miércoles, 10 de abril de 2019

TÚ NO ERES QUIEN CREES SER


EN NUESTRA CULTURA, llegamos a una conclusión, comprensible pero trágica, basada únicamente en la percepción: como tú y yo parecemos estar separados, debemos estar separados. Esto eleva la percepción a una posición de autoridad.

El pecado original, el error original, consiste en creer que es posible la separación de la fuente, de la conciencia, de Dios. Como vivimos en la experiencia de separación, creemos que ésa es la realidad. Esta percepción errónea es la raíz de todo sufrimiento.

Si has tenido conciencia de la percepción durante algún tiempo, sabes que está sometida a cambio. Si haces tuya esta comprensión fundamental, que es muy profunda en su simplicidad, tienes la oportunidad de reconocer que todo lo que puedes percibir ha de estar limitado por el condicionamiento de tu especie, por tu cultura o subcultura, por tu familia, por tus simples gustos o aversiones.

El mundo no es como tú crees que es. Tú no eres quien crees ser. Yo no soy quien tú crees que soy. Tus pensamientos respecto al mundo, respecto a ti mismo, o respecto a mí, se basan en percepciones. Sean percepciones internas o externas, son limitadas. Reconoce eso, y oirás la invitación a entrar en la verdad de ti mismo, que no puede ser percibida o imaginada, y sin embargo lo impregna todo.

Cuando detienes toda actividad mental en torno a quien crees ser o a lo que crees necesitar para tu felicidad, se abre una grieta en la autoridad de la percepción, en estructura de la mente. Te invito a entrar por esa grieta.

Entra por esa abertura. Cuando lo haces, la mente se vacía de sus autodefiniciones. En ese momento sólo hay silencio. Y, en ese silencio, es posible reconocer la plenitud absoluta: la verdad de quien eres.

Cualquier pensamiento que hayas tenido respecto a ti mismo, por inflado o desinflado que fuera, no es quien eres. Sólo es un pensamiento. La verdad de quien eres no puede ser pensada, porque es la fuente de todo pensamiento. La verdad de quien eres no puede ser nombrada o definida.

Aunque palabras como alma, luz, Dios, verdad, yo, conciencia, inteligencia universal o divinidad son capaces de evocar la dicha de la verdad, son muy inadecuadas para describir la inmensidad de quien verdaderamente eres.

Comoquiera que te identifíquese a ti mismo: como hijo, como adolescente, como madre, padre, anciano, persona sana, persona enferma, persona sufriente o persona iluminada, siempre, detrás de todo eso, está la verdad de ti. No es algo ajeno a ti. Está tan cerca que no puedes creer que eso eres tú. Cargas con los condicionamientos de tus padres, de las culturas y religiones como si fueran tu realidad, en lugar de ver eso que siempre ha estado contigo…, más cerca que el latido del corazón, más cerca que cualquier pensamiento, más cerca que cualquier experiencia.

La verdad de tu ser permanece inmune a los conceptos sobre quién eres: ignorante o iluminado, alguien irrelevante o alguien muy valioso… la verdad de tu ser está libre de todo. Ya eres libre, y lo único que bloquear la conciencia de esa libertad es tu apego a algunos pensamientos respecto tu identidad. Esos pensamientos no te impiden ser quien verdaderamente eres.

Ya eres eso. El pensamiento te impide tomar conciencia de quién eres.

Te invito a sumergir tu atención en lo que siempre ha estado aquí, esperando abiertamente su propia autorrealización. ¿Quién eres realmente? ¿Eres alguna imagen que aparece en la mente? ¿Eres alguna sensación surgida en el cuerpo? ¿Eres alguna emoción que pasa por tu cuerpo y por tu mente? ¿Eres algo que alguien dijo que eras, o eres la rebelión contra algo que alguien dijo que eras? Éstos son algunos de los muchos cursos posibles de la identificación errónea. Todas estas identificaciones vienen y van, nacen y mueren. La verdad de quién eres no viene ni va. Está presente antes del nacimiento, a lo largo de la vida y después de la muerte.

Descubrir tu verdadera identidad no sólo es posible: es tu derecho de nacimiento. Los pensamientos de que este descubrimiento no es para ti: “ahora no es el momento”, “no te lo mereces”, “no estás preparado”, “ya sabes quién eres”… sólo son trucos mentales.

Es hora de investigar este pensamiento - yo y ver la validez que tiene. En este examen se produce una abertura donde la inteligencia consciente que eres puede finalmente reconocerse a sí misma.




Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet
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