sábado, 9 de junio de 2018

AGENDAS OCULTAS


Hay una diferencia entre el conocimiento y la consciencia, entre la información y la consciencia. Hace poco les dije que no se puede hacer el mal con consciencia. Pero se puede hacer el mal con conocimiento o con información, cuando se sabe que algo es malo. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Yo traduciría esto como: "Ellos no están conscientes de lo que hacen". Pablo dice que él es el mayor de los pecadores porque persiguió a la iglesia de Cristo. Pero agrega que lo hizo inconscientemente. O si ellos hubieran tenido consciencia de que estaban crucificando al Señor de la Gloria, no lo habrían hecho. O: "El día llegará en que os perseguirán y creerán que están sirviendo a Dios". No tienen consciencia. están atrapados en la información y el conocimiento. Tomás de Aquino lo dice con acierto: "Cada vez que alguien peca, peca bajo la apariencia del bien". Están encegueciéndose a sí mismos; están viendo algo como bueno aunque sepan que es malo; están racionalizando porque buscan algo con el pretexto del bien. 

Alguien me habló de dos situaciones en que para ella era difícil estar consciente. Trabajaba en una industria de servicios, en la cual había mucha gente, sonaban muchos teléfonos, y ella estaba sola y había distracciones que provenían de mucha gente tensa y airada. Para ella era muy difícil mantener la serenidad y la calma. La otra situación era cuando estaba conduciendo en medio del tránsito, con las bocinas y la gente que gritaba palabras soeces. Me preguntó si algún día se disiparían los nervios y ella podría permanecer en paz. 

¿Captaron cual era el apego? La paz. Estaba apegada a la paz y a la calma. Decía: "A menos que esté en paz, no seré feliz". ¿Se les ha ocurrido alguna vez que se puede ser feliz en medio de la tensión? Antes de despertar, yo me deprimía; después del despertar sigo deprimido. La relajación y la sensibilidad no se convierten en una meta. ¿Alguna vez ha oído hablar de las personas que se tensionan cuando tratan de relajarse? Si uno está tenso, sencillamente se observa la tensión. Uno nunca se comprenderá a sí mismo si trata de cambiarse. Cuanto más intente cambiarse, más difícil será. Hay que tomar consciencia. capte el sonido desapacible de ese teléfono; capte los nervios en tensión; capte la sensación del timón en el automóvil. En otras palabras, dese cuenta de la realidad, y deje que la tensión o la calma cuiden de sí mismas. En realidad, tendrá que dejar que ellas cuiden de sí mismas porque cuando usted estará demasiado ocupado poniéndose en contacto con la realidad. Paso a paso, deje que lo que ha de suceder suceda. El verdadero cambio se presentará cuando lo cause, no su ego, sino la realidad. La consciencia libera a la realidad para cambiarlo a usted. 

Con la consciencia usted cambia, pero tiene que experimentarlo. En este momento, justamente cuando ustedes están aceptando mi palabra. Tal vez, también ustedes tengan un plan para lograr ser conscientes. Su ego, de manera sutil, está empujándolos hacia la consciencia. ¡Cuidado! encontrarán resistencia, tendrán dificultades. Quienes ansían tener consciencia todo el tiempo, pueden sentir una ligera intranquilidad. Quieren estar despiertos, averiguar si están realmente despiertos o no. Eso es parte del ascetismo, no de la consciencia. Eso suena extraño en una cultura en la que nos han preparado para lograr metas, para llegar a alguna parte; pero, en realidad, no hay a dónde ir porque uno ya está ahí. Los Japoneses lo dicen muy bien: "El día que usted deje de viajar, habrá llegado". Su actitud debe ser: "Quiero ser consciente, quiero estar en contacto con o que es y dejar que lo que ha de suceder, suceda; si estoy despierto bien; y si estoy dormido, bien". En el momento en que lo convierta en una meta e intente obtenerlo, estará buscando la glorificación de su ego, la promoción de su ego. Usted quiere la sensación agradable de haberlo logrado. Cuando lo haya logrado, no lo sabrá. Su mano izquierda no sabrá lo que hace su mano derecha. "Señor, ¿cuándo lo hicimos? No teníamos consciencia". La caridad nunca es tan hermosa como cuando se ha perdido la consciencia de estar practicándola. "¿Así que le ayudé? Yo estaba divirtiéndome. Estaba danzando mi danza. Si le fui útil ¡qué maravilla! Lo felicito. No me debe nada". Cuando usted lo logre, cuando esté consciente, progresivamente dejarán de importarle los rótulos como "despierto" o "dormido". Una de mis dificultades en este punto es despertar su curiosidad sin despertar su avaricia espiritual. ¡Despertémonos!, va a ser maravilloso. Después de un tiempo, no importa; uno está consciente porque vive. La vida sin consciencia no vale la pena. Y usted dejará que el dolor cuide de sí mismo.


Extracto del libro:
Despierta (charlas sobre la espiritualidad)
Anthony de Mello
Fotografía tomada de internet

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