sábado, 9 de marzo de 2013

DERRUMBANDO ESQUEMAS


En las enseñanzas budistas oímos hablar del estado de ausencia de ego. Es algo que parece muy difícil de entender: ¿de qué estarán hablando? Sin embargo, cuando las enseñanzas hablan de neurosis, nos sentimos en casa, es algo que podemos entender perfectamente. ¿Pero la ausencia de ego? Cuando llegamos a nuestro límite, si aspiramos a conocer ese lugar plenamente —es decir, si aspiramos a no ceder ni reprimir— una dureza se disolverá en nosotros. La fuerza misma de aquello que haya surgido —la energía de la ira, la energía de la decepción, la energía del miedo— nos suavizará. Cuando la energía no está solidificada en una dirección u otra, nos traspasa el corazón y nos abre. Ahí es donde descubrimos la ausencia de ego: cuando todos nuestros esquemas se caen a pedazos. En vez de ser un obstáculo o castigo, llegar al límite es como encontrar el pasadizo hacia la salud y la bondad incondicional de la humanidad. 

El lugar más seguro y protegido para empezar a trabajar en este sentido es durante la meditación formal. Sentados en meditación empezamos a vislumbrar las claves de no ceder ni reprimir, así como la sensación que nos produce dejar que la energía esté simplemente ahí. Por eso es tan bueno meditar cada día y seguir haciéndonos amigos de nuestros miedos y esperanzas una y otra vez. Así sembramos la semilla que nos permite estar despiertos en medio del caos de lo cotidiano. El despertar es algo gradual y acumulativo. No nos sentamos en meditación para convertirnos en buenos meditadores, sino para estar más despiertos en nuestra vida cotidiana.

Del libro:
CUANDO TODO SE DERRUMBA
PEMA CHÖDRON

CAMBIAR AL MUNDO


Tu eres tu mundo, de modo que cuando cambias la actitud, cambias el mismo mundo en el que existes. Nosotros no podemos cambiar el mundo... eso es lo que ha intentado hacer el político desde hace siglos, con gran fracaso por su parte.

El único modo de cambiar el mundo es cambiar tu visión, y entonces, de pronto, vives en un mundo diferente. 

No vivimos en el mismo mundo y no todos somos contemporáneos. Alguien puede estar viviendo en el pasado... ¿cómo puede ser tu contemporáneo? Quizá esté sentado a tu lado y pensando en el pasado; entonces no es tu contemporáneo. Alguien puede estar en el futuro, ya en aquello que aún no es. ¿Cómo puede ser tu contemporáneo? Solo dos personas que viven en el ahora son contemporáneas, pero en el ahora ya no son... porque tu eres tu pasado y futuro. No eres el presente, este no tiene nada que ver contigo. Cuando dos personas se encuentran absolutamente en el aquí y el ahora, no son... entonces es Dios. Vivimos en el mismo mundo solo cuando vivimos en Dios, de lo contrario jamás vivimos en el mismo mundo. Puedes vivir durante años con una mujer, y vives en tu mundo y ella en el suyo... de ahí el impacto continuo de dos mundos al chocar. Poco a poco se aprende a evitar esa colisión. A eso llamamos vivir juntos: a tratar de evitar la colisión, a no chocar. Eso es todo lo que llamamos familia, sociedad, humanidad... ¡todo falso! Realmente no puedes estar con un hombre o una mujer a menos que los dos vivan en Dios. No hay otro amor, ninguna otra familia ni ninguna otra sociedad.

Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 104

viernes, 8 de marzo de 2013

CONGELADOS


El camino espiritual implica ir más allá de la esperanza y del miedo, entrar en territorio desconocido, avanzar continuamente. El aspecto más importante del camino espiritual puede ser simplemente seguir moviéndose.

Generalmente, cuando llegamos a nuestro límite nos quedamos congelados de miedo. Nuestros cuerpos se quedan congelados y nuestras mentes también.

¿Qué hacemos con la mente cuando nos encontramos 
con nuestro rival? En lugar de quejarnos o rechazar la 
experiencia, podemos dejar que la energía de la emoción, 
la calidad de lo que estamos sintiendo, nos atraviese el 
corazón. Esto es más fácil de decir que de hacer, pero es 
una manera noble de vivir. Se trata, en definitiva, del 
camino de la compasión, el camino de cultivar la valentía y la bondad de corazón.

Del libro:
CUANDO TODO SE DERRUMBA
PEMA CHÖDRON

CAMBIAR


¿GANAS DE ENVENENAR A ALGUIEN?


Cuenta una leyenda china que hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y se fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendió con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Lili fue irritándose con los hábitos de la suegra. Los meses pasaron y ellas cada vez discutían y peleaban más. Lili, no soportando vivir con la suegra, decidió visitar a un amigo de su padre.

Después de oírla, el señor Huang tomó un paquete de hierbas venenosas y le dijo: Dale estas hierbas poco a poco para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti. Deberás actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda: tienes que hacerlo como te digo.

Lili respondió: Si, haré todo como Ud. me lo pide. Lili volvió a su hogar para comenzar el proyecto. Pasaron las semanas y cada día, Lili servía una comida especialmente preparada para su suegra. Siempre recordaba lo que el señor Huang le había recomendado para evitar sospechas y así controló su temperamento, obedeciéndole, tratándola como si fuese su propia madre. Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada.

En esos meses, no había tenido ni una sola discusión con su suegra, que ahora parecía mucho más amable y suave en el trato con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Lili fue nuevamente en procura del señor Huang para pedirle ayuda y le dijo: Querido señor Huang, por favor ayúdeme. Ya no quiero que mi suegra muera a causa del veneno que le he dado. Ella se ha transformado en una mujer muy agradable y la amo como si fuese mi madre.

