martes, 14 de abril de 2020

DOS POSIBILIDADES


En todo momento, existen dos posibilidades. Una es enfocar toda nuestra curiosidad, atención y pasión en lo que sucede. La otra es enfocar esa misma curiosidad, atención y pasión en aquello que no sucede, aquello que no está presente, o en lo que pensamos debería o no estar sucediendo. En cada momento, la pregunta es: ¿A qué le dedica usted su atención? ¿Está permitiendo que suceda lo que es o luchará contra ello, intentando cambiarlo de algún modo?

Cuando nos enfocamos en lo actual, nuestra experiencia de ello permite apertura, se torna más grande, rica y completa. Pero cuando nos enfocamos en lo que no es (el pasado, futuro o cualquier otro pensamiento sobre lo que es), nuestra experiencia de ese momento se contrae y limita, se llena de sufrimiento y lucha, porque es inevitable la lucha contra lo que es, cuando nos enfocamos en lo que no es.

Si observamos, descubrimos que la mayor parte del nuestro tiempo estamos en oposición a lo que es y nos orientamos hacia lo que no es.

La vida se trata mayormente de intentar mejorar las cosas y disfrutar más, eliminar aquello que nos causa dolor. De modo constante, evaluamos nuestra experiencia, buscando los defectos y formas de mejorarla.

Tenemos la tendencia a enfocarnos en lo que anda mal o en aquello que podríamos hacer para mejorarlo. Como resultado, nuestra atención y consciencia se limitan.

Una vez nos percatamos del tiempo que pasamos luchando contra lo que es, la tendencia es luchar contra ello— intentar cambiar esa disposición de querer cambiarlo todo. Pero eso solo cambia el contenido de nuestra lucha: ahora estamos luchando contra la tendencia de intentar provocar cambios. Sufrimos por el hecho de que estamos sufriendo.

La otra posibilidad es simplemente percatarse de cuánto usted sufre, sin intentar hacer nada sobre ello. Solo acepte el hecho de que usted no permite mucho; reconozca que eso es así. Simplemente estamos condicionados a luchar contra lo que es, y este condicionamiento también es parte de lo que es.

Una vez dejamos a un lado la oposición, es posible ver como toda nuestra lucha viene de la idea de un yo. Sin la suposición de que algo es mi experiencia, no tendría mucho sentido intentar cambiar nada en el momento. Nuestro esfuerzo y lucha por cambiar lo que es, solo tiene sentido si hay un yo. Todo cumple con el propósito de mantener viva la idea de un yo. De hecho, la lucha es el yo. Cuando no hay lucha, no existe el yo. Todo nuestro sufrimiento es el resultado de tener y mantener una identidad.

Una vez reconocemos esto, nuestra tendencia es intentar corregir—cambiar la creencia acerca de quiénes somos. Nos enfocamos en eliminar la identificación, la cual se enfoca, una vez más, en lo que no es.

Aún sufrimos porque estamos en guerra contra nuestra tendencia por identificarnos. En lugar de aceptar lo que es (nuestra tendencia a identificar), nos orientamos hacia cómo pensamos que debería ser: Yo debería saber más, no debería estar identificando. Ya debería saber quién soy en realidad.

Otra posibilidad es estar realmente presente con esta tendencia de identificar sin hacer ningún esfuerzo por cambiar. Si eso es lo que está pasando, entonces eso es; simplemente, déjelo ser así. Le puede sorprender todo, incluyendo el hecho de que se presente la sensación de un yo. Verá que tan irreal es esa sensación de un yo, pero no luche por eliminarla. Ya no está la suposición de que algo anda mal y necesita ser mejorado.

Cuando por fin acepta que el momento sea justamente como es —incluso el hecho de que nos identificamos con un yo y por tanto luchamos con el momento— entonces podrá reconocer e incluir una mayor parte de la experiencia en su consciencia. Si estamos dispuestos a estar presentes y a permitir la identificación y lo que acontece, entonces también es posible notar algo más allá de la identificación, algo más allá de nuestra lucha y esfuerzo por mantener un yo. A lo que me refiero, por falta de una mejor palabra, es a Ser.

Junto a la consciencia de identificación, y la lucha y sufrimiento inherentes en ella, está la consciencia del ámbito más amplio de Ser, en el cual todo está sucediendo. Cuando vemos que el yo es, y ha sido siempre una mentira, pero no nos apartamos de esa consciencia ni nos juzgamos por ella, ni intentamos eliminar el yo, entonces podemos percatarnos de que junto con la lucha inherente en el yo, existe una bella, rica Presencia, o Ser, que está permitiendo todo, incluso la experiencia de un yo. Llegamos a ver que esa lucha del yo, solo abarca un porcentaje minúsculo de nuestra experiencia completa y que ésta lucha tiene lugar en un mar de permisividad. Esta permisividad es Ser.

Cuando permitimos, incluimos en nuestra consciencia aquello que permite, y que Es, que en realidad es lo que somos. Este reconocimiento puede ser una experiencia revolucionaria o una silente, ya que Ser en realidad es algo muy familiar. Cada momento de permisividad en realidad ha sido un momento de vivir el Ser.



Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet

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