Un estudiante de la universidad visitó en una ocasión a Gasan y le preguntó: «¿Has leído alguna vez la Biblia cristiana?».
«No, léemela», dijo Gasan.
El estudiante abrió la Biblia y leyó desde San Mateo: «¿Y por qué preocuparse por lo que vestiréis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen. No trabajan, ni hilan, pero os digo que ni aún Salomón en toda su gloria se atavió como uno de ellos... De modo que no os inquietéis por el día de mañana, pues el mañana traerá su propia inquietud”.
Gasan dijo: “Quienquiera que dijera tales palabras, lo considero un hombre iluminado».
El estudiante continuó leyendo: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abre».
Gasan remarcó: «Eso es excelente. Quienquiera que dijera eso no se halla lejos del estado de Buda».
Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet
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