El señor Huang sonrió y agregó: Lili, no tienes por qué preocuparte. Tu suegra no ha cambiado, la que ha cambiado has sido tú. Las hierbas que le di eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en tu mente, en tu actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor y el cuidado que le diste a ella.

Leído en blog:
PLANO CREATIVO

jueves, 7 de marzo de 2013

¿ETERNO?


COHERENCIA


No importa cuantas santas palabras leas,
ni de cuantas sagradas enseñanzas hables,
¿de qué van a servir si no actúas de acuerdo a ellas?
Buddha


Ocúpate de la gota que eres,
el óceano se formará naturalmente,
en esa gota está todo.
Tubi Tubau

Leído en:
Blog: Sincronia

CASI LOCO


Convertirse en un buscador es volverse casi loco en lo que concierne al mundo. Así que estas entrando en la locura. ¡Pero esa locura es la única cordura que hay!

La desdicha del hombre es que ha olvidado el lenguaje del amor. El motivo de que lo haya olvidado es que se ha identificado demasiado con la razón. No hay nada de malo en ello, pero la razón tiene la tendencia de monopolizar. Se aferra a la totalidad de tu ser. Entonces sufren los sentimientos, pasan hambre y poco a poco los olvidas por completo. De modo que no paran de encogerse, y ese sentimiento muerto se convierte en un peso muerto; ese sentimiento se convierte en un corazón muerto. Entonces uno puedo seguir recobrándose de algún modo... siempre será de «algún modo». No habrá encanto ni magia, porque sin amor no hay magia en la vida. Y tampoco habrá poesía; será una prosa plana. Sí, tendrá gramática, pero carecerá de canción. Poseerá estructura, pero sin sustancia. El riesgo de pasar de la razón al sentimiento, y tratar de incorporar un equilibrio, es algo que solo pueden acometer las personas realmente valerosas, o locas, porque el precio de la admisión no es otro que la mente dominada por la razón, la lógica, las matemáticas. Cuando se prescinde de eso, la prosa deja de estar en el centro y su lugar lo ocupa la poesía; el propósito deja de estar en el centro v su lugar lo ocupa el juego; el dinero deja de estar en el centro v lo reemplaza la meditación; el poder deja paso a la sencillez, a la no posesión, al gozo absoluto de la vida... casi a la locura.

Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 103

A QUE COSAS DE LA RELACIÓN ME APEGO


Una paciente de treinta y dos años no era capaz de separarse de su marido, pese al evidente desamor que sentía, a no tener hijos, a disfrutar de una buena posición económica y a no tener impedimentos morales de tipo religioso. No había razón aparente para que ella continuara en esa relación, máxime si consideramos que el esposo era adicto a la cocaína y bisexual declarado. Durante varias semanas tratamos de analizar sus condiciones de vida y su historia personal, para que pudiera tomar una decisión entre dos opciones posibles: darle una nueva oportunidad a la pareja (creo que era la novena o décima), o alejarse definitivamente. Cuando yo intentaba llegar al meollo de sus dudas y detectar los factores que le impedían retirarse, nada parecía explicar su comportamiento. ¿Qué placer o seguridad podía obtener de semejante relación? Un día cualquiera, como al pasar, ella comentó que estaba muy cansada porque no había podido conciliar el sueño esperando a su marido, y luego agregó: "Me cuesta mucho trabajo dormir sola... No es miedo a los ladrones o las fantasmas, sino que necesito que alguien me abrace por detrás y me cuide la espalda...Como acomodarme al espacio que el otro me deja... Por eso me rodeo de almohadas... Es como construir un refugio y meterme en él... Cuando llega con tragos, prácticamente yo me cobijo con su cuerpo... Lo acomodo al mío como un muñeco de trapo, y aunque él ni se da cuenta, me siento arropada, protegida... Pensándolo bien, creo que para mí es muy importante dormir con alguien... ¿Será por eso que no soy capaz de separarme?"


El camino había comenzado a despejarse. Más allá de la evidente irracionalidad y del enorme costo que mi paciente debía pagar por tener un compañero nocturno, la compañía le permitía sobrevivir a un esquema de pérdida/abandono. Como chuparse el dedo, el osito de peluche o el pedazo de tela rota y vieja que sirven de señales de seguridad para ciertos niños, el contacto humano con su pareja le producía la tranquilidad momentánea para poder dormir (confort igual a placer más seguridad). De manera sorprendente, el abrazo noctámbulo tenía para ella la suficiente intensidad positiva como para balancear y justificar todo lo malo que había en la relación. Una pizca de bienestar/protección a cambio de una vida insufrible.

Esta marcada desproporción sólo puede ser explicable desde la desesperación que induce el miedo o la desesperanza que genera la depresión. La famosa frase shakesperiana: "Mi reino por un caballo", podría parecer un mal trueque a los ojos de cualquier avezado comerciante, pero si la contextualizamos en el fragor del campo de batalla, habiendo quedado a pie y sin poder escapar, el negocio es más que bueno. Desde su realidad distorsionada y su incapacidad percibida, mi paciente no veía ninguna otra alternativa, estaba desolada y no era capaz de hacerse cargo de sí misma. Como vimos, la mayoría de las personas apegadas son emocionalmente inmaduras y muy necesitadas de cuidado; por tal razón el regazo de su marido era el opiáceo donde la soledad dejaba de doler. La mente es así. Mientras el principio del placer y el principio de seguridad estén en juego, así sea en pequeñas dosis, uno puede apegarse a cualquier cosa, en cualquier lugar y de cualquier manera.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso
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