sábado, 29 de junio de 2013

TÚ TIENES EL PODER


¿QUÉ PUEDO HACER PARA OLVIDAR A MI EX-NOVIA?


ESTA ES TU VIDA


NO ES TAN GRAVE


Distorsión cognitiva: Minimizar los defectos de la pareja o la relación, impiden alcanzar la posición realista mencionada, y fortalece irracionalmente la conducta del apego.

SÉPTIMA EXCUSA.“No es tan grave”

El mecanismo utilizado en estos casos es el de mermar las deficiencias, minimizando las consecuencias. O sea: “Nada es tan grave” ó “Mi tolerancia no tiene límites”. Un adicto afectivo disfrazado de buen samaritano, buscando retener a su pareja a como dé lugar.

Una mujer le quitaba toda importancia al hecho de que su flamante marido llevara casi treinta años y se hubiera casado cuatro veces. Sus reflexiones era dos: “El amor no tiene edad” y “La separación no es mala”. Cuando se le dijo que el amor sí tenía edad, porque envejecía, y que la gente se separaba pero no tanto como su futuro esposo, negó toda posibilidad de cuestionamiento: “No me parece tan grave…Algún defecto tenía que tener”. Al año y medio no pudo más y se separó: “No hay quinto malo”. En otro ejemplo, un señor que era agredido por su mujer manifestaba que el maltrato era “leve” porque solamente se limitaba a insultos, empujones y escupitajos. Una de mis pacientes porque salía a fumar al patio para que los niños no lo vieran.

Decir que nada es importante significa eliminar de cuajo las aspiraciones, los deseos y los principios personales. La flexibilidad es buena, siempre y cuando no se quiebre la propia individualidad. El aguante por el aguante siempre huele a rancio y termina por subir los umbrales de la tolerancia a límites indecentes. La docilidad es la estrategia ideal para los que no quieren o no pueden independizarse. Nos guste o no, hay cosas que sí son graves, insoportables y radicalmente no negociables. El color de rosa indiscriminado y sensiblero es un invento de los que no quieren ver.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

viernes, 28 de junio de 2013

HASTA QUE LO INTENTAS...


NO RECUERDO QUE HAYA HABIDO NADA MALO


Distorsión cognitiva: Minimizar los defectos de la pareja o la relación, impiden alcanzar la posición realista mencionada, y fortalece irracionalmente la conducta del apego.

OCTAVA EXCUSA. “No recuerdo que haya habido nada malo”

Algunas personas dependientes manifiestan una clara distorsión a la hora de recuperar información: se olvidan de los problemas y recuerdan solamente las buenas cosas de la relación.

Cuando maximizamos los aspectos positivos de la relación, minimizamos las dificultades. Cuando negamos el pasado conflictivo de la convivencia afectiva, nos mentimos a nosotros mismos. Un análisis adecuado no debe excluir los datos negativos. “Mi vida de pareja fue perfecta”, es una forma de esconder la mugre bajo el tapete. No sólo porque la perfección interpersonal no existe, sino por la obvia intención de ocultamiento. Maquillar las desdichas del pasado para que parezcan más llevaderas y menos sufribles, no hará que mejoren. Cuando ciertos individuos dicen con orgullo: “Nuestra vida afectiva ha sido un lecho de rosas”, yo me pregunto: ¿Y de las espinas, qué? Plutarco decía: “El amor es tan rico en miel como en hiel”. Ocultar los síntomas hace que la enfermedad pase desapercibida y empeore.

Si estás en el plan de terminar una mala relación, no puedes olvidar las experiencias negativas. Por el contrario, las debes incorporar con beneficio de inventario. No se trata de magnificarlas y volverse obsesivo (el odio no es lo opuesto del amor), sino de darles el puesto que se merecen. Si su pareja te ha maltratado, ha sido infiel o te ha explotado en algún sentido, estos hechos cuentan (¡y de qué manera!), a la hora de tomar decisiones. Negar o evitar esa realidad te conduciría indefectiblemente a repetir los mismos errores en otras relaciones.

Esculcar en el pasado afectivo de una relación perniciosa, sin ensañarse con el otro y dejando a un lado el resentimiento, puede resultar benéfico y saludable para los que ya están cansados de sufrir. No se trata de maquinar venganza o tomar desquite, sino de ver hasta qué punto se justifica invertirle energía positiva a un amor en decadencia.

