El eterno SENTIDO
es la simplicidad sin nombre.
Aunque es pequeño,
el mundo no osa avasallarlo.
Si príncipes y reyes supieran atenerse a él,
todo sería tan adaptable como un invitado.
Se unirían Cielo y Tierra
y dejarían caer un grato rocío.
El pueblo, sin que se le ordenase nada,
recobraría la armonía.
El afán de estructurar
Todo nombre desemboca en el Ser,
porque allí todo debe detenerse.
Sabiendo dónde parar,
ningún peligro se corre.
La relación entre SENTIDO y mundo es comparable
a los arroyos de la sierra,
que se derraman en las corrientes,
y a los ríos del valle,
que se arrojan al mar.
Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet
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