miércoles, 1 de agosto de 2012

COSAS ESENCIALES



Hay una antigua anécdota acerca de tres viajeros que llegaron a Roma. Fueron a ver al Papa, quien le preguntó al primero: «¿Cuánto tiempo te vas a quedar?». El hombre respondió tres meses. El Papa dijo: «Entonces podrás ver bastante de Roma». En contestación al tiempo que iba a quedarse el segundo viajero, repuso que solo podía permanecer seis semanas. El Papa comentó: «Entonces podrás ver más que el primero». El tercer viajero anunció que únicamente podría quedarse dos semanas en Roma, a lo que el Papa indicó: «Eres afortunado, porque serás capaz de ver todo». 

Quedaron desconcertados... porque no entendían el mecanismo de la mente. Piénsalo  si tuvieras una vida de mil años, te perderías mucho, porque no dejarías de postergar cosas. Pero como la vida es corta, uno no puede permitirse el lujo de posponer. Sin embargo, la gente lo hace... y a su propio riesgo.

Imagínate que alguien te dijera que solo te queda un día de vida. ¿Qué harías? ¿ Seguirías pensando en cosas innecesarias? No, lo olvidarías todo. Amarías, rezarías y meditarías, porque únicamente te quedan veinticuatro horas. No postergarías las cosas verdaderas, las cosas esenciales.

OSHO
Día a Día (día 23)

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