Si la vulnerabilidad crece junto con el poder, no hay miedo de que se abuse del poder.
La gente decide vivir al mínimo para que no haya riesgo. Cuando tienes poder, se corre todo el riesgo de que lo emplees. Cuando tienes un coche deportivo que alcanza los trescientos kilómetros por hora, existe el riesgo de que algún día decidas ir a esa velocidad. Todo aquello que es posible se convierte en un desafío. De modo que la gente vive de forma moderada, porque si supiera lo mucho que puede ascender en el poder, lo poderosa que podría ser, le sería difícil resistirlo. La tentación sería demasiado grande; querría recorrer todo el camino. Patanjali, el fundador del yoga, ha dedicado un capítulo entero al poder en sus Yoga Sutras, para ayudar a que cada buscador camine con sumo cuidado por esa zona, porque el gran poder estará disponible y habrá un gran peligro. Pero mi punto de vista es totalmente diferente. Si la vulnerabilidad crece junto con el poder, no hay temor; si el poder crece solo sin la vulnerabilidad, entonces hay miedo, algo puede ir mal. A eso le teme Patanjali, porque su metodología del yoga es tal que va contra la vulnerabilidad. Te da poder pero no vulnerabilidad. Te hace más y más fuerte, como el acero, pero no fuertes como una rosa.
Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 95
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