No resignarse a la pérdida (1):

Creer que todavía hay amor donde no lo hay Un mal duelo, es decir, la no aceptación de una ruptura o una pérdida afectiva, puede estar mediado por lo que en psicología se conoce como correlaciones ilusorias. En determinadas circunstancias, podemos establecer nexos causales entre dos eventos que no están relacionados sino en nuestra anhelante imaginación. Estas “malas lecturas” o interpretaciones erróneas son muy comunes en sujetos que, habiendo terminado una relación, insisten testarudamente en ver amor donde no lo hay. Algo así como Recuerdos del futuro, en versión Corín Tellado.
Los esquemas más comunes que alimentan la confianza de recuperar el amor perdido son: “Aunque no estemos juntos, todavía me quiere” (optimismo obsesivo perseverante). “Después de tanto tiempo es imposible que haya dejado de amarme” (costumbrismo amoroso) y “Un amor así nunca se acaba” (momificación afectiva).

Este abanico de creencias está guiado por la ilusión de permanencia y el anclaje al pasado. La idea central es que ciertas relaciones pueden mantenerse inalterables, invariables y resistentes a los embates de la vida, como si estuvieran en conserva. Un amor en formol.

El romanticismo a ultranza genera en la gente que lo padece un limbo afectivo, del cual se niegan a salir, y un rechazo categórico a aceptar la ruptura. El famoso dicho popular: “Donde hubo fuego, cenizas quedan”, parece regir la vida de muchos adictos afectivos. Aunque en estos casos quedaría mejor decir: “Donde hubo fuego, quemaduras quedan”, y a veces de tercer y cuarto grado.
Movidos por el afán, no siempre conciente, de verificar la vigencia del lazo afectivo, las personas apegadas comienzan a recabar datos confirmatorios, desconociendo que, en ciertas ocasiones, tal como decía Chejov, la durabilidad de la unión entre dos seres no necesariamente indica amor o felicidad, pues puede estar fundamentada en cualquier otro sentimiento como interés, miedo, pesar o, incluso, odio.


Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

DECÁLOGO DE LAS ANTIDECEPCIONES



*
Dos viajeros se encaminaban a un destino muy deseado. El trayecto fue largo, a veces feliz, a veces cansado, con tramos cuesta arriba y tramos cuesta abajo, pero juntos y con paciencia seguían adelante… Cuando faltaban pocos metros para alcázar la meta, encontraron un cartel en el que leyeron:
“Camino temporalmente cortado”

Se sintieron sorprendidos, desconcertados, frustrados, abatidos… pero de pronto se abrazaron y recordaron algo que un maestro les enseñó: “el decálogo antidecepciones”:

1.- No hay un solo sendero para llegar a la montaña, por muy seguro que estés de que el camino elegido es el mejor, no descartes otras posibilidades. Agudiza el ingenio para descubrirlas.

2.- Conserva la esperanza. Puede que el último minuto contenga una sorpresa.

3.- El hecho que hoy maldices, mañana puede que lo bendigas. Cada episodio de vida es como un chiste, ¡no lo entiendes hasta el final!

4.- Analiza las resistencias internas y los obstáculos externos que se interponen entre tú y tu deseo. Resuelve lo posible y acepta lo imposible.

5.- Si tu deseo no llega, vive como si ya estuviese cumplido, visualízalo, hazle un hueco en tu quehacer diario, imita la emoción de haberlo conseguido y atraerás la experiencia del logro.

6.- No tengas prisa, haz lo que puedas y confía en lo que un guionista amoroso y sabio tiene preparado para ti.

7.- Conecta y acepta tu emoción de frustración pero no te identifiques con ella.

8.- Aprende a ver en la decepción algo bello: detrás de ella está un hermoso y bienintencionado deseo al que no tienes por qué renunciar.

9.- No vivas la experiencia en soledad. Aprende a expresarte, a compartir y a recibir.

10.-Y si estás confundido y triste tras una experiencia frustrante, recréala en un cuentín.

