Cuando tomas contacto con este planteo por primera vez, es aterrorizante, ¿sabes? Porque de repente te quedas solo, ¡no solitario! Solo. Es una sensación extraña.
De repente comprendes lo que habías sido a lo largo de toda tu vida, pero en lo que nunca habías reparado. Y de repente te das cuenta de lo encantador que resulta estar solo, no necesitar emocionalmente a los demás. Y, por primera vez, comprendes que puedes amar a la gente. No necesitas sobornarlos, manipularlos, impresionarlos, apaciguarlos. Finalmente, puedes amar. Y, por primera vez en tu vida, serás incapaz de sentirte solitario. Nunca más podrás sentirte solitario.
¿Sabes qué significa sentirse solitario? Significa tener una necesidad desesperada de los demás, hasta el punto de ser infeliz sin ellos. El sentirse solitario no se cura con compañía humana; se cura con el contacto con la realidad, comprendiendo que no necesitamos a los demás, que no los necesitamos. En última instancia, podrás disfrutarlos, porque no los necesitas. El resultado es que ya no hay tensión. ¿Sabes qué significa estar con los demás y no tener ninguna tensión? Porque no te importa si los demás te quieren o no, ni qué piensan de ti. ¿Sabes qué significa eso? ¡Oh, qué felicidad, qué dicha! Los demás podrían pensar lo que quisieran, podrían decir lo que quisieran, sin problema. Tú no te sentirías afectado, pues te sacaron la droga del "sistema". Sí, lo sé, estás aún en el mundo, pero ya no le perteneces. Ya no pueden controlarte. Y, de repente, no tienes una cama donde apoyar tu cabeza. "Los zorros tienen sus cuevas, las aves del cielo sus nidos...", pero tú no apoyas tu cabeza en ningún lugar. No lo necesitas, porque no te aferras más. Allí es donde comienza el amor.
Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet
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