martes, 16 de octubre de 2012
ARTE
Puedes ser pintor con sólo aprender el arte; puedes aprender todo lo que se puede enseñar en las escuelas de arte; puedes ser hábil y puedes pintar bellos cuadros, incluso puedes convertirte en una figura de renombre en el mundo; nadie será capaz de saber que es sólo técnica, a no ser que te cruces con un Maestro; pero tú siempre sabrás que es sólo técnica.
Tus manos se han vuelto habilidosas, tu cabeza conoce la destreza, pero tu corazón no fluye. Pintas, pero no eres un pintor. Creas una obra de arte, pero no eres un artista. Tú la haces, pero no estás en ella. La haces como haces otras cosas, pero no eres un amante. No estás involucrado en ella totalmente. Tu ser interno permanece a distancia, indiferente, se queda a un lado. Tu cabeza y tus manos siguen trabajando, pero tú no estás ahí. La pintura no transmitirá tu presencia. No te transmitirá a ti. Puede que lleve tu firma, pero no tu ser.
Un Maestro lo sabrá inmediatamente, porque esa pintura estará muerta. ¡Hermosa, sí! ¡Pero también se puede decorar un cadáver! ¡También se puede pintar un cadáver! Incluso puedes ponerle lápiz de labios, y parecerán rojos; pero el lápiz de labios, no importa lo rojo que sea, no puede tener la calidez de la sangre que fluye. Esos labios... ¡pintados! Pero no hay vida en ellos.
Osho.
lunes, 15 de octubre de 2012
SOLO ESTOY VIVO....
Habían oído que era feliz .
Al verle sintieron que su presencia emanaba armonía paz y serenidad.
¿Acaso tienes poder sobre otros hombres? le pregunto el político.
Lao Tsé negó con la cabeza
"El único hombre del que soy dueño es de mi mismo."
El empresario intervino ¿"Acumulas riquezas materiales"?
El sabio volvió a negar "Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas"
El intelectual añadió:
As alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?
Lao Tsé negó con la cabeza por tercera vez ...
"El único conocimiento que atesoro es el que me brinda mi experiencia."
¿Acaso tienes poder sobre otros hombres? le pregunto el político.
Lao Tsé negó con la cabeza
"El único hombre del que soy dueño es de mi mismo."
El empresario intervino ¿"Acumulas riquezas materiales"?
El sabio volvió a negar "Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas"
El intelectual añadió:
As alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?
Lao Tsé negó con la cabeza por tercera vez ...
"El único conocimiento que atesoro es el que me brinda mi experiencia."
Desconcertados los tres hombres preguntaron:
y entonces dinos ¿cual es la causa de tu felicidad?
El Sabio sonrió: "La verdadera felicidad no tiene ninguna causa.
Estoy vivo , "y es lo único que necesito para ser feliz"
y entonces dinos ¿cual es la causa de tu felicidad?
El Sabio sonrió: "La verdadera felicidad no tiene ninguna causa.
Estoy vivo , "y es lo único que necesito para ser feliz"
ENFRÉNTATE A TUS PENSAMIENTOS
Enfréntate a tus pensamientos con comprensión
Un pensamiento resulta inofensivo a menos que nos lo creamos.
No son nuestros pensamientos, sino nuestro apego a ellos, lo que origina nuestro sufrimiento. Apegarse a un pensamiento significa creer que es verdad sin indagar en él. Una creencia es un pensamiento al que hemos estado apegados, a menudo durante años.
La mayoría de la gente cree que «es» lo que sus pensamientos dicen que es. Un día advertí que no estaba respirando: me estaban respirando. Entonces también advertí, con gran sorpresa, que no estaba pensando: que, en realidad, estaba siendo pensada y que pensar no es personal. ¿Te despiertas por la mañana y te dices: «Creo que hoy no voy a pensar»? Es demasiado tarde: ¡ya estás pensando! Los pensamientos sencillamente aparecen. Provienen de la nada y vuelven a la nada, como nubes que se mueven a través de un cielo vacío. Están de paso, no han venido para quedarse. No son perjudiciales hasta que nos apegamos a ellos como si fueran verdad. Nadie ha sido capaz, jamás, de controlar su pensamiento, aunque la gente cuente la historia de cómo lo ha conseguido. No dejo que mis pensamientos se marchen: me enfrento a ellos con comprensión.
Son ellos los que me dejan marcharme a mí.
Los pensamientos son como la brisa o las hojas en los árboles o las gotas de lluvia que caen. Aparecen del mismo modo, y a través de la indagación, podemos entablar amistad con ellos.
¿Discutirías con una gota de lluvia? Las gotas de lluvia no son personales, como tampoco lo son los pensamientos. Una vez que te has enfrentado a un concepto doloroso con comprensión, la próxima vez que aparezca quizá te resulte interesante. Lo que solía ser una pesadilla ahora es sólo algo interesante. La siguiente vez que aparezca, tal vez te resulte divertido. Y la siguiente vez, quizá ni siquiera lo adviertas. Este es el poder de amar lo que es.
Byron Katie
Amar Lo Que Es
domingo, 14 de octubre de 2012
sábado, 13 de octubre de 2012
viernes, 12 de octubre de 2012
EL ZORRO MUTILADO
Fábula del místico árabe Sa'di:
Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.
Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo: «Voy también yo a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito».
Así lo hizo durante muchos días; pero no sucedía nada y. el pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía: «¡Oh, tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado».
Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: «¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?». Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: «Ciertamente que he hecho algo. Te he hecho a ti».
Del libro:
Anthony de Mello
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
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