Cuentan que un alpinista desesperado por conquistar el Aconcagua, inicio su travesía después de años de preparación.
Pero quería la gloria para el solo, por lo tanto subió sin compañeros.
Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y mas tarde. No se preparo para acampar, sino que siguió subiendo decidido a llegar a la cima, hasta que se hizo la oscuridad. La noche cayo con gran pesadez en la altura de la montana; ya no podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.