Y los viajero sacaron su cuaderno de cuentos y se pusieron a escribir…

Al cabo de un tiempo miraron al horizonte y vieron un camino totalmente despejado. El cartel había desaparecido.

Tomado del blog
Plano Creativo

"NADIE ES PERFECTO" O "HAY PAREJAS PEORES"


Distorsión cognitiva: Minimizar los defectos de la pareja o la relación, impiden alcanzar la posición realista mencionada, y fortalece irracionalmente la conducta del apego.

Minimizar los defectos de la pareja o la relación.
Las personas apegadas tienden a reducir los defectos de su pareja al mínimo, para hacer más llevadera la relación y disminuir los riesgos de ruptura. Cuando la minimización se exagera, se convierte en negación: “Todo está bien”, “No hay problemas” ó “Todo es soportable”. El apego tiene la peligrosa propiedad de amplificar las virtudes y achicar las deficiencias según convenga. Todo el sistema de procesamiento de información se coloca al servicio del autoengaño. La estrategia es incrementar la indulgencia para que las cosas no se vean ni duelan tanto. La estrategia del avestruz.

SEXTA EXCUSA. “Nadie es perfecto” ó “Hay parejas peores”


La comparación cínica confirmatoria consiste en dar a la excepción el estatus de regla. Estas personas no ven el árbol por ver el bosque.

El típico argumento, “Los hay peores”, automáticamente quita importancia a cualquier defecto. Lo rebaja, lo aplasta o lo hace desaparecer, porque siempre es posible encontrar a alguien en peor estado. Como si la estadística, por pura comparación, tuviera la extraña virtud de embellecer lo feo y sanar lo malo.

Una de mis pacientes, altamente dependiente e insegura, aceptaba que su marido tuviera otra mujer con el pretexto de que, Todos los hombres son infieles”. Un señor pretendía justificar el alcoholismo de su esposa argumentando que toda nuestra cultura era alcohólica. Una joven adolescente se negaba a terminar una relación en la cual el novio la agredía frecuentemente, asegurando que había parejas peores y que a la mayoría de sus amigas los novios las trataban mal. El apego nos hace ver lo anormal como normal, invierte los valores y revuelca los principios.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

jueves, 27 de junio de 2013

¿ESTAS EN CRISIS?


¿Cómo se supera una crisis de cualquier tipo?

- La superas entregándote hasta llegar al fondo de esa crisis. El suelo en el que caes es el que te ayuda a levantar.

*

“En un periodo de crisis, debemos mantener la consciencia completamente despierta con el objeto de disminuir los daños.

Nos debemos entregar completamente a la crisis, porque en lo más profundo de ella se encuentra la solución.”

PRISIONES


El hombre es una tremenda libertad sin límite para su ser: Todos los límites son falsos. Por eso solo en el amor el hombre se torna sano y pleno, porque el amor elimina todos los límites, todas las etiquetas; no te encierra en categorías. Te acepta, sin importar quiénes seas.

Nadie está realmente enfermo. De hecho, es la sociedad la que está enferma, los individuos son víctimas. La sociedad necesita terapia, los individuos simplemente necesitan amor. La sociedad es la paciente y necesita hospitalización. 

Los individuos sufren porque no se puede capturar a la sociedad; permanece invisible. Al intentar atraparla, se encuentra a un individuo al que luego se hace responsable... cuando él simplemente está sufriendo, es una víctima. Necesita comprensión, no terapia; necesita amor, no terapia. La sociedad no le ha dado comprensión, no le ha dado amor. La sociedad le ha dado camisas de fuerza, prisiones. La sociedad lo ha forzado a meterse en un casillero, en una categoría, lo ha etiquetado: este es él, esta es su identidad. 

El hombre es libertad y carece de identidad. No se lo puede etiquetar -y esa es su belleza y su gloria-, no se puede decir quién es. Siempre está en desarrollo. Cuando hayas aseverado que es esto, se habrá movido. En cada momento está decidiendo qué ser: o ser o no ser. En cada momento hay una decisión nueva, una liberación nueva de vida. Un pecador puede ser un santo en un momento, y un santo puede convertirse en un pecador en un momento. El que tiene mala salud puede volverse sano y al revés en un momento. Un simple cambio de decisión, un simple cambio de percepción, de visión, y todo cambia.


Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 145
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...