Cuando Eshun, la monja zen, había pasado de los sesenta años y estaba a punto de dejar este mundo, pidió a algunos monjes que apilaran leña en el patio.
A continuación se sentó con decisión en el centro de la pira funeraria y prendió fuego por los bordes.
«¡Oh, hermana!», gritó uno de los monjes, «¿no hace calor ahí dentro?».
«Semejante cuestión sólo puede preocupar a una persona tan estúpida como tú», contestó Eshun.
Las llamas se levantaron y ellá murió.
Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet
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