Existir no es el problema. El problema es pensar que sabes vivir, y después esforzarte por hacer que la vida concuerde con ese pensamiento. Recientemente leí una cita preciosa: "¿Sabes cómo hacer reír a Dios? ¡Cuéntale tus planes!". Sí, es un buen chiste. El problema es imaginarse que la vida puede ser conocida, que podemos seguir un manual "de cómo hacer las cosas".
Naces, existes y tienes una vida. Si la vida te cambia completamente porque enfermas y te encuentras en un cuerpo que te resulta extraño e incómodo, entonces comienzas a luchar internamente por volver a ser quien eres.
¿Quién?
Me he perdido.
Sí. Lo que estás describiendo es el "estar perdido". Primero imaginaste que eras un cuerpo que vino al mundo y que está sometido a la enfermedad y al sufrimiento, como todos los demás cuerpos. Esta es la naturaleza del nacimiento y de la muerte. Después te perdiste en tu identificación con ese cuerpo que nació. La verdad de quién eres nunca vino al mundo, ni siquiera está sujeta al nacimiento. Es lo que da lugar a ello. Lo que hay antes del nacimiento. Eso es quien tú eres. En esa realización tú eres hallado y, en ese hallazgo, gritarás: "¡Nunca estuve perdido! Sólo imaginaba que estaba perdido en un cuerpo, luchando por descifrar mi situación".
Tú estás aquí. Como quiera que te imagines ser, estás aquí.
Imagínate como un cuerpo, estás aquí. Imagínate como Dios, estás aquí. Imagina que no tienes ningún valor, o que eres superior, o que no eres nada, sigues estando aquí. Mi sugerencia es que abandones toda imaginación, aquí.
No puede haber confusión a menos que estés tratando de encontrarte en tus pensamientos. No puedes encontrarte allí. A veces tus pensamientos son buenos y a veces son malos. A veces son pensamientos abiertos y a veces cerrados. Tú eres antes que todos los pensamientos. Simplemente dirige tu atención a aquello que es antes de todo pensamiento. No tienes que ir a ninguna parte para ese retorno porque eso que es anterior a todo pensamiento nunca ha nacido y no está sujeto a ir y venir, a aparecer y desaparecer. Es antes que el pensamiento, durante el pensamiento y después del pensamiento. La eternidad es anterior, en medio y después de la confusión.
En algún momento de tu vida surge una madurez en la que dejas de imaginar que puedes hallarte a ti mismo en cualquier comprensión mental o en cualquier pensamiento. Entonces, independientemente de los pensamientos, cualquiera que sea la confusión que surja, no buscarás tu liberación en los pensamientos.
Ese momento es ahora. Ahora no significa en el presente. Ahora es antes del pasado, del presente y del futuro.
¿Estás diciendo que simplemente es?
Sí. Estoy diciendo que tú eres. Antes de este cuerpo, después de este cuerpo y durante este cuerpo, tú eres. Ahora bien, si sólo entiendes esto intelectualmente, no habrá liberación. No estoy hablando de una comprensión mental. Estoy hablando de la realización. La realización no llega cuando se busca en los pensamientos.
Existe la idea de que si piensas el pensamiento correcto, como "yo soy Dios", o "soy libre", o "estoy iluminado", o "estoy realizado", o "yo soy Eso", todo quedará resuelto. Pero estas declaraciones vienen después de la realización. ¿Entiendes esto?
Creo que sí. ¿Estoy confusa porque estoy tratando de curarme a mí misma con mis pensamientos?
Sí, estás tratando de curar lo que ya es total. Y eso es muy confuso.
Los médicos me han dicho que puedo curarme a mí misma, y ahora tengo esperanza y estoy pensando que tal vez pueda.
Pero cuando te refieres a ti misma, sigues hablando de tu cuerpo. En último término, el cuerpo no puede ser curado.
Puedes curar una cosa, pero más adelante alguna otra fallará. En definitiva, todos los cuerpos tienen un fin.
De acuerdo. Lo que trato de decir es que el bloqueo no es el cuerpo, es el dolor.
No, ni siquiera es el dolor. Es cierta relación con el dolor. Es el pensamiento: "No, no quiero el dolor". La razón por la que surge este pensamiento es que identificas tu cuerpo con quien eres. Imaginas que las experiencias que llegan a ti a través del sistema sensorial guardan relación contigo, que pueden desgarrar, atravesar o fragmentar quien eres. A eso se lo llama existencia condicionada, y estás tratando de sanar eso, de volver a juntar las piezas.
