviles y no como estacionarias’?
Del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal
TRISTEZA
Cuando sientas tristeza, permanece triste Realmente triste... húndete en la tristeza. ¿Qué otra cosa puedes hacer? La tristeza es necesaria. Relaja mucho... es una noche oscura que te rodea. Duermete en ella. Acéptala y verás que en cuanto lo haces, empieza a volverse algo hermoso.
La tristeza es fea debido al rechazo; no es fea en sí misma. Una vez que la aceptas, verás lo hermosa que es, cuánto te relaja, lo serena y silenciosa que es. Tiene algo para dar que la felicidad nunca tendrá.
La tristeza aporta profundidad. La felicidad da altura. La tristeza brinda raíces. La felicidad ramas. La felicidad es un árbol que va hacia el cielo y la tristeza es corno las raíces que se adentran en las entrañas de la tierra. Pero ambas son necesarias, y cuanto más se eleva un árbol, más profundidad alcanza al mismo tiempo. Cuanto más grande, mayores sus raíces. De hecho, siempre están proporcionadas. Un árbol alto poseerá raíces hundidas en la tierra en igual proporción. Eso es equilibrio.
No puedes provocar dicho equilibrio. El que aportes no servirá. Carece de valía. Será forzado. El equilibrio surge de forma espontánea; ya está ahí. De hecho, cuando estas feliz, te excitas tanto que te agotas. ¿Lo has notado,' Entonces en el acto el corazón se mueve en la otra dirección, te brinda un reposo. Lo sientes como una tristeza. Te está dando un descanso porque empezabas a agitarte demasiado. Es algo medicinal, terapéutico. Es como cuando durante el día trabajas con ahínco y por la noche te quedas profundamente dormido. Por la mañana vuelves a estar fresco. Después de la tristeza, volverás a estar fresco para estimularte otra vez.
Así que siente la tristeza cuando estés triste. Acéptala y permanece triste, totalmente triste.
Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 170
DÍA A DÍA
Osho
Día 170
LIMITACIONES CONCRETAS
Otra creencia habitual es que la historia personal, el mandato interiorizado de nuestros padres, funciona como restricción a la libertad. Lo cierto es que seguramente es una dificultad, pero nunca una esclavitud.
Porque puedo elegir aceptar, cuestionar o rechazar ese mandato, incluso puedo elegir trabajar para desacondicionarme de él.
Tu historia forma parte de vos, no está fuera de vos; tu historia, aunque vos por supuesto no la elegiste y condiciona tu existencia, ahora sos vos.
Mi historia, la que hace que yo elija comer peras y no duraznos porque en mi casa se comían peras, y que condiciona mi elección, no impide que yo elija. Forma parte de mí, yo soy este que ahora elige de esta manera, pero sigo siendo libre de elegir cualquier otra fruta. Mi condicionamiento consiste en mi tendencia a elegir siempre lo mismo, no en no poder elegir, que son cosas muy distintas.
Mi historia personal puede condicionar mi elección, pero no me quita la posibilidad de elegir.
En todo caso, si pudiendo elegir creyeras que no podés hacer lo que querés, no sos libre.
Sea como fuere, más allá de los demás y de mis propios condicionamientos, hay cosas que no podemos hacer. Podré salir desnudo a la calle, quizás pueda insultar a mi jefe en el banco, pero no importa lo libre que sea, no voy a poder salir volando por la ventana.
Esto implica aceptar que tenemos limitaciones concretas.
¿Es entonces la verdadera libertad una ilusión imposible de alcanzar?
¿Qué clase de libertad es una libertad condicionada siempre por algo?
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
miércoles, 28 de agosto de 2013
LOS GLOBOS NEGROS.
En recuerdo de Martin Luther King Jr. en su discurso de hace 50 años...I Have a Dream...
En cierta ocasión el famoso predicador y líder norteamericano Martin Luther King se en-contraba a punto de dar una de sus célebres conferencias acerca de los Derechos Humanos. Rápidamente notó que una pequeña niña negra se encontraba al frente de su auditorio. Un poco sorprendido, preguntó a uno de sus ayudantes al respecto, y éste le dijo que la niña había sido la primera en llegar al lugar. Al terminar su discurso, como parte de la ceremonia se soltaron globos de diferentes colores al cielo que la pequeña no dejaba de admirar. Entonces el predicador se acercó a ella y la levantó en sus brazos. La pequeña lo miró fijamente y le preguntó: —¿Los globos negros también volarán hacia el cielo?
Martin la miró dulcemente y le contestó: —Los globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro.
Esta es una lección contra la exclusión. A pesar de los años, ¿seguimos teniendo prejuicios hacia la gente de color? ¿Será verdad que la humanidad ha avanzado hasta convertirse en una gran comunidad mundial?
Del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal
Suscribirse a:
Entradas (Atom)