Los tópicos verbales identifican a la mayoría vulgar y masificada que se traga la moda miméticamente, por imitación automática, sin darse cuenta, por simple contaminación ambiental, sólo porque está presente.
El lenguaje es un sistema de pensamiento que excluye lo que no conoce ridiculizándolo, despreciándolo y malinterpretándolo porque teme lo que no conoce.
Su estructura de pensamiento es cerrada, rígida, dogmática y tienden a la cristalización y el fanatismo. Los cambios les asustan tanto que llaman “raros” a los que no son tópicos, a los que no son como ellos.
Observemos esta lista y algunas de estas expresiones que utilizamos:
Puro y duro… De alguna manera…
Imagen dantesca… Al completo…
Abrir el melón… Como yo digo…
De una vez por todas… Vente, trenta…
Un antes y un después… Sinceramente…
Total y absolutamente… Te cuento…
Brindis al sol… Decir muy claro…
Esto es así… Como la copa de un pino…
Hacer los deberes… Lo que yo te diga…
Más o menos… La pregunta del millón…
En el seno de… Con la que está cayendo…
Matar al mensajero… Se parece a…
La ley no lo contempla… El imperio de la ley…
Un rifirafe… Es un muchacho excelente…
Creación de riqueza… Que la bese…
Crónica de una muerte anunciada. Cumpleaños feliz…
Muy importante… Oé, Oé,Oé,Oé…
Y muchas más. Otros indicadores de la mente vulgar son el critiqueo, interesándose por las cuestiones de los demás, el “marujeo”, el “famoseo”, los anecdotarios en cadena (pues a mí me pasó…), la obsesión por la apariencia, el aspecto, el maquillaje, las marcas, poses,…
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
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