Una relación no es algo que pueda suceder de la nada.
Como mínimo, tenéis que ayudarla a suceder.
Siempre puedes proyectar la responsabilidad sobre otros... nadie se acerca a ti, o nadie merece que te moleste, o no sientes nada por nadie, entonces, ¿qué puedes hacer? Pero estas cosas se hallan profundamente relacionadas entre sí. Si te mueves, empezaras a sentir. Si sientes, te mueves más. Se ayudan entre sí, y por alguna parte hay que empezar. El mundo está lleno de personas tan hermosas que se encuentran disponibles. Todo el mundo busca amor, de modo que no veo que no pueda suceder. Simplemente, permanece disponible. Se un poco abierto, permanece disponible; de lo contrario, no sucederá.
Con la meditación va una profunda necesidad de amor. Ambas son como alas, y te es imposible volar solo con una. Si la meditación marcha bien, de pronto veras que el amor está ausente. Si el amor va muy bien, de pronto veras que se echa a faltar la meditación. Si nada va bien, entonces está bien. Uno se acostumbra a la tristeza personal, a la propia cerrazón. Pero cuando un ala ha empezado a moverse, la otra resulta necesaria.
Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 96
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