Muy pocas personas viven realmente. Mejor dicho, muy pocas han redescubierto la vida. No podrán volver a descubrirla hasta que no comprendan cuál es la falsedad que nuestra cultura, nuestra sociedad y - en cierta medida, siento decirlo - muchas de las religiones del mundo han implantado. Poner esto en evidencia es lo que me propongo hacer en esta última parte.
LA RELIGIÓN QUE NOS PREOCUPA
Me ocuparé muy brevemente de la religión. Para ello, me serviré de una historia acerca del inventor del arte de hacer fuego.
Una vez que lo hubo inventado, recogió todos los elementos necesarios y se dirigió hacia el Norte, donde se encuentran tribus que viven temblando de frío. Y les enseñó el nuevo arte y sus ventajas. Y los tribeños se interesaron; todos aprendieron a hacer fuego y a utilizarlo para cocinar y para producir objetos. Y antes de que tuvieran tiempo de agradecer al inventor, éste había desaparecido. No quería recibir ningún agradecimiento; sólo quería que la gente se beneficiara con el fuego. Se dirigió a otra tribu, e intentó interesarla también en el invento. Pero allí tropezó con un obstáculo: los sacerdotes comenzaron a darse cuenta de la popularidad que estaba alcanzando el inventor y de cómo disminuía la influencia de ellos sobre la gente. Entonces decidieron librarse de él. Lo envenenaron. La sospecha de que los autores habían sido los sacerdotes cundió entre la gente. Entonces, los sacerdotes mandaron hacer un enorme retrato del inventor, lo colocaron en el altar principal del templo y crearon una liturgia, un ritual, para honrarlo. Año tras año la gente acudía a rendir homenaje al gran inventor y a los elementos para hacer fuego.
Los rituales eran observados fielmente, pero no se producía fuego. Había rituales, recordación, gratitud, veneración pero nada de fuego. " ¿por qué me llamáis ¡Señor, Señor! y no hacéis lo que digo?"
¿Qué nos dice Él? ¡Amad, amad! Eso es lo que nos dice ¿Cuál es el mayor obstáculo para amar? Aquello a lo que me referí hoy: nuestra programación nuestros apegos obsesivos; eso es lo que pone obstáculos, como espero mostrarte en lo que resta.
La mejor religión del mundo es la religión llamada "Amor", no la religión llamada" ¡Señor, Señor!". ¿Quién lo dice? El propio Jesucristo. Y nosotros, los cristianos, no podemos nunca perder eso de vista.
Para referirme a la gracia y al esfuerzo necesario para ayudar a recibirla, contaré la hermosa historia del judío piadoso que cierta vez le dijo a Dios:
- Señor; mira cuan fervientemente te he servido toda mi vida; ¿no es así?
Por supuesto, no obtuvo ninguna respuesta.
- Es así - se respondió a sí mismo.
- Nunca te he pedido nada; ¿no es así?
- Es así --dijo él mismo, contestando de parte de Dios; por supuesto. Y agregó:
- Ahora te pediré un solo favor y Tú no puedes decirme que no. Durante toda mi vida te he servido, he observado la Ley, he respetado los derechos, he hecho el bien a la gente, he cumplido tus mandamientos...
Hazme tan sólo este favor: permíteme ganar la lotería y así podré retirarme en paz y con seguridad.
Él estaba convencido de que Dios le concedería su deseo, y esperaba, esperaba; pasaba todas las noches rezando. Después de seis meses nada había pasado. Y una noche, en plena frustración, gritó:
- ¡Dios, dame una oportunidad permíteme ganar la lotería!
Imagina el susto que sufrió cuando oyó una voz que le respondió:
- ¡Date una oportunidad tú mismo¡ ¡compra un billete!
No había comprado un billete. Bueno eso tiene que ver con el esfuerzo y la gracia.
¡Compra tu billete! Asegúrate de tener un billete. Asegúrate de estar usando el entendimiento. No puedes esperar que se produzcan milagros, como bien lo sabes.
Observa, comprende, cambia, como resultado de usar el entendimiento.
Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet
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