Reprimir cualquier cosa es un crimen: mutila el alma. Presta más atención al miedo que al amor, y eso es lo que es el pecado.
Prestar más atención del miedo es un pecado, prestar más atención del amor es una virtud. Y recuerda siempre prestar más atención del amor, porque es a través del amor como se alcanzan las cumbres más elevadas de la vida, hacia Dios. Por el miedo no se puede crecer. El miedo mutila, paraliza: Crea un infierno.
Todas las personas paralizadas -me refiero psicológica y espiritualmente paralizadas- viven la vida en el infierno. ¿Y cómo lo crean? El secreto radica en que viven en temor; solo hacen algo determinado cuando no hay, miedo, pero entonces no hay nada que merezca la pena hacerse. Todo lo valioso está rodeado de ciertos temores. Si te enamoras, hay miedo, porque podrás ser rechazado. El miedo dice: «No te enamores, entonces nadie te rechazará». Eso es verdad -si no te enamoras, nadie te rechazará jamás-, pero así llevaras una existencia sin amor, que es mucho peor que ser rechazado. Y si alguien te rechaza, alguna otra persona te aceptará. La gente que vive con miedo piensa más en no cometer errores. No comete ningún error, aunque tampoco hace nada más; su vida está en blanco. No contribuye en nada a la existencia. Viene, existe, o más bien vegeta, y luego muere.
OSHO
Día a Día
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