jueves, 4 de julio de 2013

SE VA A DAR CUENTA DE LO QUE VALGO


Distorsión cognitiva: Minimizar los defectos de la pareja o la relación, impiden alcanzar la posición realista mencionada, y fortalece irracionalmente la conducta del apego.

DÉCIMO SEGUNDA EXCUSA. Se va a dar cuenta de lo que valgo”·

Es posible que en ciertos casos esta afirmación tenga asidero en la realidad, y algún día la persona que hoy nos rechaza caiga en cuenta, se arrepienta sinceramente y haga un reconocimiento público del viejo amor perdido. Pero el problema es de tiempo, es decir, ¿cuándo?

He conocido gente que se demora años en descubrir el afecto, pero ya es tarde (recordemos al mayordomo de Lo que queda del día, personificado en el cine por Anthony Hopkins). Más de un solterón o solterona, en el silencio de la más profunda orfandad afectiva, maldice el haberse jugado la vida a una sola carta, a un sueño interminable que se convirtió en plantón.

¿Cuánto hay que esperar? ¿Semanas, meses, años? ¿Se justifica la demora? ¿No es mejor oxigenar la vida con alguien que no necesite retiros espirituales y ausencias lejanas para reconocer que somos queribles? A pesar de que el sentido común sostiene que las cosas hay que perderlas para valorarlas, desde mi punto de vista y refiriéndome exclusivamente a una cuestión de respetabilidad personal, el solo hecho de que tengan que “perderme” para “valorarme” es ofensivo, además de fastidioso.

Si eres una de esas personas que están esperando la evaluación, a ver si pasaste el examen como pareja, recuerda que no eres un objeto de compra-venta. El evalúo afectivo siempre es insultante. Empero, si lo anterior no te ha convencido, quizá las estadísticas logren despabilarte: los que dudaron afectivamente una vez, vuelven a dudar. Puede haber más exámenes. Es mejor no vivir en ascuas. Si no te aman hoy, no te aman.

No resignarse a la pérdida (2):
Persistir tozudamente en recuperar
un amor perdido.

No darse por vencido y luchar hasta la muerte es muy recomendable en muchos aspectos de la vida, pero cuando se trata de amores difíciles o imposibles, el consejo hay que tomarlo con pinzas. En determinadas circunstancias, aprender a perder y retirarse oportunamente puede ser la mejor elección. Cuando la perseverancia se convierte en obstinación, la virtud cede paso a la inmadurez.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

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