viernes, 14 de octubre de 2016

REALIZAR LA CONCIENCIA PURA


¿La presencia es lo mismo que el Ser? 

Eckhart Tolle responde:
Cuando usted se vuelve consciente del Ser, lo que ocurre realmente es que el Ser se vuelve consciente de sí mismo. Cuando el Ser se vuelve consciente de sí mismo, eso es presencia. Puesto que Ser, conciencia y vida son sinónimos, podríamos decir que presencia significa la conciencia dándose cuenta de sí misma o la vida alcanzando la auto-­conciencia. Pero no se quede aferrado a las palabras y no haga un esfuerzo para entender esto. No necesita entender nada antes de que pueda volverse presente. 

Entiendo lo que usted acaba de decir, pero parece implicar que el Ser, la última realidad trascendente, no está todavía completa, que está experimentando un proceso de desarrollo. ¿Necesita Dios tiempo para el crecimiento personal?

Eckhart Tolle responde:
Sí, pero sólo visto desde la perspectiva limitada del universo manifiesto. En la Biblia Dios declara: "Soy el Alfa y el Omega y soy el Viviente". En el reino atemporal en el que Dios mora, que es también su hogar, el principio y el fin, el Alfa y el Omega, son uno y la esencia de todo lo que siempre ha sido y siempre será, es eternamente presente en un estado no manifiesto de unidad y perfección, totalmente más allá de lo que la mente humana pueda nunca imaginar o comprender. En nuestro mundo de formas aparentemente separadas, sin embargo, la perfección atemporal es un concepto inconcebible. Aquí, incluso la conciencia, que es la luz que emana de la Fuente eterna, parece estar sujeta a un proceso de desarrollo, pero esto es debido a nuestra percepción limitada. No es así en términos absolutos. Sin embargo, permítame continuar hablando por un momento sobre la evolución de la conciencia en este mundo.

Todo lo que existe tiene Ser, tiene esencia divina, tiene algún grado de conciencia. Incluso una piedra tiene conciencia rudimentaria; de lo contrario, no sería y sus átomos y moléculas se dispersarían. Todo está vivo. El sol, la tierra, las plantas, los animales, los seres humanos, todos son expresiones de conciencia en diferentes grados, la conciencia que se manifiesta como forma. El mundo surge cuando la conciencia toma formas, formas de pensamiento y formas materiales. Observe los millones de formas de vida sólo en este planeta. En el mar, en la tierra, en el aire, y después cada forma de vida se replica millones de veces. ¿Con qué fin? ¿Alguien o algo está jugando un juego, un juego con la forma? Esto fue lo que los antiguos videntes de la India se preguntaron a sí mismos. Vieron el mundo como lila, una especie de juego divino que Dios está jugando. Las formas de vida individual obviamente no son muy importantes en este juego. En el mar, la mayoría de formas de vida no sobreviven más de unos minutos después de nacer. Incluso la forma humana vuelve al polvo bastante rápidamente y cuando se ha ido es como si nunca hubiera sido. ¿Es esto trágico o cruel? Sólo si usted crea una identidad separada para cada forma, si usted olvida que su conciencia es esencia divina expresándose a sí misma en la forma. Pero usted no sabe realmente eso hasta que realiza su propia esencia divina como pura conciencia. 

Si nace un pez en su acuario y usted lo llama John, escribe un certificado de nacimiento, le cuenta sobre su historia familiar y dos minutos más tarde se lo come otro pez, eso es trágico. Pero solamente es trágico porque usted proyectó un ser separado donde no lo había. Usted agarró una fracción de un proceso dinámico, una danza molecular y la convirtió en una entidad separada. 

La conciencia toma el disfraz de las formas hasta que estas alcanzan tal complejidad que se pierde completamente en ellas. En los seres humanos actuales, la conciencia está completamente identificada con su disfraz. Sólo se conoce a sí misma como forma y por lo tanto vive en el temor de la aniquilación de su forma física o psicológica. Esta es la mente egotista, y este es el punto en el que se establece una disfunción considerable. Ahora parece como si algo hubiera salido muy mal en algún punto a lo largo de la línea de la evolución. Pero incluso esto es parte de lila, el juego divino. Finalmente, la presión del sufrimiento creado por esta disfunción aparente fuerza a la conciencia a desidentificarse de la forma y la despierta de su sueño de forma: vuelve a recuperar auto­-conciencia, pero a un nivel mucho más profundo que cuando la perdió.

Este proceso lo explica Jesús en su parábola del hijo pródigo, que deja el hogar de su padre, dilapida su fortuna, se convierte en un mendigo, y después es forzado por su sufrimiento a volver a casa. Cuando lo hace su padre lo ama más que antes. El estado del hijo es el mismo que antes, sin embargo no es el mismo. Tiene añadida una dimensión de profundidad. La parábola describe un viaje desde la perfección inconsciente, a través de la imperfección y del "mal" aparentes, hacia la perfección consciente.

¿Puede ver ahora el significado más profundo y más amplio de volverse presente como el observador de su mente? Siempre que usted observa la mente, retira la conciencia de las formas mentales, entonces se convierte en lo que llamamos el observador o el testigo. En consecuencia, el observador -pura conciencia más allá de la forma- se vuelve más fuerte y las formaciones mentales se vuelven más débiles. Cuando hablamos de observar la mente estamos personalizando un evento que es de significación cósmica: a través de usted la conciencia está despertando de su sueño de identificación con la forma y retirándose de ella. Esto prefigura y al tiempo forma parte de un evento que está probablemente todavía en el futuro lejano, en lo que concierne al tiempo cronológico. El evento es llamado el fin del mundo.

Cuando la conciencia se libera de su identificación con las formas físicas y mentales, se vuelve lo que podemos llamar conciencia pura o iluminada, o presencia. Esto ha ocurrido ya en algunos individuos y parece destinado a ocurrir pronto en una escala mucho mayor, aunque no hay garantía absoluta de que ocurrirá. La mayoría de los seres humanos están todavía en las garras del modo egótico de conciencia: identificados con su mente y dominados por ella. Si no se liberan de su mente a tiempo, serán destruidos por ella. Experimentarán confusión, conflicto, violencia, enfermedad, desesperación y locura cada vez mayores. La mente egotista se ha vuelto como un barco que se hunde. Si usted no lo abandona se hundirá con él. La mente egotista colectiva es la entidad más peligrosamente demente y destructiva que jamás habitó este planeta. ¿Qué cree que pasará en este planeta si la conciencia humana no cambia?

Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet

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