Claudio Naranjo: Tenemos una educación perversa en sus efectos. Los niños van perdiendo originalidad, libertad, nos vamos encogiendo a medida que crecemos.
¿Cuál es el error?
Educar es acompañar en el proceso de descubrimiento y crecimiento; inyectarles cosas prefabricadas (prejuicios, dogmas, respuesta) sirve para tener profesionales, pero no buenos seres humanos. La educación sin su aspecto humano, como mero mecanismo de transmisión de información, deshumaniza, les roba la vida a los jóvenes.
Así llegamos a una sociedad que trabaja sólo por dinero y las mejores energías del mundo se pierden porque no existe el concepto de vocación; hay que ayudar a descubrir a cada niño qué tesoro trae al mundo.
No es tarea fácil.
Me parece discutible la jerarquización de las materias, ¿Por qué la ciencia es más importante que el arte? Más valdría que nos ocupásemos en seguir a cada niño para ayudarlo a hacer aquello para lo que nació; así se aprovecharían las energías de la naturaleza humana y tendríamos un mundo mejor.
Leído en blog: Plano Creativo
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