Cada vez que intento hacer algo para cambiar la energía tengo que enfrentarme constantemente con el caos, los bloqueos, las pruebas y con hacer más esfuerzos.
¿Qué pasaría si ahora mismo no trataras de cambiar nada? En ese caso, ¿cuál sería el problema?
Bueno, hoy es la primera vez en cuatro años que he sido capaz de sentarme cómodamente en el suelo y meditar. Al hacerlo, me he dado cuenta de que otras veces que había meditado, en el pasado, sentía calor y empezaba a toser, pensaba que estaba saboteando mi meditación. Entonces simplemente me abría y era como si entrase una brisa por la puerta.
Pero aún sigues hablando del cuerpo. El cuerpo está sujeto a la comodidad y a la incomodidad. Está sometido a la fragmentación, puede ser pinchado y atravesado. Está sujeto a la muerte. No es hacia eso hacia lo que yo estoy apuntando. Estoy apuntando hacia quien tú eres, a eso que no puede ser pinchado porque no es una cosa, a eso que no puede ser fragmentado porque nada puede ser separado de ello. Mientras sigas identificándote con este cuerpo, habrá sufrimiento. Habrá placer y también habrá sufrimiento. Por un momento deja de intentar cambiar nada. Deja de intentar conservar, deja de intentar alejar. ¿Ves? Lo has vislumbrado en ese momento, y ha habido paz.
El cuerpo se pudrirá. Eso ya lo sabes. Algunos cuerpos empiezan antes que otros.
Esto lo observas en las plantas y en otros animales. Algunos de ellos se mantienen muy saludables y vitales, otros no. Así es la naturaleza de la forma. Quien tú eres no está sujeto a putrefacción.
No te estoy diciendo que no cuides tu cuerpo. Estoy diciendo que no podrás hacerlo realmente hasta que te des cuenta de que cuidarlo no tiene nada que ver con quien eres. En primer lugar despierta a quien eres, entonces, si cuidas o no el cuerpo es secundario. Hasta que despiertes confundirás atenderlo con encontrar la felicidad.
El cuerpo se interponte en mi camino porque me gusta mantenerme enfocada y equilibrada, y el dolor corporal parece impedir eso, me siento en un caos...
Eso solamente es más confusión. Es únicamente una idea.
Suéltalo todo. No intentes cambiar nada. No trates de conservar nada. No rechaces nada. Entonces ¿qué es lo que importa?
El miedo.
¡Miedo! ¿Dónde? ¿Dónde está?
Ahora dime la verdad. En ese momento en que te has dado la vuelta para encontrar el miedo, en ese mismo momento en que te giraste para mirarlo, ¿qué descubriste? No me mientas o te tiro algo.
(Riéndose) ¡Me estás dando más miedo!
Yo no veo ningún miedo. En el instante en que miraste no había miedo. No había nada. Te encontraste con él investigando, indagando, con inocencia. Para volver a tener miedo tuviste que volver a fabricarlo. Pensaste: "No puede ser así de simple, no puede ser así de fácil". Bueno, pues lo es.
Ahora aquiétate. Mantente abierta. Deja de contarte una historia sobre lo que tiene que ser y lo que no tiene que ser: "Si mi enfermedad estuviera curada, estaría curada". Este tipo de actividad mental es una adicción. Es una enfermedad mental y te distrae de lo que siempre es pleno y saludable. Tú eres eso que siempre es pleno y saludable.
Cuando reconozcas eso, entonces sí, cuida tu cuerpo. Cuida la Tierra. Cuida a tus hermanos y hermanas, a tus padres, a tus amantes, a tus hijos. Pero primero realiza tu ser, de otro modo este "cuidar a" sigue siendo un intento de extraer salud y plenitud de una imagen mental. No sirve de nada. No funciona.
Ciertamente, ahora te has dado cuenta de que no funciona. Es el trabajo del diablo, de Lucifer. El diablo es la tiranía de la mente.
¿Conoces la historia de Lucifer? Lucifer abandona la mano derecha de Dios y desciende a su propio reino donde él puede mandar, donde puede decir lo que es y lo que no es. A eso se lo llama Infierno. Cuando Lucifer retorna a la mano derecha de Dios para postrarse finalmente como Su sirviente, entonces es Fiel a su nombre, Ángel de Luz. Cuando la mente reconoce que sólo es una servidora de Dios, entonces la mente es útil.
Extracto del libro:
Libertad y resolución
Gangaji
Imágenes tomadas de internet
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